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Salimos de la cafetería hacia los solitarios pasillos -¿Acaso nunca cambian en color de las paredes? pregunté fijándome bien, era el mismo amarillo chillón que esta en mi época.

-Isabella -me llamo Amanda, le preste atención- Tengo que felicitarte, lo estas haciendo muy bien.

-¿Bien? Mi mamá odia a Cheryl y Cheryl ni siquiera recuerda el nombre de ella ¿Cómo se supone que lo estoy haciendo bien? -pregunte mirándola, alzando un poco la voz.

-Tranquila, cariño, esto tarda, pero te diré una cosa, tienes hasta la noche del baile de bienvenida para juntarlas, ellas deben besarse a las doce y diez, ni un minuto más, ni un minuto menos, de lo contrario... desaparecerás -mi corazón dio un vuelco en una curva mortal, creo que estaba empezando a olvidar mi infancia.

-Dios ¿Cómo voy a lograr eso? Mi propia madre me coquetea -le dije indignada.

-Es porque te pareces a Toni... claro, la Toni que ella era esa noche -me dijo y las palabras fueron desconocidas para mi.

-No entiendo.

-Claro que no, eres la hija de Cheryl -dijo. La mire con los ojos entrecerrados- Escucha, Toni era la chica tímida, introvertida y asocial antes de esa noche, esa noche Cheryl la salvo.

-Recuerdo la historia, ella salió llorando del gimnasio y Cheryl salió detrás de ella, se besaron y bla, bla, bla -Amanda negó con la cabeza ante mi reacción.

-Exacto, empezó a salir con Cheryl y cambio -mire al vacío recordando todas las peleas.

-No lo suficiente -dije nostálgica- Amanda, ¿tu crees... que si lo hago diferente ellas... nunca se divorcien? -ella me miro, levanto mi mentón para que la mirara a los ojos.

-Eso nadie lo sabe cariño, eso es parte del presente y les corresponde a ellas arreglarlo -asentí aún con los ojos llorosos.

-Tengo que irme, ve, ve a hacer lo que debes -escondí mi cara en mis manos y seque las lagrimas. Cuando abrí los ojos ella ya no estaba.

El timbre sonó y una avalancha de gente me azotó contra los casilleros; yo luchaba por abrirme paso entre la gente, no veía a mamá, empujaba personas por aquí y por allá hasta que al fin vi a mi mamá cerca del casillero.

-Ma... Toni -salve mi error.

-Oh, hola Isabella -ella metía todos sus libros a su casillero.

-Hola. eh... ¿Por qué metes todos tus libros al casillero? ¿No tienes más clases?

-No. Hoy ya no hay más clases, es viernes -la tía Karen apareció de la nada.

-¿Lista? ¿Vamos a tu casa T? -pregunto.

-Si, ¿Quieres venir? -me miro.

-Si, igual no tengo donde ir -me encogí de hombros.

-¿Que quieres decir? -pregunto, me puse nerviosa, no lo pensé bien antes de decirlo.

-Ah...pues que... ¡Soy huérfana! -solo dije lo primero que se me vino a la cabeza, cerré los ojos dándome cuenta de la tontería que había dicho.

-¿Qué? -pregunto mamá afligida.

-Pues... si, y me han echado del orfanato porque estoy grande y se supone que debería ir con una familia adoptiva pero he escapado -<<Eso, mentirosa profesional>> pensé con sarcasmo.

-Dios, que horror. Puedes quedarte en mi casa todo el tiempo que necesites -Bingo.

-¿En serio? Gracias -la abrace, ella correspondió el abrazo. Hace mucho que no abrazaba a mi mamá- Te quiero -le dije. Pude oír como reía.

-Eres muy tierna -me aleje aun poco.

-En serio gracias -le sonreí.

-Cuando quieras -ella sonrió con ese aire de "Todo va a estar bien" parecía tener esa cualidad, esa cualidad de decirte todo con la mirada, mi madre seria una tonta si no logra verlo.

-¿Nos vamos? -pregunto la tía Karen.

-Claro, vamos -dije.

En el camino a casa ellas hablaban de cualquier tontería, jamás la había visto tan feliz, era hermosa cuando sonreía, tenia una vibra tranquilizante, pacifica pero divertida.

Llegamos luego de caminar unas cuantas cuadras, la casa de la abuela no estaba tan lejos de la escuela como mi casa. Entramos por la puerta de la cocina y ahí estaba la abuela, horneando algo, el aroma a dulce se olía desde lejos, ella se veía muy joven y hermosa.

-Abuela -murmure. No la había visto desde los siete, murió de cáncer en el pulmón y volverla a ver fue demasiado para mi. Unas lagrimas se derramaron por mis mejillas.

-¿Estas bien? -pregunto mamá.

-Si, es solo que... nada, no me hagas caso -seque mis lagrimas y sentí el abrazo de mi madre- Gracias Toni -le dije y ella me sonrió.

-Mamá -la abuela se volteo agitando su hermoso vestido amarillo- Ella es Isabella, mi nueva amiga.

-Un gusto conocerla -extendí mi mano, la abuela la estrecho sonriendo.

-El gusto es mío, puedes llamarme Karla -le sonreí.

-¿Se puede quedar ella un tiempo con nosotras... es huérfana y no tiene a donde ir? -le dijo, la abuela se afligió y me miro con ternura.

-Quédate el tiempo que gustes, cariño -acaricio mi mejilla.

-En serio, gracias a ambas -abrace a mi madre y luego a mi abuela.

Siempre le había pedido a Dios un día más para estar con ambas, juntas, como en los viejos tiempos, jamás pensé que fuera posible y menos de esta manera pero al parecer mi deseo supero todas mis expectativas.


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𝑳𝒂 𝑯𝒊𝒔𝒕𝒐𝒓𝒊𝒂 𝑫𝒆 𝑴𝒊𝒔 𝑴𝒂𝒅𝒓𝒆𝒔 [𝑪𝒉𝒐𝒏𝒊 𝑮!𝑷]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora