♪17♪

302 20 17
                                    

Ya era de noche, la gente del público gritaba como loca y llamaban con desesperación a Serú Girán. Los cuatro músicos subieron al escenario, aparentando que todo estaba bien y comenzaron el espectáculo al estar en sus lugares.
Desde un costado del escenario, Luis y Julian se habían quedado viendo. Spinetta de a ratos miraba a Alves, vigilando que no hiciera nada raro, y el novio de Pedro era bien conciente de esto, por lo que no hizo mucho, hasta que, mientras sonaba la última canción, perdió la paciencia, ahora le daban ganas de hacer alguna maldad.

—Eu, flaquito—Le llamó la atención y con una sonrisa que llevaba intenciones nefastas con esta—Perdón por pegarte hace un rato, pasa que vos lo provocaste.

—No sé que es lo qué querés lograr con todo esto—Contestó Luis, viéndolo de reojo y con el entrecejo fruncido—¿Siquiera tiene un propósito?

—Ay, qué malo que sos—Dijo Julián, en un tono burlón, fingiendo miedo—Algo, supongo que el propósito es desquitarme, contra Charly y compañía. Es más, en realidad, el veneno era para él, pero no se dio la oportunidad.—Confesó.

—¿Cómo podés tener el valor de decir cosas así? Como si fuera normal...—Spinetta hizo un esfuerzo por entenderlo—¿A caso no tenés otro camino el cuál seguir?

—Obvio, siempre hay otro camino—Dijo Julian—Pero este es el más divertido... Gracias por permitir que sea posible.

—No, nada de eso, yo no te estoy permitiendo que sea posible—Murmuró Luis—Yo no voy a dejar que lastimes a nadie.

—Ah ¿Sí?—Julian arqueó una ceja—Pero eso pone en peligro a David ¿Vos querés eso? Lo mínimo que puedo hacer es dejar que elijas la forma en la que tu amado va a morir ¿Te gusta? Hay unos métodos que me encantan, hasta te puedo contar cómo son con lujo de detalle—Luis no le contestó. Julián le puso la mano en la cara y le dijo:—¿Todo bien? Te veo pálido.— Luis le agarró la mano a Julián con fuerza y la apartó lentamente. Alves, tironeó pero no pudo zafarse—Soltá. ¿O sos medio loquito?

—¿Cuáles son tus "métodos"?—Hizo una pausa—¡Lo que sea que le vayas a hacer a David, te lo voy a devolver mil veces peor! ¡¿Entendés?! ¡Si me buscás me vas a encontrar!

—¡Sí, sí!—Julián sonrió ampliamente —¡No te imaginás todo lo que le voy a hacer!

Este dijo varias cosas, que a Luis le parecieron totalmente macabras y siniestras, y no se resistió, le quería dar su merecido, era claro, que ese tipo no entendía con palabras. Julián se dejó golpear, porque sabía que los integrantes de Serú Girán estaban volviendo del escenario. Todo le estaba saliendo bien.

—¡Luis!—Se escuchó la voz de Lebón. Inmediatamente el mencionado se separó de Alves. Los inundó el silencio.

...¿Ahora qué?

—¡¿Qué te pasa loco?!—Exclamó Julián—¡No podés ir así a las piñas por la vida! ¡Casi me matás!

—Luis, ¿Por qué hiciste eso?—Lo interrogó Pedro, que estaba más asustado que otra cosa.

A Moro no se le ocurría cómo calmar la situación.

Charly aprovechó la distracción para irse de la escena.

—Este... No es lo que parece...—Desgraciadamente, Luis estaba muy corto de palabras.

—¿Entonces? Yo no te veía así...—Se lamentó David, estaba ¿Decepcionado? También confundido—Perdoná, Julián.

—No importa, yo me voy a la mierda antes de que este boludo me vuelva a hacer algo—Julián salió con la intención de buscar a Charly, sin embargo al salir a la calle, García ya no estaba, y además Pedro llegó con él en segundos.

—¿Estás bien?—Le preguntó Aznar, abrazándolo.

—Sí, Pedrito, no te preocupes—Contestó con falsa calidez, en realidad, le fastidió no encontrar a Charly.

A la madrugada, García llegó a casa. Entró silenciosamente por la puerta, llegando directamente a la sala que ya nadie se iba a tomar el tiempo de ordenar. Toda la casa estaba alumbrada y pintada de un tono azulado, que venía de la luna en el cielo nocturno. Sacó un cigarrillo, lo encendió y mientras fumaba, abrió las ventanas de par en par, después salió al balcón. Se apoyó en la baranda, mirando hacia la ciudad. Muy despierto como para dormir pero muy cansado como para hacer algo, terminó el cigarrillo y tiró lo que quedaba desde dónde estaba. El objeto desapareció de su vista antes de tocar el suelo por la distancia a la que este estaba.

A sus espaldas, el teléfono sonaba, pero Charly no pensaba atender a nadie.

Sonó varias veces.

Después de unos minutos, Charly escuchó un mensaje un voz, se trataba de Moro.

—Eh, Charly, perdoná la hora—Decía Oscar—Hace un montón que no me dirigís la palabra, y me quedé un poco preocupado, sobre todo por como te fuiste hoy...—Hubo un pequeño silencio, como si Oscar estuviera pensando qué decir—Bueno, eso, cuando puedas llamame. Un abrazo—Se despidió.

Después de escuchar eso, Charly fumó otro cigarrillo, que también terminó tirando por el balcón. Después se sentó en un rincón de este y levantó la vista hacia las estrellas, que estaban preciosas. Pasó el resto de la noche ahí.

En ese mismo momento, David y Luis también llegaban a destino, a esa casa que compartían. Usualmente en esta había siempre un aura de dulzura y romance, pero ahora no era el caso. Apenas entraron, David se fue a la habitación sin decir nada, por lo que Luis lo siguió para hablarle.

—¿Estás enojado?—Murmuró Spinetta.

—¡Estoy decepcionado!—Exclamó David, volteando a verlo—Ese no es el flaco que yo amo, vos nunca fuiste así, ¿Qué mierda te pasa? ¿Por qué tenías que hacer eso?

—Yo n-no te puedo decir...—Recordó todo lo que Julian le había dicho que haría con David si se le escapaba una sola palabra acerca de lo que vio.

—¿Eh?—Lebón lo miró fijo—¿Por qué?

—Porque no...Bueno...Voy a dormir en el sillón hoy, buenas noches—Luis le dio la espalda para irse a otro lado, pero el otro guitarrista lo detuvo.

—Amor... ¿Qué pasó?

♪tango, uno de verdad♪ (Serú Girán)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora