4 ★ ¡Jesús y ChTM contra el Ex-38!

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Los ojos negros como el azabache de Daniel miraban fijamente la máscara roja de ojos blancos que llevaba Jesús bajo un cubrebocas negro. Desde los ojos blancos como la nieve de la máscara, ChTM no paraba de ver el tan odiado rostro de Daniel...

—Eh, güe' —habló ChTM—, llevamos un buen rato viéndonos como pendejos. Ya, ¿no?

—De aquí no vas a salir sin una putiza bien dada —expresó Daniel.

—¿Con una puta ya pagada? —exclamó ChTM—. Muchas gracias. Creo que luego de un libro o algo dado con cariño éste es el mejor regalo de cumpleaños. —Se acercó más a Daniel y a éste al oído le susurró—: No sabes qué feo se siente estar en un cuerpo que no ha cogido desde hace casi seis años. ¿Y no durar ni el minuto?, no mames.

—¡Ya cállate, hartas! —gritó Daniel dándole un derechazo en el rostro.

ChTM retrocedió, Daniel se desilusionó porque quería golpearlo más y estando el otro tirado no veía el chiste de seguir pegándole.

Pasó sobre él, viéndolo allí e el suelo; un loco con ropas puestas probablemente al azar y con una máscara, tirado inconsciente. Ya llamaría a alguien que lo sacara. En caso que despertase le daría una golpiza para que no vuelva.

«¡Agh! ¡Me dolió! —pensó ChTM—. Pero me duele más un México corrupto.»

Estaba apenas sentándose cuando se volvió a atrás y vio de espaldas al idiota que lo golpeó.

—Me tocaste, puto —susurró para sí mismo—, te toca mordida de nalga.

Como depredador a su presa se lanzó, pero no sin antes dejar su boca al descubierto...

Hubo mordida, y no precisamente en un pastel porque fuera el cumpleaños de Jesús. Ja, ja. No. Los dientes un poco chuecos de Jesús traspasaron el negro pantalón de Daniel y en la nalga derecha de éste último se incrustaron

Debió ser una fuerte mordida porque Daniel soltó un potente alarido de dolor que complació por mucho a ChTM, e inclusive al mismo Jesús. Les encantó oírlo.

ChTM zafó su dentadura del glúteo del muchacho adolorido. La boca tenía sangre.

—Ahora gime como mona de hentai —dijo ChTM—. Kakushi Dere... ¡Uf!

Dolorido y sangrando del glúteo derecho, Daniel cayó a gatas, ceñudo y con la cabeza gacha; tratando de no gemir de dolor, no obstante, de verdad le dolía la herida.

ChTM ya se hubo levantado.

—Qué asco —dijo, y escupió—, me salió un pelo. Otro con las nalgas peludas.

Tocó la comisura de su boca, y notó al ver sus dedos que traía sangre, por lo que no tardó en limpiarse con el antebrazo y volvió a escupir, esta vez a los pies de Daniel.

—Pónganse bien pistola, hijos e hijas —avisó ChTM—, se siente raro traer sangre en el hocico..., digo, en la boca. No practiquen sexo oral si sus novias andan en sus días.

—¡¿A quién le hablas, pinche loco?! —espetó Daniel, quejándose de dolor.

—¡Te vale madres!

ChTM se le acercó y con el pie derecho le pisó la espalda. La barbilla de Daniel quedó pegada al suelo, bruscamente. En esta situación a ChTM le hubiese gustado que le tomaran una foto, sin embargo se conformó con que lo enfocaba la cámara de vigilancia que se hallaba del otro lado en lo alto de la pared. Así que sonrió, con los dientes aún manchados de sangre. Volvió a acomodarse la máscara como la traía puesta antes.

Daniel por si parte no encontraba la forma de liberarse, el pie del enmascarado parecía un yunque. Sin embargo no se quedaría allí en el suelo. La furia le acrecentaba. Sus feroces ojos negros chisporrotearon en un color amarillo eléctrico. Literal. Unas chispas que se tornaron doradas brotaron desde sus ojos.

ChTM -La Grosería- I. El antihéroe de Ciudad ManteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora