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último día del viaje

al despertarse catalina lo primero que hizo fue mirar la hora

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al despertarse catalina lo primero que hizo fue mirar la hora.

todavía era temprano, la alarma que habían puesto la noche anterior no había sonado todavía.

la castaña volvió a acostarse, karl estaba a su lado dormido, con un brazo encima de su estómago y la cabeza cerca de su hombro. su cabello caía sobre su cara, dejándole ver sólo su nariz y mentón.

se había despertado durante toda la noche. debido a los nervios, a las pocas ganas de irse y de querer quedarse allí un poco más.

sin darse cuenta, movió lentamente su cuerpo produciendo que karl se despertará, debido a que había sentido como cati se removía en la cama.

abrió sus ojos lentamente, y elevó su cabeza para verla acostada.

— ¿qué hora es? —le preguntó con la voz ronca, algo usual cuando recién se despertaba.

—todavía es temprano, si quieres vuelve a dormir. yo te despierto—le susurró, mientras su brazo cruzaba por detrás del cuello del chico. acercándolo aún más a ella.

karl se quedó en silencio unos segundos, intentando pensar con claridad.

—mmm—gruñó, acomodándose mejor—, no, no quiero volver a dormir ahora.

ninguno de los dos quería realmente decirlo, pero ambos tenían ganas de estar despiertos para estar juntos.

—está bien—susurró depositando sus labios en la frente del castaño—. si quieres podemos ir a desayunar.

—en diez minutos, ¿okay? ahora sólo quiero que me abraces—le pidió.

cati sonrió ante las palabras del chico, pero no respondió nada. solo lo abrazo un poco más fuerte.

y ambos se quedaron así, oyendo sus respiraciones, estando tan cerca como se les permitía físicamente.

──────────

mientras catalina bajaba las escaleras con su bolso de mano, miró lentamente aquel pasillo.

ya había intentando que cada lugar de la casa se guardara en su memoria, a pesar de que su corazón tenía esperanzas de volver, no lo sabía con certeza.

y no quería olvidarse de ningún momento que había pasado con karl, en su casa.

aunque sabía que jamás se olvidaría del segundo beso en el borde de las escaleras, ni de las noches que habían dormido en su cama, de los desayunos en el comedor, ni de las veces que habían cocinado juntos, mucho menos se olvidaría de las películas y series que habían visto en la sala de estar. pero para nada se olvidaría de la noche en la que había nevado y habían salido al jardín trasero.

FEELS LIKE, karl jacobsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora