¿Que pasaría si tienes la vida resuelta y encuentras el amor en una mente perturbada?
Historia de amor entre María Fernández Acuña y Esteban San Román ❤️
Dime amor, amor, amor Estoy aqui ¿no ves? Si no vuelves no habrá vida No sé lo que haré
Si tú no vuelves No habrá esperanza ni habrá nada Caminaré sin tí Con mi tristeza bebiendo lluvia Que era tan serena Cuando me querías Habia un perfume fresco que yo respiraba Era tan bonita, era así de grande No tenía fin...
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Esteban la beso con ahínco. Introdujo su lengua en la boca femenina y su cuerpo comenzó a reaccionar. María se dejó llevar, y más allá de su estado sintio que algo la unía a ese hombre. A aquel que la protegía, con el que no sentía miedo...como si una fuerza la atraía, confiando en todo lo que hacía. Siguió besándole el cuello mientras la morena cerraba los ojos, cuando fue en ese preciso momento que ella sintió su perfume...
[...] Tomó un chal que había sobre la cama y antes de salir observo un perfume, el perfume de Esteban. Se sentó, lo abrió y sintió su fragancia. Así se quedó durante unos momentos. Si, amaba a ese hombre...sonrio y con esa expresión en el rostro lo dejo nuevamente en la mesita dónde estaba...
Sus sentidos lo reconocieron y comenzó a respirar agitada cuando Esteban nublado por la excitación bajó una copa de su brasier y fundió su boca en el pecho al tiempo que sintio rozar a través del boxer su carne palpitante contra la pierna desnuda de Maria
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Cuando ella se removió bajo suyo, él se detuvo.
La miró mientras abría sus ojos.
E: No, perdóname, que...que estoy haciendo...
Se separó inmediatamente dejándola con la respiración entrecortada...y él en peores condiciones...
E: María, no... no quise hacer esto...
Se disculpaba ante la mirada de aquella más confundida aún. Se levantó y fue directamente al baño a lavarse la cara con agua fría. Mientras lo hacía se dio cuenta que dormir con ella sin tener intimidad sería más difícil de lo que pensó. Pero debía ser fuerte; se miro en el espejo y regreso a la cama. A esas alturas María se había puesto de lado cuando sintió sus fuertes brazos masculinos rodearla.
Esteban cerró sus ojos maldiciendo lo que casi estaba a punto de hacer. No se hubiese perdonado si llevaba la situación más allá. Maria se quedó despierta un momento para luego girar y quedar frente a el. Se acercó aún más buscando su cuello y sentir así nuevamente esa fragancia que la hacía sentir diferente. Así se quedó dormida sin imaginar que nuevamente le estaba poniendo la situación más difícil a su esposo.
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A primera hora de la mañana Tránsito golpeó la puerta de ambas habitaciones pues en la de su patrón nadie respondía.
