m |⌇ ❝ si quieres derribar
estas paredes , te
vas a lastimar ❞ ᭨ི ྀྀ
Isis era el príncipe de la corona y lo sería hasta que esta reposará en su cabeza convirtiéndose en el emperador de Oriente, aquel regente que estaba destinad...
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DESPUÉS DE TANTO REVUELO Y DRAMA, POR FIN PUDO COMENZAR LA TAN ANSIADA NEGOCIACIÓN CON LUIPT. Por lo que fue imposible no notar el buen humor mañanero del único príncipe de Oriente quién se dirigía a paso lento y elegante hacía la alcoba de su madre, queriendo recibir su bendición después de tanto tiempo.
Toco con delicadeza la puerta siendo abierta al instante al confirmar su identidad, su madre le recibió con aquella calida sonrisa que siempre le brindo desde niño. Correspondiendo al acto, reverencio para luego acercarse a tomar sus manos dandoles un tierno beso en sus nudillos.
—hijo ¿que te trae por aquí a primera hora?
—¿de nuevo diciéndome interesado?—hizo un puchero viendole divertido.
—solo digo lo que veo—respondió sonriente.
—auch—río—en fin, quería pedir su bendición para comenzar bien mi dia
—pareces entusiasta ¿es por el acuerdo comercial con el Duque?
—¿qué me delato?—canturreo tomando asiento.
—usted siempre se emociono con la política, majestad, recuerdo que de pequeño se iba a hurtadillas a la oficina del emperador
—¡Condesa Eliza!—hizo puchero al recordar momentos de su vergonzosa niñez, solía seguir tal cuál sombra a su padre con el único propósito de aprender cómo ser un digno gobernante, claro que debido a su edad no fue tomado en serio por lo cuál entorpecia y distraía a su padre según los consejeros de ese entonces.
Desde infante mostro intereses en la cultura, política, en el saber en general. Por lo que sus maestros y padres le consideraron un genio y prodigio a temprana edad pero ellos desconocían cuál era ese objetivo tras tanta dedicación y insistencia en el estudio, el poder siempre a estado en su mente desde crio. Su avaricia era pequeña en aquél entonces pero a medida que le daban a alas, crecía sin freno alguno otorgándole también ciertos rasgos que únicamente una rata cómo Ergi Claude identificó, no sabía si eso era bueno o malo. Supo ocultarlas bien para el resto, en especial de sus padres, fue más fácil de lo que pensó.
En su búsqueda de conocimiento, rogo a los regentes que le dejasen partir de Orienta hacia el resto del mundo, queria, no, necesitaba ver el mundo por si mismo al igual que adquirir todo el saber posible de él. Fue duro convencerlos pero lo logró a fin de cuentas partiendo a los trece años de edad, días cercanos a su cumpleaños se embarcó en una aventura sin saber si tendría un final o no, para él aún no encontró un final pero para el resto ya llego a él. En su viaje conoció gente interesante pero sólo una persona logro captar por completo su interés, ella poseía un brillo tan familiar en su mirada que le fue inevitable no acercarsele.
Iris.
El recuerdo de la mujer de cabellera rojiza le hizo sonreír con suficiencia.
Era su reina en este tablero, no había persona más valiosa que ella en su vida pero no precisamente por lo que todos creen. Es poderosa, la necesita a su lado para obtener la corona y ella igualmente, lo necesita a él para lograr su objetivo.
