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Desde donde estaban, se escuchaba que David y Moro habían llegado juntos, iban tranquilos, hablando de que el precio de la carne había subido otra vez o no equis cosa, pero no le importaba a Pedro, que cansado y con el cuerpo mojado de sudor se recostaba en el colchón. Apoyó la cara sobre las sábanas frías y cerró los ojos, se permitió relajarse por un rato. Charly no le decía nada, solamente lo miraba. Ese cuerpo y esa piel hermosa, suave, que le encantaba. Y Aznar tenía un rostro angelical, pestañas largas, unos labios rosados y perfectos. Era una pena que las mejillas del bajista estuvieran adornadas con lágrimas tan seguido. Ahora, García se moría de ganas de preguntarle qué significaba lo que acababan de hacer... ¿Todo iba a seguir igual? ¿O solo había sido un impulso? ¿Seguiría Pedro con la misma intención de dejar su relación totalmente?

—Pedro...—Lo llamó en voz baja, aunque él no le contestó, enseguida supo que se había quedado dormido ¿Cuánto tiempo había pasado?

Charly suspiró y estiró la mano para acariciarle la cabeza con cuidado, su intención no era despertarlo. Después, se terminó de vestir y se dispuso a salir de la habitación. Caminó sigilosamente hacia la puerta y la abrió.

Se encontró con David.

—¿Vos qué hacías ahí?—Inquirió David con un poco de susto encima.

—Nada que te importe, forro—Charly pasó de él, dándole un golpecito con el hombro—Y más te vale que no molestes a Pedro, está durmiendo.

—¿Le hiciste algo?—Lebón lo siguió y lo agarró del brazo para que no se fuera—No me mientas, me voy a dar cuenta.

—¿Qué no le hice?—Carlos volteó y lo miró con una expresión malévola—No sabés cómo gritaba mi nombre.

—Uh...—David se sintió desconcertado. Soltó a su compañero y con mala cara le dijo:—Mirá, rajá de mi vista, que me das asco.

—Ajá, sí, dale—El de bigote bicolor se retiró de la escena.

David miró cómo se iba y trató de procesar la situación. Pedro tenía miedo de volver a ver a Charly y estuvieron llevándose mal durante toda la grabación de Serú 92, parecía que Aznar no aguantaba más. Y resulta que los dejaban un rato solos y ya se habían encamado. Lebón cambió su estado de ánimo a uno de leve fastidio. Tanto que había tratado de ayudar a Pedro, descuidándose un poco a sí mismo, para que luego el bajista cambiara de opinión. Para que diera la vuelta como un panqueque. Sin embargo, David no quería ser como esos malos amigos que quieren que el otro se sienta culpable. Solamente planeaba pedirle explicaciones. Después, que Pedro hiciera lo que quisiese.

El ruso entró a la habitación y se acercó a Pedro, que todavía dormía. Se sentó en el colchón y le dio unas palmaditas en el hombro.

—Pedro, hey. Arriba, nene.

—¿Ehh...?—Pedro se enderezó casi de inmediato, soltando palabras poco entendibles en el proceso...Y también dejando un manchón de saliva en la almohada.

—...Hola—Lo saludó David con seriedad, mientras le hacía una seña para que se secara la mitad de la cara—Parece que Charly te dejó exhausto.

—¿Qué?—Aznar sentía que se le saltaba el corazón y el calor le empezó a subir—David—Rió lleno de nervios—¿Qué decís?—Entonces miró para abajo y de inmediato se tapó con las sábanas. Volvió la vista hacia el guitarrista, más apenado que nunca.

—Escuchame, yo sé muy bien que no soy quién para decirte qué hacer—Empezó—Pero, ¿No te parece que estás haciendo cualquiera? Hace unos días decías que no querías ver a Carlitos.

—David... Perdón...

—No quiero que me pidas perdón—Aclaró Lebón—Quiero que me digas qué pensás hacer.

—Bueno...—Suspiró—Me parece que alejarme tanto de Charly no es la solución.

—¿Entonces?—David ya sabía que dirección estaba tomando.

—Creo que quiero ayudarlo... O por lo menos tratar de llevarme bien con él.

—Bueno, en ese caso, ya no importa—El castaño se levantó de la cama y antes de irse, y recordando cómo Luis le sugirió manejar la situación con Aznar, agregó:—Sos mi amigo, te quiero y siempre voy a estar disponible para lo que quieras, pero si se trata de Charly, no cuentes conmigo.—Después, desapareció de la vista de Pedro. Fue en busca del objeto del problema. Ahora sí, a la mierda con lo pacifista—¡Carlos! ¡Vení, no te voy a hacer nada!

Lo encontró afuera, fumando. Él se volvió y lo enfrentó.

—¿Qué te pasa?

—¡A vos te voy a hacer mierda!—Lo amenazó David, acercando bien la cara al más alto.—¡Sos un sorete manipulador hijo de puta!

—Ah, ¿Sí? ¿Que soy un manipulador?—Charly se encorvó un poco para estar a la altura—¿Por qué no cerrás el orto un rato y dejás de hablar de lo que no sabés y no te incumbe?

—¡No! ¿Sabés? Porque sí me incumbe—Replicó David, ya no le quedaba ni una pizca de paciencia—¡Después yo soy el que tiene que consolar a Pedro cuando vos te mandás alguna cagada! Para vos eso es muy normal ¿No?

—¡Pedro me dijo que todavía me quiere!—Gritó Charly con la voz ronca—¿Qué vas a hacer? Preguntale y vas a ver que es verdad.

—¡Mirá, gil, callate que te dejo irreconocible!—David alzó el puño y tomó distancia.

—Ah ¿Te ponés agresivo vos?—Charly lo miró desafiante.

—Sí ¿Sabés que sí?—Y con el puño cerrado lo hizo voltear al costado.

—La re concha de tu hermana...—David había hecho que Charly casi perdiera el equilibrio. Le iba a devolver el golpe pero Moro llegó con ellos para evitar que su discusión pasara a mayores.

—¡Hey, hey! Muchachos ¿Qué pasó?

—Nada, dejá—David se fue con la cabeza gacha y los puños apretados.

—Debe estar en sus días—Charly le quiso poner humor al asunto. Aunque Moro pensó por dentro: «No le sale...»

—Charly—Moro insistió—¿Me querés decir por qué salgo y lo veo al ruso dándote flor de piña? Alguna macana te habrás mandado para que se ponga así.

—Pasa que no puede tolerar que Pedro me ame tanto—Sonrió apenas.

—Hm...Te ruego que no te pongas muy boludón, yo sé cómo está todo con lo de Pedro.

♪tango, uno de verdad♪ (Serú Girán)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora