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"Descubrimiento"

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Narradora Pov

Su cabeza... otra vez era un rompecabezas; su mente no dejaba de recordarle aquella sensación que le causó miedo. Demasiado miedo. El corazón de la guardiana había dejado de latir. Lo que significaba que estaba muerta; ella había visto a su persona favorita sin vida. Sus ojos se cristalizaron y su cabeza se agachó.

Akko quería ayudar, pero otra vez... no había podido hacer nada. En unos pocos minutos cerraría el negocio y se iría a su hogar llegando antes de la cena; como siempre hacía. Sin embargo, no tenía ganas de comer, y no había comido nada durante ese día.

El trabajo la mantenía ocupada, pero no lo suficiente para olvidarse de lo ocurrido. «¿Ella estará bien?», se preguntó con la mirada decaída. No había podido ir a verla debido a que tenía otras responsabilidades que cumplir, y evitar ser regañada por su señor padre.

Otra vez sus dedos cosquillearon. Éstos se habían situado en el brazo de la guardiana para voltearla y observar su rostro sereno. Ella parecía humana, pero Akko sabía que no lo era. Ningún humano podía moverse con gran rapidez; ningún humano lograría leer un libro de trecientas páginas en menos de dos minutos; ningún humano era capaz de hacer... magia.

«La magia...», recordó. Le parecía sorprendente, pero a veces le daba un poco de miedo. Akko suspiró y agarró el palo de la escoba con fuerza. No pudo ver a su madre en ese día y no sabía cuándo lo haría. Era posible que Diana la llevara a aquel sitio donde se llevaría a cabo el hechizo una vez que regresara, sin embargo, su padre la necesitaba y algunas personas del pueblo también.

Ella debía estar en dos mundos distintos a la vez. Tal vez no ayudaba mucho a la guardiana y aún no había encontrado la respuesta del por qué la dejó ingresar al bosque, pero, al menos, intentaba hacerlo y compartía tiempo a su lado.

Nuevamente suspiró con profundidad, para después volver a realizar lo que había dejado a medias. Era necesario dejar todo ordenado y limpio para el día siguiente. Y no podía excusarse en abandonar todo de esa forma sólo porque se sentía fatal. «¿Así se habrá sentido mi padre?». Hizo una ligera mueca de inseguridad. «No lo creo...»

Ver a la persona que amaba y apreciaba con todo el corazón sin vida, era una sensación que no le gustaría ver o experimentar otra vez. «Ella está muriendo», se dijo apretando otra vez con fuerza el palo de la escoba. «Estaba muerta y revivió como si nada, para luego decirme que me fuera», recordó con molestia.

Al terminar cerró el negocio y se apresuró para llegar a su hogar. En el camino se topó con algunas personas que la saludaron amigablemente, y también observó a algunos caballeros haciendo guardia. Su ceño se frunció ligeramente cuando uno de ellos le guiñó el ojo derecho.

Continuó con tranquilidad sujetando la correa de su maleta. Sus pensamientos se habían dispersado un poco, pero sabía que no demorarían mucho en regresar. Ella necesitaba del cuaderno que siempre escondía debajo de su cama; requería escribir todo lo que había vivido con la guardiana últimamente para tener un poco de paz mental.

«Diana...» Akko recordaba como la había mirado. La castaña le dedicó una de esas típicas expresiones de dulzura con leve rubor en sus mejillas y, nuevamente, la guardiana, no había hecho más que asentir con la cabeza. ¿Acaso sus intentos de coqueteo estaban fallando? Era posible.

Akko sonrió y negó con la cabeza al recordar las acciones que había cometido para llamar su atención. «Debo intentar con algo nuevo», se dijo. «Tal vez... haciendo...» Sus pensamientos fueron interrumpidos por unos murmureos cerca de su ubicación. Ella levantó la cabeza y volteó a ver a dónde provenía el sonido.

Bosque Mágico (Diakko♥)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora