=𝟷𝟸=

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—¿Me invitas un poco?— consultó mientras se acercaba a la ventana

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—¿Me invitas un poco?— consultó mientras se acercaba a la ventana.

—¿Tú fumas?— negó con la cabeza — Entonces no.

    Tenía tiempo sin dirigirle la palabra a Hakkai, él estuvo toda esta semana ignorandome a mí y a Yuzuha por estar detrás de Taiju, sabía perfectamente el por qué tan apegado estaba últimamente a su hermano y ahora la razón por la que se me acercaba ahora era obvia. Taiju no estaría en casa por los siguientes dos días y quien había quedado a cargo de los Shiba menores había sido yo por elección propia antes de decidieran dejar a Kokonoi o Inui

—Vamos, Kai-chan, no me mires así lo hago por tu salud— bufé y le dí otra calada a mi cigarro.

—¿De qué sirve la salud física si lo tienes la mental?— alegó para sí mismo y se recostó contra la pared —¿Qué le pasó a Yuzuha? Ví un plato de comida frente a su habitación.

—Mitsuya vino a hablar y no salió nada bien— me encogí de hombros.

—¿Qué le dijo?

—… Cosas— le miré de reojo y rápidamente volví mi vista al frente. El peliazul arqueo una ceja con molestia —. Si quieres que te diga primero dime qué planeas hacer con tu hermano.

   Ni siquiera estaba totalmente seguro de lo que Takashi y Yuzuha habían hablado pero, algo que Kurō-san me había enseñado es que podía utilizar el poder de la información para tener cosas a mi beneficio.

—Oh, ya veo— ríe —, Taka-chan quiere impedir lo que sea que esté por hacer y quiere saberlo a través de tí ¿No es así?

   «Me descubrieron, procedo a escapar»

—No lo sé, quizás— me hice el desentendido mientras subía y dejaba caer mis hombros —. Debes decirme lo que te pedí o no te diré nada.

—¡No vas a estafarme, Nat-chan, olvídalo!— exclama cruzándose de brazos — ¡Y te pedí un cigarrillo, no seas tacaño e invítame uno!

   Hakkai se abalanzo encima mío para quitarme el que estaba fumando y a medio terminar.

—¡Piérdete, tú no fumas!— aparté su rostro con mi mano y terminé callendo de espaldas al patio. Había olvidado que estaba sendado sobre el marco de la ventana de la cocina y por querer evitar mi caída atrapé al menor de los Shiba, mi intento fue en vano, ambos caímos y rodamos hacia el patio trasero.

—¡Quiero probar!— intentó escalar mi cuerpo hasta mi mano donde yacía el cilindro de tabaco.

—No, tienes una vida por delante y esto te quita años de vida— lo empujé y dí una gran calada.

—¡Mira quién habla, tú fumas desde los catorce!— me quitó el cigarro de los labios.

—Nadie además de mí tiene el derecho a morir jóven— acusé y me lancé sobre él antes de que se fumara mi cigarro.

𝑩𝒓𝒆𝒂𝒌 𝑰𝒕 𝑶𝒇𝒇 | ʸᵘᶻᵘʰᵃ ˢʰⁱᵇᵃDonde viven las historias. Descúbrelo ahora