Parte 25

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Michael

Cuando Amy se fue, estuve perdido. Volví al otro día al hospital para descubrir que se había marchado. La busque en su departamento y no estaba, su ropa había desaparecido, por días trate de ponerme en contacto con ella sin tener respuesta, busque a su amiga Isidora y no quiso decirme donde estaba Amy.

Viaje a casa de sus padres, ellos no querían hablar conmigo porque me quede días acampando fuera de su casa esperando verla salir y no fue así.

Contrate investigadores, llame a la policía, no obtuve respuesta positiva era como si la tierra se la hubiera tragado.

Me di por vencido, ella no quería ser encontrada y entendía su situación, pero me mataba no poder estar con ella. Yo la amaba.

Continue con mi vida, grabe la película por la cual ella me había insistido tanto, comenzamos una gira promocionándola, jamás pensé que gracias a eso volvería a verla.

Cuando Sara me dijo que la había visto y que tenía una niña con ella no me importo, si ella rehízo su vida no me importaba, solo quería verla una última vez.

Estaba sin aire cuando llegue a su lado, mi cuerpo reacciono de inmediato, cuando me miro a los ojos vi el dolor el ellos. Mi corazón latía a mil por hora, estaba nervioso, emocionado y sobre todo enojado. Cuando mire a la pequeña niña en sus brazos estaba decepcionado. Ella me había mentido, me había alejado, me había quitado la oportunidad de ser padre.

En el momento en el que me confirmo que era mi hija una parte del enojo había desaparecido, estaba tan feliz de saber que una parte de mi seguía con ella.

Luego de volver al centro comercial y firmar un par de autógrafos y responder algunas preguntas estaba emocionado por volver a casa de Amy y poder abrazar a mi hija Michelle.

— Es hermosa – le dije a Amy mientras cargaba en mis brazos a mi hija – sigo enojado contigo, pero estoy feliz de saber que estas bien, que están bien.

— Ya te expliqué las razones de que por que me fui, no espero que me perdones, solo que lo entiendas.

— Quiero que vuelvan a la ciudad – digo mirándola a los ojos – quiero que vivan en mi casa.

— No creo que eso sea posible, tenemos nuestra casa aquí, tengo mi vida aquí.

— Amy, no quiero ser grosero y ni tampoco quiero ser el malo de la película. Pero sabes que si decido demandarte ganare y me llevare a mi hija conmigo.

— No lo harías – dice poniéndose de pie – no serias capaz de alejar a mi hija de mí, ¿verdad?

— Hare lo que sea necesario, no me voy a alejar de ella.

— Michael, no puedes hacerme esto. Si no fuera porque tu asistente te dijo de mi ni siquiera sabrías de Michelle existe. Nunca me buscaste, nunca te importe realmente.

— Te equivocas, te busque por todos lados. Puedes preguntarle a tu amiga, a tus padres, nunca nadie quiso decirme donde estabas, contrate un maldito investigador privado y no pudo encontrarte. No me digas que no te busque porque si lo hice.

Ella me mira sorprendida, estira sus brazos para que le entregue a la niña y eso hago. Amy comienza a caminar con ella en brazos, la sigo de cerca mirando todo a mi alrededor, deja a nena en una pequeña cuna, la arropa y se vuelva para quedar frente a mí.

— Ven – dice y sale de la habitación.

Me siento en el sofá y ella me entrega un álbum lleno de fotografías, comienzo a verlas una por una, hay fotos de ella embarazada, fotos de los dos juntos, fotos cuando nació nuestra hija, continúo cambiando las páginas aguantando las lágrimas.

— Se que hice mal, sé que debí decirte que serias padre, pero quiero que sepas que ella sabe que eres su padre, siempre se lo he dicho.

— Gracias por eso. – digo tratando de sonreír – mañana iré a ver a mi abogado, quiero que pienses lo de volver. Si no quieres vivir conmigo puedo buscar otro lugar para que ustedes estén bien.

— No te prometo nada, voy a pensarlo.

— Mi vuelo sale mañana a las nueve, si necesitas algo Llámame, supongo que aun tienes mi número, jamás lo cambie esperando una llamada tuya.

Asiente con la cabeza y me pongo de pie

— ¿Te vas? – pregunta dudosa

— Sí, te dejare descansar. Tengo mucho que pensar y procesar esta noche. Prefiero irme antes de decir o hacer algo mal.

Veo lágrimas en sus ojos y me acerco a pasar mis dedos por sus ojos.

— No llores, todo está bien, lo has hecho increíble. Eres una gran madre, estoy orgulloso de ti.

— jamás pensé que sería madre – dice llorando – tenía miedo de perderla, de no saber hacerlo bien.

— Lo lograste – digo sonriendo. La atraigo en un abrazo fuerte y ella enreda sus brazos en mi espalda. – lo lograste.

Me aparto de ella rápidamente

— Bien, volveré en unos días. Piensa en lo que te dije ¿sí?, si necesitas hablar con alguien aquí estoy.

— Llámame cuando llegues a casa – dice susurrando

— Lo hare.

Salgo de su casa y camino a mi auto mirando de vez en cuando a la entrada donde Amy sigue ahí esperando a que me vaya.

Algo se apodera de mí y corro de vuelta a ella sorprendiéndola, la atraigo a un suave abrazo, la miro sonriendo y la beso. Una mezcla de fuegos artificiales se mezcla entre nuestros labios, ella abre la boca dejando salir un jadeo y aprovecho de profundizar el beso. 

Enamorando al ENEMIGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora