6 ★ Un extraño artificio

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(Narrador):

Era martes tres de octubre, aún no llegaba al mediodía y la noticia de lo ocurrido anoche ya se había esparcido en todos lado; claro que no todos los sucesos fueron sabidos, si acaso sólo lo que los civiles presenciaron: un automóvil impactado por un extraño rayo, hubo un choque múltiple y como la cereza del pastel en el techo de la Central Eléctrica Ex se formó un asombroso espectáculo de rayos eléctricos y luces, y estruendos, algo que no hubiese sido creído por algunas personas de no ser porque todo estaba documentado en diversas grabaciones.

La noticia se expandió rápido. Sin embargo, fueron muy pocos los que se enteraron de que el Ex-38 del Drexto se hubiera enfrentado a un enmascarado en el techo del edificio.

—¿Ya viste toda la controversia que provocaste? —le decía el Drexto a su sobrino.

Ambos estaban en la sala de la casa del mismo Daniel. Se hallaban de pie uno enfrente del otro, a solas, cada uno con el entrecejo fruncido.

—Supongo que sí —continuó el doctor—, y no te importa, o no te importó, en el momento en el cual decidiste usar tu electrokinesis.

Daniel resopló, irritado, frunciendo más el entrecejo.

—Sí lo pensé —replicó—. ¡Pero no dejas que te explique!

—Ahorrémonos las explicaciones por el momento —gruñó el Drexto—. Date cuenta lo arriesgado que sería si personas del exterior se enteran de las habilidades sobrehumanas que tú y los demás tienen, ¡las querrían! Querrían soldados con habilidades como las suyas, soldados invencibles. El mundo sería un caos si todos se enteran que existen aquí personas con... superpoderes. Eso es lo que me preocupa. —Entonces su semblante cambió un poco a uno más calmado—. No desarrollé la Fórmula Madre para dominar el mundo; aunque el idiota de Redel creía que era así.

»¡Tenemos que ser sumamente cautelosos!

—¿Y yo no te preocupo? —bramó el chico—. Entiendo bien para qué quieres la fórmula esa. Na'más que te enojas y no me dejas explicarte, así no se puede.

—Perdón —se disculpó el tío de Daniel—. A ver, explícate, te escucho.

Daniel suspiró, procurando disminuir su cólera interno.

—Bueno, pues todos ya te 'dijieron' que se metió alguien al edificio —dijo, y el Drexto hizo un gesto fe asentimiento—, pues yo andaba sacando al güey que se metió. No le vi la cara, traía máscara.

—Esa no es excusa para usar la electrokinesis así.

—Déjame acabar —exclamó Daniel—. Mira, ese güey se quiso meter y traía máscara, como un pinche ratero. Pero no entró a robar. 'Pelié' con él. El muy culero me mordió como si fuera un animal; alcanzó también a quitarse del rayo que le aventé, y fue allí cuando le pegué a los carros. ¡Y antes de que me regañes! —se apresuró a decir—. El de la máscara sacó telarañas del culo, o de no sé dónde, y se subió hasta la antena. Yo lo seguí y 'pelié' con él allá arriba, hasta que no sé cómo me mandó a volar y desperté entre las cañas como dos horas después. Eso fue lo que pasó.

—Pero no me explico cómo era alguien con habilidades sobrehumanas —declaró el Drexto, solemne.

—Te juro que así pasó —repuso su sobrino—. Checa las cámaras si quieres, na'más que las de enfrente no tienen audio ni las del techo, pero ahí vas a ver cómo andábamos 'peliando'

El Drexto no dijo nada, fijó su mirada en el suelo, pensando y pensando, pues esto lo tenía muy intrigado.

—Dudo que Redemption le haya vendido algo de la Fórmula Madre a algún extranjero o que la haya usado en alguien —decía, como hablando consigo mismo, mientras caminaba de un lado a otro con las manos a la espalda—. A fin de cuentas él no quería que hubiese una guerra.

ChTM -La Grosería- I. El antihéroe de Ciudad ManteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora