Capitulo 6 - Lilium

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Cerró la puerta del cuarto tras de sí, era complicado respirar así que comenzó a contar tratando de calmarse y no perder la compostura porque ya podía escuchar los crujidos que hacía el mármol de cada una de sus máscaras avisando de la inminente fragmentación.
Se sentó en el suelo recargando la espalda en los pies de la cama, llamaron a la puerta y cubrió sus oídos para no escuchar.
—Mex—entro con un tono bajo—necesitamos hablar—el tricolor hizo la cabeza hacia atrás, si quería avanzar sin arrepentimientos debía enfrentar al soviético, decidió hacerlo.
—¿Qué debería hablar contigo? —URSS noto la máscara de indiferencia que se puso para afrontarlo—¿Vienes a decir que ya lo pensaste mejor? ¿Qué me quieres? —hizo una risa ahogada—eso es patético, incluso para ti —se puso de pie— he vivido bien sin ti estos meses, estaba tan ocupado siendo feliz que ya había olvidado tu cara—el corazón del soviético se apretó —no creo que tengamos nada de qué hablar, por favor ya vete.
—No te creo nada—se acercó a él, apenas a un paso de distancia de tocarlo con su cuerpo se detuvo—incluso si no quieres aceptarlo tu cuerpo me reconoce —subió sus manos a la cintura del tricolor que se estremeció hasta la nuca—si te casas con él, tu cuerpo sufrirá ¿No deberías al menos cuidarte un poco?
—Cuidarme a mí mismo es egoísta, no puedo ser egoísta si quiero vivir —alejo las manos del alfa.
—¡No está mal si eres egoísta!—grito con frustración —no quieres casarte con ese sujeto, no quieres vivir aquí con España ¡No quieres ningún estúpido regalo caro de ellos! —México se sorprendió—solo deberías hacer cosas que quieras hacer—abrazo al tricolor —no trato de decir que te quedes conmigo, soy un completo idiota pero solo quiero que puedas ser feliz y honesto sin temer de nadie, quiero que puedas ser tú—el hispano se conmovió dejando que las lágrimas bajarán por su rostro.
—Ya hice una decisión—se alejó suavemente—puede que sea difícil al principio pero lo mejor es aceptar a China, nuestra relación jamás podrá ser—URSS lo apretó entre sus brazos antes de que pudiera alejarse más—no soy tan fuerte para desafiar a todos, tú no mereces a alguien tan débil como yo a tu lado.
—Estamos predestinados, eres mi compañero, siempre lo has sido —México se apartó.
—No hagas eso, no fuimos nada más que compañeros sexuales con buena química, nos engañamos el uno al otro, solo dos corazones solitarios dándose compañía —seco sus lágrimas y sonrió gentil —quiero estar con China —URSS quedó en blanco—nos olvidaré por ambos, si quieres maldecirme por ello lo aceptaré, llevaré todo nuestro dolor para que puedas seguir adelante—el rojo no comprendía esa forma de actuar ni esas palabras —así que solo olvida que me conociste, te será más fácil de esa forma, quien sabe, quizás en un tiempo encuentres a tu verdadero compañero —le dio una palmada en el hombro —adiós, URSS.
México cerró la puerta tras de sí pensando en que todo aquello era lo mejor que podía hacer por el soviético, su corazón dolía de forma insoportable pero debía ser fuerte, solo un poco más y todo acabaría. Camino al jardín para refrescarse con el aroma de la recién asentada noche y enfriar su corazón, miro los viejos juegos infantiles olvidados a la izquierda del jardín, rara vez pudo usarlos sin ser regañado; pronto se iría con China a Beijing por lo que durará su vida y jamás saldría de ahí; disfrutaría un último empujón en el columpio de en medio de los tres. Se sentó y se comenzó a impulsarse lentamente disfrutando del momento.
—Te dije que los de tu tipo no pueden disfrutar de algo así—aquella voz estaba grabada en su conciencia a profundidad, en la familia de España había una persona más temible que el patriarca, un humano lleno de codicia y maldad que lo atormento por largos años—la basura tiene su lugar, este no es el tuyo—por acto reflejo su cuerpo se levantó del columpio y se alejó a varios pasos con la cabeza baja mientras temblaba ligeramente.
—¿Qué haces aquí? Estás en prisión, lo oí de Chile—evito su viejo acto de tartamudear a toda costa.
—Debía darte mis felicitaciones ¿No? Después de todo mi hermano mayor se va a casar—con un poco de esperanza México levanto la vista, tal vez la crueldad de prisión había arreglado a su hermano menor—aunque es triste—un frío gélido recorrió la columna vertebral del tricolor al ver el cañón del revolver a escasos pasos de él—tan pronto me fui está familia se volvió estúpida—sus labios se burlaron en una sonrisa—es patético que aún sigas creyendo que perteneces aquí.
—Argentina, baja el arma—trato de convencerlo—hablemos adecuadamente.
—¡No me órdenes! ¡Una mierda como tú no puede darme órdenes!—acorto la distancia entre ambos—Odio que tengas una vida feliz después de todos los errores que has tenido—los ojos le brillaban de ira—arruinaste el matrimonio de mis padres, arruinaste mi vida, le lavaste el cerebro a todos pero aun así estás tan tranquilo ¡Me robaste todo!
—¡Yo no te quite una mierda!—la frustración le hizo gritar lo que siempre deseo—todos estos años, cada maldito segundo de mi existencia se la he dado a los demás como deseaban ¡¿Por qué debo seguir dándote más de mí?! —Argentina apretó los dientes con rabia—¡Yo les entregué todo de mí para que me amarán!
—Nunca serás amado —declaro dejando en shock al tricolor luego de golpearlo sobre la cien con el mango de la pistola —naciste de un error de tus padres, tu madre no te quiso y tampoco lo hace tu padre—México se cubrió los oídos tratando de no escuchar —tus hermanos siempre te han odiado y tus parejas siempre te abandonan, ni siquiera tus amigos están aquí —coloco el dedo en el gatillo sonriendo satisfecho —tu existencia no tiene ningún valor —esas palabras perforaron el corazón del mexicano al recordar a su madre diciéndole lo mismo.

El rugido detuvo su corazón por la intensidad, tenía las manos frías como si la sangre hubiera dejado de fluir a las puntas de sus dedos mientras algo se amarraba en la boca de su estómago, sintió la cara caliente casi ardiéndole, abrió los ojos y el segundo rugido del revolver hizo salpicar la sangre por su cara aún más, cada una de las gotas carmesí perforó sus cientos de máscaras internas con la misma fuerza que una bala.

Un recuerdo destello ante sus ojos con la luz cegadora del sol de verano, un niño tricolor en sus seis años estaba frente a él, sus ojos eran lo más cautivador del momento, esos verdes ojos yerba que le miraban cálidamente llamándolo.
Hermano mayor—dijo con infantil voz—la próxima vez —hizo una enorme sonrisa que hizo latir el corazón de Nueva España —yo te protegeré.

—Hermano mayor—dijo con infantil voz—la próxima vez —hizo una enorme sonrisa que hizo latir el corazón de Nueva España —yo te protegeré

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Weight of the world ll  |URSS x México|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora