2. Una sospecha

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Will

Vi a Nico dirigirse hacia su cabaña así que se lo impedí y lo llevé a la enfermería para curarlo. Se quejó un poco pero lo convencí. O, según él, ‘lo arrastré hasta allí’. Al llegar se paró y estudió el lugar detenidamente. Como no tenía nada mejor que hacer aparte de esperar a que se pusiera en marcha miré el lugar, tal como hacía él. 

Todo estaba lleno de campistas heridos, algunos con heridas de espadas, garras, flechas y hachas y otros quemaduras de tercer grado. Cuando me di cuenta de que Nico me estaba mirando le gasté una broma pero con él no puedes gastar bromas sin que te responda sarcásticamente. 

Lo llevé a su cama y me dijo que quería estar más al fondo, cosa que me molestó bastante. Siempre se ha apartado de los demás esperando que no le hagan caso pero yo, como médico que soy, te digo que eso solo le perjudica más. 

Lo puse cerca de los demás pero al final tuve que llevarlo más al fondo porque había demasiado ruido. Llegamos y lo dejé un momento solo para ir a por ropa de recambio. Fui a su cabaña y vi a Hazel, su hermana y una de los siete de la profecía, con Frank, su novio. 

─Hola, ¿Qué tal?─ Le pregunté. 

─Oh, Will ¿verdad? Eres el médico del campamento ¿no?─ Preguntó un poco avergonzada por no conocerme en persona. 

─Sí, y ahora médico de tu hermano.

─Sí, ya me ha contado. ¿Qué quieres?

─Eh, iba a por ropa para Nico. ¿Qué crees que querrá ponerse?

─Toda su ropa es igual. Coge lo que pilles, y saluda a Nico de mi parte ¿vale?

─Por supuesto.

Entré en la cabaña de Hades. Era muy oscura comparada con la de Apolo y solo estaba iluminada por frascos de fuego griego en las paredes. Había pocas literas, una mesita de noche, un sofá de cuero negro y dos armarios. 

Me acerqué a un armario y me fijé en que ponía Nico en colorines. “Detalle de Hazel” supuse. Todo lo que tenía que ver con la decoración de colores era cosa de ella, lo sabía porque a Nico no se le ocurriría ni en un millón de años. Alejé esos pensamientos de mi cabeza y abrí el armario. 

Negro. Todo era negro. Nico no tenía ni una prenda que no fuera de color negro. Cogí unas camisetas (negras), unos pantalones (negros), ropa interior (negra) y cinturones (gris oscuro, yupi) y me fui directo a la enfermería. 

De paso también cogí ropa de enfermería, para cambiar un poco pero él lo rechazó por completo. ¡¿Cómo pueden no gustarle los pijamas de soles?! Aunque debería habérmelo imaginado. 

Me acerqué a él, a diez centímetros de su cara para convencerlo. No lo logré pero conseguí hacerlo sonrojar. Un punto para Will. El marcador queda en uno a cero. 

He descubierto que no le gusta que lo llamen ‘Death boy’ así que lo haré más a menudo. Pero al darme cuenta me ruboricé. El marcador empatado a uno. 

Todavía estábamos a diez centímetros y me atreví a mirarlo a los ojos. Sus ojos. Los ojos con los que había soñado desde hacía mucho tiempo. Esos ojos como cristales rotos que tantos horrores habían visto. Me fijé más en ellos. Me sumergí. No eran como cristales rotos, en realidad eran marrón chocolate, pero no se notaba por toda la tristeza y soledad que albergaba dentro. 

Una voz interrumpió nuestro momento de miradas. 

─Will,¡ven enseguida! ¡Es Paolo otra vez!

Me aparté. El corazón me latía a mil por haber estado mirando a Nico con tanta curiosidad. Él estaba un poco rojo por ello y seguramente se sentía igual que yo. Le dije que no se moviera y fui corriendo hasta donde provenía la voz. 

Death Boy (TERMINADA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora