7 ★ ¡El hombre del traje negro!

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—Nuestro traje improvisado sirvió pa' pura verga —se quejó ChTM.

Ya era de noche..., la noche del tres de octubre. Se hallaban en el techo de losa de una casa de dos pisos.

—Creo que ni parecía un traje bueno.

Jesús estaba recostado viendo las estrellas, desde el techo de la casa de unos de sus tíos, los cuales residían en el Fraccionamiento Santa Mónica, muy cerca de su propia casa en la colonia Vicente Guerrero, donde tal vez estaría su hermana.

Nadie en lo absoluto sabía que estaba allí o que había pasado la noche anterior en ese lugar.

Pensaban ambos, Jesús y ChTM, que hacerle saber a Natalia, la hermana de Jesús, que éste estaba con vida sería peligroso también para ella o para el resto de sus parientes. En especial querían evitar poner en riesgo a la pequeña Romina, ella era lo más importante.

Por suerte la niña se hallaba al cuidado de la familia de Sofía, es muy probable que estuviese segura, y muy bien alimentada y cuidada.

Ambas personalidades no podían dejar de preocuparse por la pequeña —supongo que ChTM también, aunque él dijera que no— más que por ellos mismos.

No se preocupaban por no temer nada de comer, Jesús hacía (cuando podía) aparecer comida o cual imán llegó a atraer monedas hasta sus manos.

La idea de vivir así, oculto y alejado de todos, a la vez le agradaba a Jesús y a la vez no, pues normalmente le encantaba estar solo —sin más remedio con ChTM—, sin embargo odiaba el pensar que no vería a Romina y tenía tiempo de no verla y abrazarla, o de poder escuchar su tierna vocecita y besarle sus suaves mejillas.

Además de extrañar también a sus amigos y uno que otro de sus familiares, al menos extrañaba a los más cercanos a él.

Usando sus formidables habilidades, casi mágicas, Jesús logró recuperar algunas de sus pertenencias de manos del Drexto y sus aliados. ¿Cómo?, te estarás preguntando, pues simplemente las hizo aparecer.

Su celular, sus auriculares, su fiel y andrajosa gorra, un par de anillos (uno plateado y el otro negro) y una cadena con un precioso anillo dorado dentro. Fueron algunas de las cosas que trajo de nuevo consigo.

Y se alegró de ver que en su cartera de Dragon Ball aún había dinero... no mucho, pero era algo.

Pues en el fondo sabía que no resistiría vivir así por mucho tiempo... Ya le pesaba, más por su constante hambre...

—Dijiste que quieres ser superhéroe —dijo ChTM. La otra personalidad de inmediato le prestó atención e interés—. Fuiste bien pinche valiente al enfrentarte con Chispitas, lo admito, y no es la primera vez que te muestras bien valiente frente a ese cabrón.

—En las dos veces perdí —declaró Jesús—, él me ganó y me puede volver a ganar otra vez.

ChTM soltó una risita burlona que indignó a Jesús.

—Hijo, no eres ni serás un héroe, pero sí que eres súper. Podemos ser la mera verga de aquí y de paso 'ora sí darle en la madre a 'Danolete'.

—De todas formas... él nos quiere matar —murmuró apesadumbrado Jesús.

—Pues sí, pero no hay que pinche dejarlo, nel —aventuró ChTM—. Porque, ¿qué son esas mamadas de tirarte a la basura?, tú no eres basura, yo sé que no. Y no agradezcas, güey, por el cumplido. Valórate más, mi amor. Tal vez valgas verga, pero hazte valer más. Y valer verga ya es valer algo.

—Bueno —Jesús suspiró apesadumbrado—, pues con que hagamos que Daniel no nos mate y protejamos a Romina, todo bien. Pero ocupamos seguir trayendo puesta la máscara.

ChTM -La Grosería- I. El antihéroe de Ciudad ManteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora