♪16♪

307 18 37
                                    

Pedro estaba ahora en la sala de su casa, con Aiko ronroneando en su regazo y mirando a Julian, que estaba frente a él. Ya había pasado un recital, dos recitales, pasaron como nada, y Aznar no lo podía creer, ya solo quedaba un espectáculo por dar, y una extraña petición por parte de Lebón lo había dejado confundido. "La próxima, ¿Por qué no viene Julian?" Pedro se había negado, pero sus amigos nunca dejaban de sorprenderlo con la insistencia que tenían en ocasiones.

—¿Qué era lo que me querías decir, amorcito?—Dijo Julian, que a pesar de ese apodo cariñoso que había usado, lo miraba de una forma que lo hacía sentir presionado, advirtiéndole disimuladamente que tuviera cuidado con las palabras que iban a salir de su boca.

—Eh, ¿No querés venir la próxima que vaya a dar un show con Serú?—Propuso Pedro—Me vas a ver en el escenario de muy cerca...

—Ah, si era eso, ni hace falta que me lo preguntes—Ahí, el cerebro de Alves hizo toda una movida para que se le ocurriera un plan, ¿Sería que iba a aprovechar esa oportunidad para provocar un desafortunado accidente? Nada en contra de Pedro, por supuesto, amaba tener control sobre este.

—Gracias, es el último—Habló—, significa mucho que estés ahí.—Sí, todo había sido petición de alguien más, pero Pedro no mintió al decir eso.

Mientras, en lo de Charly, este se encontraba en una situación rara, que al creer que tenía todo bajo control, no imaginó que sucedería, pero ahí estaba.
Desorientado y con un dolor de cabeza horrible, miró a Fito desde dónde estaba (En la alfombra) y dijo:

—¿Qué?

—Charly... Por dios, ¿Sabés que me asustaste?—Se quejó Paez, que estaba agachado para ver al otro a la cara.—¿Vos pensás antes de actuar alguna vez?

—Se me pasó un poco la mano con la falopa nomás—Contestó Carlos, encogiéndose de hombros—, no es la primera vez ni va a ser la última. No te preocupes.

—¡Boludo!—Fito lo abofeteó apenas terminó de hablar—Andá a saber cuánto tiempo estuviste tirado ahí, llego yo y casi me da un infarto.

—No es para tanto, ey—García hizo una pausa para analizar con detenimiento a su novio—No me digas que vos también lloriqueas por nada.

—Yo no te lo puedo creer—Fito se paró y sin mirar a Charly, cambió de rumbo la conversación—Che, e-este lugar es un desastre—Después se puso a ordenar la sala—Vos ayudame.

No volvieron a intercambiar ninguna clase de palabras en mucho rato, pero ambos estaban tensos luego de eso que ninguno podía fingir que no había pasado. Bueno, Fito trataba de olvidarlo, porque ya no quería discutir, sin embargo, luego de pensarlo, Charly tomó una decisión.

—Quiero que te vayas de mi vida, es lo mejor—Le pidió.

—¿Eh?—Páez giró en redondo y se quedó con los ojos fijos en la nada—No entiendo.

—Es que, no sé como no te das cuenta—El tecladista suspiró—Yo no te puedo querer a vos, estás dando mucho más de lo que estás recibiendo.—¿Se iba a arrepentir? No sabía, pero quería aprovechar esos repentinos arranques de sensatez que le surgían.

—¿Q-qué?—Murmuró el más joven.

—Fito. Yo no te quiero, estás perdiendo tu tiempo—Charly repitió lo mismo pero más claramente—Andate.

—No, no—Fito retrocedió hasta pegarse a la pared—¿Es un acto de amor para salvarme? Porque no es necesario, me estoy esforzando mucho para poder avanzar juntos, ¿Sabías?

—Rodolfo, no hay tal acto de amor. Te estoy diciendo que no te amo, no te quiero—García apartó la vista, no se animaba a mirarlo a la cara.

—¿Q-qué hice mal...? ¿Q-qué puedo hacer para remediarlo?

—No hiciste nada mal, yo hice todo mal—Admitió García—Andate.

—B-bueno, bueno...—Cabizbajo, Fito se dirigió a la puerta, y antes de irse, le dijo:—Perdón si te estorbé, espero que te vaya mejor.

Charly vio a Fito desaparecer y después se quedó dónde estaba por varias, normalmente se drogaría todavía más pero sabía que así como estaba no iba a aguantar.

Ahora, también había decidido dejar de hablarle a Moro, pero a este no le iba a decir nada, supuso que alejarse gradualmente iba a ser suficiente. Tal vez Fito tenía razón, tal vez sí era un acto sacrificado por amor, pero no de esa forma poética que todos piensan, es porque esa gente era todo lo que él tenía, pero no era justo si al final del día esas personas salían perjudicadas por su culpa. No, Charly no se consideraba un héroe, y se dijo que que no quería ni el reconocimiento ni la compasión, incluso si en el fondo, lo que más quería era que pensaran en él. Pero no, no debía pasar nada de eso, porque ahora ya era consciente de sus errores y malas acciones. Y después del crimen, viene el castigo. Así funcionaba en su mente, y en ese lugar, él era todo lo que estaba mal.

♪ ♪ ♪


El gran día llegó, era un momento importante, para los cuatro integrantes de Serú Girán, se trataba del último espectáculo que iban a dar juntos. Como había sido acordado, con Pedro llegó Julian, que se estaba portando bastante bien con David, Luis y Moro, incluso había preguntado amablemente por Charly, quien había decidido ir más tarde al lugar, solo para no tener que hablar con nadie.

—Amor, ¿No me podés buscar un poco de agua?—Preguntó David a Luis.

—Sí, dale—Aceptó él, aunque enseguida hubo una intervención por parte de Julian:

—Yo voy, para que ustedes no se tengan que mover—Se ofreció. Mientras, ponía la mano en el bolsillo, como preparando algo que tenía ahí, Spinetta se dio cuenta.

—Ay, ¿Te parece?—Dijo Lebón—Como quieras, te lo agradecería.

—Vamos los dos—Anunció Luis, y sin darle tiempo a Julian para opinar, emprendió camino. Alves lo siguió, era evidente que este fue de mala gana.

Doblaron tras una esquina, y al estar lo suficientemente lejos, Luis se preparó, se armó de valor, y cuando Julián bajó la guardia, el guitarrista le metió la mano en el bolsillo para arrebatarle lo que tuviera ahí, esperando estar equivocado.

—¡Eh, loco!—Exclamó Julian—¿Qué hacés?

—¿Qué es esto?—Lo interrogó Luis, con cara de que había visto lo peor del mundo, y era un poco así. Le mostró la caja de veneno para ratas que le había quitado apenas unos segundos antes.

—¿Qué te importa?—Se acercó para recuperar la caja, pero el más alto se lo impidió—¡Che, damelo!

—No—Spinetta le sostuvo la mirada con un aire desafiante—¿Qué van a decir cuando se enteren de la vil persona que sos?

—Mirá,—Julián, rápido y violentamente, empujó a Luis contra la pared, para tenerlo acorralado—Nadie, y escuchame bien, no seas sordo. NADIE, se va a enterar de esto. Te juro que le contás a alguien, a quien sea, y al día siguiente tu querido ruso,  aparece en el fondo del Rio de La Plata. ¿Entendido?

—No te atreverías-—Luis había perdido todo el valor ahí mismo, y sentía como si las piernas no le respondieran—Yo sé qué no serías capaz... No vayas a cometer acciones tan nefastas, por favor.

Julián lo hizo callar, pegándole con la rodilla en el abdomen.

—Vos no sabes de lo que soy capaz—Se alejó de su contrario, que se agachó en el suelo, tratando de respirar otra vez con normalidad—Ahora vamos a buscarle agua a tu novio, dale.

♪tango, uno de verdad♪ (Serú Girán)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora