Ligereza...

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"Lo sentimos demasiado señor Situ."

"Pero debido a los reportes confusos de barcos y pequeñas embarcaciones pesqueras fue que se creó este malentendido."

Despues de verificar que los documentos de identidad de todos los pasajeros eran verdaderos...

Y escuchar los relatos de los rescatados, incluso lo que los niños les contaron, el capitán y toda la guardia marina se disculparon con los ocupantes y capitán del "Vita Belle."

"Nos haremos cargo de remolcar el carguero y los yates a puerto."

"Y también de entregar a estos pequeños a sus familias."

Todas las mujeres niegan con la cabeza.

"Queremos entregarlos personalmente si nos lo permite capitán."

Pide Lorelay al hombre.

"Está bien damas."

"Uno de mis elementos las escoltara para corroborar que lleguen los niños a sus respectivas casas."

Todas estuvieron de acuerdo.

"Ustedes tres quedense en el yate pequeños."

"Volveremos enseguida."

Indica Lorelay a Fabio y sus pequeños hermanos Carlo y Emilio.

Maggie, Johana, Carolina y Lorelay misma irán a dejar a sus casas a los cuatro niños.

"Está bien."
Responde Fabio.

Elizabeth y Bruce se hacen cargo de los niños.

Edward y Paul verifican que todos los hombres del carguero desciendan al igual que los policías.

"Este viaje en verdad será una anécdota increíble para contarles a nuestros nietos algún día."

Comenta Edward a su amigo.

"Vaya que si lo será."

Al tocar puerto en esa ciudad costera, la tripulación del "Vita Belle" puede dejar en la basura los destrozos causados por la tormenta y comprar suplementos nuevos.

Y comida, pues alimentar a dieciséis bocas más, de las cuales ocho boquitas comieron mucho más que los adultos, mermó significativamente la despensa del yate.

"Partiremos en cuanto regresen nuestras esposas."

Indica Edward al capitán quien ya está fijando nuevo curso para llevar a los demas niños a su respectiva ciudad costera.

Las escenas desgarradoras y conmovedoras que presenciaron las mujeres cuando los niños fueron recuperados por sus familias las dejaron felices y deprimidas a la vez.

Maggie, Carolina, Johana y Lorelay son madres, por tanto comprenden perfectamente la alegría desbordada delas madres al recuperar a sus amados niños a quienes creían perdidos para siempre.

Con el corazón estrujado,
el pecho adolorido
y un nudo en la garganta debido a las lágrimas y emociones contenidas, todas las mujeres regresaron al yate despues de haber comprobado que los niños estaban con sus familias.

"Que sucede mi amor?"

Cuestiona Edward a su bella esposa cuando la mira regresar al yate con los ojos rojos y actitud deprimida.

Y no es la única.

Todos los esposos acuden a abrazar y consolar a sus esposas acongojadas.

"Es tan duro..."

Prohibido Amor de un CEO. Tercera ParteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora