Weight of the world ll |URSS x México|

Capitulo 1 - Silencio

La persona que miraba a través de la ventana hacia el jardín lleno de rosas no era la misma que hace siete meses, aún cuando el ardiente sol iluminaba su rostro, las espesas sombras que eran sus ojos consumían la luz en segundos, aquel individuo estaba vacío, ahuecado como un animal al que han de sacarle los órganos para posteriormente rellenarlo con el fin de que su cuerpo no se descomponga y exhibirlo a los curiosos.
Incluso cuando su boda estaba a la vuelta de la esquina, su humor no se alteraba de ninguna forma, sería su segunda vez contrayendo nupcias así que le fue natural anticiparse a muchas cuestiones y a la organización misma del evento; recordaba que no gozaba de habilidades en cuanto a la organización de eventos se trataba, habiendo muchos errores en la planeación de su boda con Austria, siendo está la principal razón de contratar a una experta en bodas, a una diseñadora de modas y a gente que se encargará del más mínimo detalle.
A México le hubiera parecido mejor idea encargarse el mismo de todo como su primera vez aún si corría el riesgo de cometer un desliz, así mantendría la mente distraída de si mismo, pero China hubo insistido en que todo debía ser perfecto, por lo que dejó que otros tomaran el control.
Era terrible el enorme espacio de tiempo que tenía en sus manos debido a su corta agenda, a su alrededor todos estaban en un caos de preparativos corriendo por aquí y por allá, pero él no, se imaginaba que las hermosas estatuas de museos, avenidas o las gárgolas de alguna vieja catedral tenían esa misma posición que él, ver todo avanzando a su alrededor mientras se quedaba quieto sin saber que tener que hacer con el vacío en su cuerpo, ya había tenido suficiente de internet hasta el punto que nada le parecía nuevo ni gracioso o interesante, la TV no daba buenas películas o programas, la radio solo parecía emitir estática a sus oídos. Optó por la lectura un tiempo, parecía buena idea y ayudaría a fomentar su cultura, no contaba con que al terminar el libro no recordaba siquiera de que trato, lo intento durante dos meses pero fue el mismo resultado sin importar el género literario que tuviera en manos.
Su hermana, Perú, lo forzaba a acompañarla a su taller de artes, quizás en un lugar rodeado de la belleza de la pintura al óleo, el bordado o la entregada lectura de obras clásicas, México recobraría el sentido de su vida, gradualmente volvería a ser feliz, eso pensaba Perú con entusiasmo la primera semana, después solo se volvió monótono ser acompañada por un zombi que no pintaba, ni bordaba, mucho menos escudriñaba una lectura grata, solo se quedaba en un rincón con el semblante perdido encadenado al silencio.
Los días pasaron espesos, México dejaba a Perú en el piso donde el taller de pintura era dado, mientras su hermana plasmaba sus ideas en el blanco lienzo el latino paseaba por todo el edificio metiéndose al resto de cursos para lograr encontrar algo que llamará su atención sin mucho éxito; notando que abrieron uno nuevo en el quinto piso, música era el tema -durante su infancia había aprendido a tocar los principales instrumentos dignos para el hijo de un alfa importante como lo era España, tomándole gusto al piano y violín, fue reconocido por sus profesores infinidad de veces al tocarlos, más aún cuando cantaba, valiéndose de ello para formar una banda con sus amigos sin dudar, tal vez sería buena idea entrar, se asomo al cuarto sin encontrar a nadie, encontró una buena cantidad de instrumentos musicales repartidos en la habitación, sé mostraban como agua en un desierto ante sus ojos, enseguida avanzo al interior acariciando cada uno recordando el tipo de sonido que emitían con la pasión adecuada pero extrañamente su corazón no se emocionaba como cuando jóven.
Sujeto la guitarra española recordando la que su padre mantenía sujetada sobre la chimenea durante su infancia, cada vez que entraba a la oficina del gallego solía admirarla si España no lo observaba, quiso tocarla cientos de veces aunque solo pudiera acariciar las cuerdas con las yemas de sus dedos, un deseo que jamás pudo cumplir pues durante sus quince años de edad, Argentina tuvo el mismo deseo y termino destruyéndola al intentar bajarla.
Acarició suavemente las cuerdas como si tocará el cristal más fino de la tierra, paso los dedos entre cada unión de la madera, hizo unas notas y las palabras solo salieron.
-For 27 years I've been trying. To believe and confide in Different people I found. Some of them got closer than others and some wouldn't even bother, and then you came around. I didn't really know what to call you, you didn't know me at all, but I was happy to explain. I never really knew how to move you, so I tried to intrude through the little holes in your veins, And I saw you. But that's not an invitation! That's all I get, If this is communication I disconnect.

Se detuvo porque las lágrimas iban a salirse, respiro profundo abanico su cara con las manos y finalmente se secaron. Dejó la guitarra sin mirarla dos veces, dió la vuelta para encaminarse a la salida y encontró a Ucrania mirándolo fijamente, fue increíblemente duro sentir sus tripas amarrarse en su estómago sumándole a las ganas de largarse. Se quedó pensativo tratando de recordar que hacía el antiguo México al encontrarse con personas que no deseaba ver, sonrió pero fue clara la complicación facial en su rostro, el experto en usar máscaras había olvidado ocultar sus emociones.

—¿Cómo has estado? —Fue la mejor pregunta que se pudo formular la ucraniana.
—Bueno, yo—bajo la mirada al suelo—no lo sé—Ucrania miro su semblante perdido, estaba claro que no sabía que responderle.
—Tienes talento para tocarla—cambio el tema a la guitarra—también tienes una muy buena voz.
—Puede ser—evadió—debo irme, no sabía que era tu club.
—Daré las sesiones los martes y jueves—explico veloz—puedes venir si quieres, no tengo ningún inconveniente—sonrió entusiasmada.
—No creo que sea buena idea—suspiro—te irá muy bien, seguro eres una gran profesora—intento animarla—da tu mejor esfuerzo.
—Fue un idiota contigo ¿Verdad?—hizo una expresión llena de decepción—mi padre es alguien difícil de complacer y entender, no logra conectar con las personas por lo que es.
—Ucrania—llamo con dureza a la joven para detenerla de excusar al soviético.
—Lo siento—se disculpo.
—¡México! ¿Dónde estabas?—Perú llegó eufórica dándole su celular—Joe pregunta si tienes tiempo para el ensayo del baile de novios—miro a la Ucraniana con mejor detalle, se acerco a ella mientras su hermano de comunicaba con su organizador de bodas.
—Hola, Perú—saludo cordial.
—No me dijiste que este sería el lugar donde darías tu curso de música—reprocho un poco molesta.
—Tu no me contaste lo que ocurrió entre México y mi padre—contrataco, se miraron duramente unos segundos antes de reír, era difícil enojarse con un viejo amigo después de todo—¿Cómo está?—señalo con la cabeza al tricolor que les daba la espalda.
—Ni siquiera lo sé con exactitud, nunca lo vi así.
—¿Su marca ya se desvaneció?
—No me ha mostrado, todo el tiempo usa suéteres con cuello largo o abotonada las camisas hasta arriba, todo es un revuelo con el evento encima, si tan solo China no quisiera adelantarse al verano, mi hermano tendría más tiempo para asimilarlo todo—se cruzo de brazos refunfuñando.
—¿Qué evento? —cuestiono inocentemente.
Perú callo en cuenta de su error, la ucraniana no era alguien interesada en los chismes o rumores, era de fiar pero también era la hija del hombre que rompió el corazón de su hermano. Pensó seriamente y tomo una decisión.
—México va a casarse—le susurro al oído dejando petrificada a la ucraniana—con China, dentro de dos meses, no puedes contarle a nadie ¿Entendiste?
Ucrania miro a México dar vueltas tratando de concentrase en la llamada, noto su cuerpo mas delgado de lo que estaba hace un año en Moscú, las ojeras bajo sus ojos, especialmente la expresión melancólica en su rostro, contando el fallido intento del mexicano por sonreírle como siempre hacia.
—No te preocupes—dijo a Perú, convencida de su decisión—no le contaré a nadie.