Capítulo 3

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—Yul, no tienes porqué avergonzarte —dijo Lena mientras pasaba sus manos por encima de la mesa y tomaba las de la morena—, cuando llegue tu momento con una chica, verás que será especial y habrá valido la pena tanta espera.

—Gracias Lena, eso es lo que quisiera porque a las mujeres les gusta jugar tanto como a los hombres hoy en día. Y en ese aspecto soy más reservada, ¿y tú has estado con muchas?

—Realmente si, pero actualmente creo que hay cosas mucho mejores —dijo mientras veía sus manos y las de Yul entrelazadas.

Al darse cuenta de esto, la ojiazul se sintió intimidada y soltó a la pelirroja.
Yulia sabía que ahora Lena iría de frente con ella.

¡Por Dios, a quien no le gustaba estar con alguien casi virgen! Cosa difícil en estos tiempos modernos. Pero quería enamorarla, no ser simplemente una más en su cama, así que a pesar de que ella misma quería quitarle la ropa a aquella mujer pecosa y saber lo que era estar con alguien a quien realmente amas, debía aguantarse las ganas y actuar de otra forma. Pensaba que era mejor estar segura.

—Bueno Lena, la he pasado muy bien, pero tengo que irme, debo levantarme temprano mañana y prefiero no desvelarme.

—Está bien, vamos te llevo a tu casa.

—No es necesario, tomaré un taxi y listo.

—Nada de eso, no dejaré que te vayas en taxi, vamos.

Y así, luego de pagar salieron del café. En el auto las dos iban muy calladas, solo se escuchaba la voz de Yulia para indicarle a Lena el camino.

Al llegar al edificio de la ojiazul, esta se despidió y bajó del auto. Un minuto después lo hacía Lena, corriendo.

—¡Yul espera!

—¿Sucede algo?

—No, nada... Bueno sí, es que yo quería saber si tal vez, si no tienes problema, no te molesta y si tú quieres... Bueno, ¿si quisieras salir conmigo? —Dijo luego de casi desmayarse.

—Salir, ¿salir como tienes tiempo que no sales con alguien?

—Bueno... Sí.

—¿Solo, tú y yo?

—Sí...

—¿En una cita? —¡Como me encanta hacerla sufrir!, pensó.

—Eh, sí, así es.

—Claro Lena, por qué no. Llámame y nos ponemos de acuerdo.

—Ok, genial, yo te llamo entonces... Adiós.

Lena salió corriendo hacía su auto. Se sentía feliz y nerviosa, jamás había estado así. Se dirigió rápidamente a casa de Kat, porque sabía que lo mejor era que hablara con su mejor amiga.

—Lena, ¿qué haces aquí a éstas horas? ¿Sucedió algo? —Le preguntó Katya, mientras la dejaba entrar al departamento.

—Si sucedió, Kat... Pasó algo que nunca pensé que me sucedería.

—Lena, no estás bien conmigo... Tengo semanas sin saber de ti y al menos que sea algo terminal habla rápido, porque quiero irme a dormir otra vez —dijo mientras se sentaba en un sillón.

—No es algo terminal, pero casi...

Katya la miró expectante.

—Estoy enamorada, Kat... Me enamoré de Yulia Volkova.

En ese instante Kat sintió como una oleada de emociones invadía su cuerpo y no pudo evitar soltar una sonora carcajada que sorprendió a la pelirroja.

Reina de hielo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora