Amy
Sabía que nos costaría días encontrar a nuestra hija, la policía no quería que metiéramos nuestras manos en el asunto, pero no podíamos quedarnos con las manos cruzadas, cada día que pasaba era más difícil dar con el paradero de Eleanor.
Había acudido a Fernando desesperada para que me diera información de donde podría estar escondida.
— Amy me encantaría ayudarte, pero ya te di toda la información que sabia igual que a la policía.
— Por favor, aun que sea una sospecha de donde crees que pueda estar.
— Amy de verdad – decía mientras tomaba mis manos – no tengo más información.
Había pasado un mes, el departamento ya estaba como nuevo. Pero no podía seguir ahí recordando aquel horrible incendio.
Estábamos saliendo del departamento cuando Karen aparece de la nada.
— ¿Qué estás haciendo aquí? – le pregunto Michael enojado mientras la toma del brazo – no tengo tiempo para atenderte Karen.
— No es necesario que seas tan grosero Michael – dice zafándose de su agarre – Amy.
Dice mientras me abraza dejando sin saber que hacer.
— ¿Qué haces aquí? – vuelve a preguntar Michael.
— Si contestaras mis llamadas todo sería más fácil, sé que están pasando por un mal momento, pero ¿acaso no pensaste que si te llame mas de diez veces podría ser importante?
— Ella tiene razón – digo mirándola intrigada
— Gracias – dice sonriendo – no pensé que los encontraría aquí, pero necesito hablar con ustedes ¿creen que podamos hacerlo dentro?
— Claro – digo yo abriendo la puerta e invitándola a pasar.
Michael me mira con mala cara mientras le beso la mejilla.
Una vez adentro, ella comienza a hiperventilar y hablar sin parar.
— Alto – dice Michael – habla más despacio.
— Perdón, llevo días tratando de decirle a alguien esto, pero no sabía en quien podía confiar y en quien no.
— ¿de qué demonios estás hablando?
— Eleanor, esta escondida y muy bien. No se arriesgaría a salir por que alguien podría encontrarla.
— Eso ya lo sabemos, pero tendrá que salir, al menos por provisiones.
— No, no tendría que salir si es que alguien más la está ayudando.
— ¿Qué estas tratando de decirnos? – pregunto curiosa – ¿alguien mas la esta ayudando y tú lo sabes?
— No lo sé, solo es una sospecha. – dice suspirando – hace unos días vi a Alaska y Emma en el aeropuerto. Se veían sospechas, yo iba un poco más atrás de ellas, no dejaban de mirar hacia todos lados como si alguien las estuviera siguiendo.
— Mierda – digo poniéndome de pie – como no pensé en eso, ellas ya conspiraron antes, podrían volverlo hacer.
— Exacto – dice Karen – ellas podrían estarla ayudando, ya sabemos de lo que es capaz Alaska, tu mejor que nadie lo sabe Michael.
— Si eso es así, deberíamos ir a la policía y entregar la información – dice Michael – pero no tenemos pruebas y el jefe de policía no tomara en cuenta nuestra palabra.
— Debemos hacer algo nosotros mismos – dice Karen – quiero ayudar, quiero que Michael, tú y su pequeña hija vivan felices, Michael es un gran amigo. – dice mientras me mira directo a los ojos.
— ¿tienes idea de a donde pudieron ir?
— Sí, las seguí hasta que abordaron el avión. Iban a Boston.
— Mierda, Eleanor salió de la ciudad. Boston es enorme como haremos para encontrarlas.
— Tengo mis contactos Amy, hare que un investigaron las busque. Solo serán un par de días más. Por mientras haremos un plan – dice Michael.
Cancelamos la reunión que teníamos con el jefe de policía, sabíamos que nos volvería a decir que estaba haciendo lo posible por encontrar a nuestra hija.
Por lo que pasamos el día elaborando un plan, Karen había llamado a su novio, quien nos había ayudado a conseguir gente que estuviera dispuesta a todo.
— Esto no puede salir mal, necesito que mi hija este a salvo. No me interesa lo que pase con ellas, siempre y cuando no le pase nada a Michelle.
— No te preocupes Frank sabe lo que hace, confía en él, confía en mí. – dice Karen
Los días pasaron, nuestra última reunión con la policía había sido el día anterior, habíamos seguido las instrucciones de Frank y seguimos hablando con la policía y todo el mundo para no levantar sospechas.
Esta noche saldríamos en un vuelo privado hacia Boston, Karen, su novio Frank y los demás ya estaban allá, junto con el investigador privado.
— ¿estas bien? – decía Michael mientras tomaba mi mano – vamos a encontrar a nuestra hija, Amy confía en mí.
— Tengo miedo, ¿y si no la encontramos?
— Nena, seguiremos buscando. Confió en lo que el investigador y Karen nos dijo. Ellas están en Boston y han sido vistas comprando cosas para un bebé.
Hace unos días el investigador privado nos había enviado fotos de Alaska y Emma, estaban en un supermercado comprando comida y pañales. Teníamos una dirección, ellas entraban y salían de la misma al menos dos veces por semana, el resto de los días se escondían como unas ratas.
Cuando el avión aterrizo Karen nos esperaba en el aeropuerto, habían arrendado un vehículo, nos entrego un traje a cada uno, había algunas pelucas y demás cosas que nos ayudarían a mantenernos bajo en anonimato, no queríamos que alguna de ellas supiese de nuestra presencial. Ahora que ya habíamos llegado decidimos que Sara se pusiera en contacto con el jefe de policía y les diera nuestras coordenadas, las fotos y la dirección en la cual podía estar nuestra hija, solo esperábamos que ellos actuaran con rapidez y no pasara una desgracia.
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Enamorando al ENEMIGO
RomanceMucha gente se enamora de famosas estrellas del cine, y no soy la excepción, pero hay un pequeño detalle, él no es de mi agrado. Todo el mundo ama a Michael Cavill ¿Yo? Yo, lo odio. Soy Amy Miller, la mejor periodista de la revista de chisme más fam...