Era una de esas mañanas, y era un día tranquilo. Los pájaros cantaban y el sol estaba casi en la cima. Sin embargo, Pedro no escuchó el despertador, recién se despertó cuando su gata lo mordió por haberle aplastado la cola.
—Ay, Aiko...—Se quejó Pedro, que se había asustado y se cayó de la cama. Se quedó pensando mientras veía al animal acicalarse—Che, ¿Qué hora es? —Se levantó automáticamente y volteó hacia el reloj—Ja, tarde.
Apurado, fue a prepararse. Ahora mismo, deseaba haber cancelado todas las entrevistas y espectáculos programados como le dijo Charly, pero no, porque él era un boludo. «Y ahora me voy a tener que fumar una hora o más con ese gil» pensó, ya quería llorar.
Cuando estuvo listo, le dejó comida a Aiko, se despidió de ella con unas palmaditas en el lomo y partió rumbo al lugar de la entrevista.En el camino puso algo de música para calmarse. En los últimos días había desarrollado un gusto por el metal pesado, música más agresiva era lo que necesitaba para relajarse en momentos de tensión;
Con respecto a Julian, Pedro lo siguió viendo. Ya no había vuelto a pasar nada raro, y Alves era muy amoroso con él, a pesar de que Aznar no siempre mostrara el mismo interés. Se preguntó si lo que Charly le había dicho fue cierto. «Ahí está. Siempre volvés al mismo lugar. Cómo la tenemos con Charly...» dijo Pedro para sus adentros.Y posteriormente, ahí estaba Pedro. Ya en la sala dónde había un sillón, una mesa y una silla. También había una cámara. Del otro lado de la habitación de colores claros, estaba Charly, hablando con la muchacha que los iba a entrevistar, ella reía y se enrollaba su pelo castaño con la mano. Y bueno, todo hacía que Aznar se sintiera mal. Cuando llegaba, se encontró a Fito, que aparentemente había alcanzado a García hasta el lugar en su auto. No le dijo nada, pero por impulso, el bajista le dedicó una mirada de odio. Después se sintió estúpido, Páez no había hecho nada malo.
Poco después, los tres tomaron asiento. Pedro al lado de Charly, la chica al frente de ellos. Habían llegado otras personas y la entrevista empezó.La bonita muchacha los presentó y comenzó con calma a hacer las preguntas. Pasó rápido, tal vez porque ambos estaban constantemente pensando en cómo interactuar con el otro para no generar algo incómodo. Igual, en el pasillo que guiaba a la salida, Charly se atrevió a hablarle a Pedro.
—Aznar, escuchame. Un cacho nada más, y dejo que te vayas—Lo miró suplicante, pero el otro quería ocultarse, fingiendo rechazo.
—¿Qué querés ahora?—El bajista lo miró serio y frío—¿Querés inventar cosas acerca de Julian otra vez?
—Ey, no...—Carlos buscó las palabras que necesitaba mientras tartamudeaba por lo bajo—No me inventé nada. Por favor, te tenés que alejar de ese loco. Antes de que sea tarde.
—¡Del único loco del que me tengo que alejar sos vos!—Replicó Pedro, descargando todo su estrés ahí mismo.—¡Fuera de mi vista! ¡¿No te parece que ya me hiciste lo suficientemente infeliz?!
—Pedro, te lo ruego, haceme caso—Se acercó para agarrar al mencionado de los hombros, pero este lo empujó.
—¡No! ¡Basta! ¡Suficiente de todo!—Pedro, que ya tenía la cara roja, antes de irse, le gritó:—¡Ojalá nunca te hubiera conocido, bastardo hijo de re mil puta y la re puta madre que te parió!—Después desapareció por la puerta. Mierda. El enojo que Pedro llevaba era más que real.
Aznar, fue por la vereda, con lágrimas en los ojos y a un paso apurado, ignorando a Fito que iba a preguntarle qué pasó allá adentro. Páez lo primero que pensó fue que habían tenido tremenda discusión, y no estaba tan equivocado. Ahí vio a Charly, y fue rápido a abrir el auto para así ambos poder entrar. Fito miraba para adelante mientras conducía, aunque de a momentos veía a su novio, en el asiento de copiloto. Iba muy callado. Ya lo conocía lo bastante como para saber qué significaba eso. Al final, se armó de valor para hacer una pregunta:
—¿Le dijiste a Pedro lo de Julian otra vez?—Charly asintió, sin mirar para los costados ni parpadear aún—¿Qué te dijo? Si se puede saber...
—Cosas que nada que ver—Le contesto con la voz muy baja—No importa.
—Ah...—Fito no sabía si seguir la conversación o no—No te creyó entonces...—Charly negó con la cabeza—¿Estás bien?—Se escuchaba el sonido de la carretera, que estaba sorprendentemente pacífica. Charly no habló; agachó la cabeza y se se tapó la cara con ambas manos—Eh, yo... P-perdón, no tendría que haber dicho nada más—Fito suspiró con algo de culpa.
Charly llegó a su departamento, en el que decidió quedarse solo esta vez. Después de dibujar algunas cosas para no destruir todo lo que tuviera a su alrededor o drogarse, fue al teléfono, ahí llamó a Moro, quién sí lo atendió, porque se trataba de un horario razonable.
—Hola, ¿Quién?
—Yo—Le contestó el de anteojos.
—Ah, ¡Charlotte!—Oscar enseguida reconoció su voz y contestó acompañado de una risa alegre—¿Todo bien? Qué bueno saber algo de vos. Me tenías preocupado, che.
—Eh...¿Te parece si nos vemos?—Preguntó García—En un boliche o algo.
—Bueno, dale, de una—El baterista aceptó sin pensarlo dos veces—¿Paso a la noche?
—Sí, gracias.
Y así, cayó la noche. Fueron por unas bebidas, nada muy descontrolado, estaban para relajarse y pasar una noche amena como los buenos amigos que eran. Sin embargo, llegó esa hora de la madrugada dónde habían un par de copas demás. Bueno, para Oscar no, él se contuvo, pero sí para Charly, que no estaba totalmente perdido, pero tenía suficiente alcohol encima como para no ser muy consciente de lo que decía.
—Eh, Carlitos—Lo llamó el de rulos—¿Cómo te va con todo eso que ya sabemos? No me dijiste nada de eso.
—¿Eh? Para el orto ¿Para qué te miento? No doy más, boludo—Admitió, después agarró la botella y empezó a tomar directamente de esta—Ya está... Y Julian lo va a reventar a Pedro, y a mí y a todos y ya... Fuimos.
—¿Eh? ¿Ese que anda con Pedrito? ¿Por qué él?—Ahora, eso sí que le preocupó bastante.
—Dijo un montón de pavadas, no sé, capaz estoy paranoica—Se encogió de hombros—Dice que me va a matar, y a no sé quién más, ni idea. Igual yo ya estoy muerta por dentro, ¿Qué me va a hacer ese salame?—Rió. silenciosamente.
—Bueno, ya es demasiado alcohol por hoy me parece—Dijo arrebatándole el vodka de las manos—Te llevo a tu casa.
—No, pará—Le pidió Charly, arrastrando las palabras—Pedro nunca me va escuchar, pero quiero que David y vos lo cuiden, por mí. ¿Puede ser?
—Eh... Sí, hecho, vos quedate tranquilo.
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♪tango, uno de verdad♪ (Serú Girán)
Hayran KurguEn principios de los años 90's, Serú Girán regresa al fin, y con ella, viejos problemas del pasado buscan cobrar peaje.