♪14♪

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—¿Me vas a dejar hacerlo?—Preguntó Julian con una sonrisa, mirando fijo a Pedro.

—No sé...—Suspiró y apartó la vista.

—Dale, tuviste un mal día, yo creo que lo necesitás—Dijo Alves, poniéndole las manos en la cintura y acercándose para besarle el cuello.

—Eh... Bueno, bueno, pero vamos a otro lado—Le pidió Aznar—Aiko está acá—Señaló a la gata gris que estaba hecha un ovillo encima de un mueble.

—¿Aiko se llama? Yo la habría puesto "perejila"—Rió Julian.

—Sí pero me la diste a mí. Ahora es mía—Replicó el más alto en un tono divertido—Yo elijo el nombre.

Después de eso, Pedro le dio lugar a Julian para entrar. Sentía que era una especie de venganza, porque si decía que ya no estaba dolido, estaba mintiendo. Estaba que reventaba, y no sabía cómo salir de esa ola de negatividad que lo estaba aplastando. Unirse a Julian era tan solo una forma desesperada de querer huir de lo que le pasaba.

En otro lugar, en la puerta del departamento de Charly, mientras amanecía, Moro y Fito tenían una seria conversación acerca de lo sucedido en la noche.

—Mirá, no quiero ponerte ninguna carga ni nada—Dijo Oscar, como pidiendo disculpas—Pero me gustaría que no dejes mucho solo a Charly. David y yo nos vamos a encargar de lo de Pedro y Julian.

—Charly no es ninguna carga para mí, quedate tranquilo—Contestó Fito—Y con lo de Pedro, me parece bien... Parece que no me puede ni ver, ja, ja.—Miró el suelo.

—Ah, disculpalo, anda raro él también—Aunque no sabía muy bien a qué se refería Fito, Moro prefirió no meterse mucho en ese terreno.

—Sí... Bueno. Otra vez, gracias por quedarte con Charly hasta que yo llegara.

—No hay problema, cuidate—Moro le dio un abrazo de despedida y se fue.

♪ ♪ ♪


Existieron dos formas de despertar tarde ese día. Puede ser como Pedro, que se encontraba en su cálida habitación, Julian lo abrazaba por detrás, y en la almohada estaba Aiko. Por un rato, Aznar se olvidó de sus problemas, podía quedarse en esa acogedora escena por siglos y no sería un problema. Alves le dio los buenos días y unos cuantos besos, mientras el ronroneo del gato era su música de fondo.

—¿Cómo dormiste, Pedrin?—Preguntó Julian con aparente alegría de tenerlo junto a él.

—Bien... Es la primera vez en mucho tiempo—Confesó Aznar—Gracias por venir, lo necesitaba...

—Yo te necesitaba a vos, querido—Compartieron un beso más—Ahora que por fin te hice mío, soy el hombre más feliz del mundo...

—Creo que... Estoy empezando a amarte ¿Qué me hiciste?—El más alto sonrió, por un segundo, sintió que lo que decía era real. ¿Estaba soñando? Porque de pronto se sentía demasiado bien, o tal vez solo se distrajo.

Y después, había mañanas como las de Charly, que también se negaba a levantarse, pero por diferentes motivos. Fito fue a sentarse al lado suyo.

—¿Te vas a levantar o no?—Charly pareció ignorarlo—Dale, ¿Ni siquiera tenés hambre? ¿Algo? Tampoco podés vivir tantos días a alcohol y droga.

—¿Me estás desafiando?—García lo miró de reojo—Mirá que me lo voy a tomar en serio.

—Charly, por favor—Le suplicó Páez—No te podés quedar así. Hacé lo que te pido o...V-vas a ver las consecuencias.

—¿Qué? ¿Cuáles son las consecuencias?

—Eh, e-este...

—Che—Le llamó la atención—¿Vos decís que si le doy a Julian lo que quiere, va a dejar a Pedro en paz?

—No sé, no quiero averiguarlo. Pero Moro me dijo que él y David lo van a cuidar por vos—Le contestó Fito—Solamente te quiero preguntar algo... ¿Qué quisiste decir con eso?

—Eso, ¿Qué otra cosa puede significar? Que cuiden a Pedro cuando yo no esté.—Carlos no obtuvo ninguna respuesta, solo se miraron—Ah, vos pensaste que... No, quiero hacer mi vida, nada más. No seas boludo, ya estás grande.

—¿A esto le llamas hacer tu vida?—Fito se levantó, lo miró indignado—¡¡Carlos!! ¡Vivís drogándote, no tomás tus medicaciones! ¡No comés! ¡¿Cuándo fue la última vez que tomaste agua?! ¡¿Si quiera te bañás alguna vez?! ¡Dejá de decir gansadas!

—Quiero que te vayas.

—¡Ah, mirá que lindo!—Fito cruzó los brazos—¿Así solucionas todo? Con razón te va como te va...

—Andate. Si vas a estar retándome como si fuera tu hijo, te vas a la mierda—Charly se enderezó desafiante.

—No.

—¿Estás sordo? ¡Andate, carajo! ¡Dejame solo!

—No. Hace unos días lloriqueabas diciendo que no querías quedarte solo.  Entonces, yo no te voy a dejar solo.

—No te entiendo.

—Yo tampoco te entiendo.—Páez respiró profundo y después, con más calma le dijo:—Pero...Te quiero entender, yo sé qué es difícil todo lo que te pasa...

—Andá.

Esa tarde, Moro llamó a David para reunirse y hablar sobre "Algo muy importante que tiene que ver con Pedro", e insistió en que Luis se enterara después.

—Y me dijo que supuestamente —Moro remarcó el "supuestamente"—Julian lo quiere matar a él y a Pedro y a no sé quiénes más.

—Y vos le crees—David arqueó una ceja—Boludo, sos boludo eh. Si Pedro y Julian andan re felices juntos de acá para allá. Pasa nada más que Charly está celoso.

—No, pará—Oscar continuó—Y me pidió si... Vos y yo podíamos cuidar a Pedro por él.

—¿No será una forma de tener controlado al otro pobre?—Pensó Lebón.

—Lo dudo—Dijo el de rulos— Te pido que hables de esto con Luis, ¿Sí?

—Uy... Bueno—El guitarrista asintió—Sí, está bien. Pero si esto llega a ser mentira, te juro que la patada en el orto que le voy a dar a ese tipo es soberana. Y otra cosa, yo lo voy a hacer porque quiero mucho a Pedro, nada más.

♪tango, uno de verdad♪ (Serú Girán)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora