14. Rescate

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Will

Llevaba mucho tiempo así. No sabía cuánto exactamente, pero mucho. Los sueños iban y venían, sueño, oscuridad, sueño, oscuridad, sueño, oscuridad… Nunca despertaba. No sabía por qué, pero nunca despertaba. Y eso no me gustaba nada. El primer sueño fue terrible. Aparecía Nico, en el Tártaro, siendo torturado por dos gigantes gemelos, Oto y Efialtes. Cada vez que veía cómo sacudían a Nico contra las paredes, aparte de oír los huesos rotos de Nico, oía mi corazón rompiéndose. No lo soportaba.

Luego volvió la oscuridad. Y se volvió a ir. En realidad, no me gusta la oscuridad. A ningún hijo de Apolo le gusta la oscuridad. Pero era mejor que los sueños. El siguiente sueño fue aún peor que el otro. Vi a Nico vagar por las sombras, acompañado por un fantasma. Parecía que tenía unos diez años, así que supuse que esa visión era de cuando se fugó del campamento después de la muerte de su hermana.

Y la oscuridad volvió. Cuando llegó la tercera pesadilla me estaba hartando de aquella rutina. ¿Cuándo iba a despertar? Y entonces volví a ver a Nico. Estaba en un hospital, junto a un enfermo. Era rubio y tenía pecas, pero estaba pálido y su cabello estaba tieso. Y entonces me di cuenta de que aquel enfermo era yo. Mi piel era casi tan pálida como la de Nico y mi cabello ya no era tan rubio como antes. Ahora era rubio enfermizo. Pero el que le preocupaba era Nico.

Estaba a mi lado, sentado en una silla. Me daba la mano y lloraba en silencio. Me acerqué y le puse la mano en el hombro. Sabía que no me notaba, así que me agaché y traté de mirarle a los ojos. No era lo mismo. En aquel momento era lo único que quería hacer. Quería mirar a Nico a los ojos y no parar nunca, pero cuando lo hice, sus ojos estaban perdidos, como si mirasen a través de mí. Miré el calendario y vi que era martes. Cuando habíamos ido a la acampada era sábado o domingo, ¿tanto tiempo llevaba dormido? ¿O sólo era una visión del futuro?

Tuve muchos más sueños. La mayoría sobre Nico, otros sobre mi familia y otras cosas. Cada visión dolía mucho más que una daga clavada en el pecho. No soportaba ver sufrir a las personas que más me importaban. Vi a mi madre, Kayla, Austin, mis hermanos, Aisha, Apolo, Lou Ellen, Cecil, mis otros amigos del campamento y a Nico, sufrir mil cosas terribles. Vi morir a unas personas fantásticas en guerras contra monstruos. Y, una de las peores cosas que vi, fue morir a mis antiguos pacientes de nuevo, aquellos pacientes a los que no pude salvar por mucho que me esforzara. Dolía tanto... 

Luego volvió la oscuridad. Me estaba acostumbrando, aunque no me gustaba nada. Entonces noté algo… en los labios. No sabía que era, pero me gustaba. Aquella sensación… era fascinante. Sentí un calor que me inundó de felicidad y cuando dejé de sentir la ‘cosa’ caliente en mis labios, aquello se esfumó y volví a la oscuridad absoluta, que me dolió más al notar de repente aquel calor inminente.

Varias veces me había dolido el pecho, en el corazón. Notaba que se aceleraba y se paraba súbitamente, aunque no me moviera ni hiciera nada. Supuse que en la vida real, mi cuerpo estaba sufriendo daños, sin embargo, agradecí estar dormido. Entonces, cuando creí que empezarían las pesadillas otra vez, oí la voz más melodiosa del mundo. La voz de alguien importante. La voz de Nico. Y aquella voz, que tanto amaba, empezó a cantar. El sonido era agradable. Era tan hermoso…

─You’re my sunshine, my only sunshine, you make me happy, when skies are gray. You don’t know darling, how much I love you, please don’t take my sunshine, away.─ La voz me rodeó con un calor agradable que no sentía desde hacía mucho tiempo.─ Will… Lo siento muchísimo… debería haberte salvado… debería… debería haberte ayudado… ¿Cómo he podido llegar a no ayudarte…─ Ahora la voz de Nico sonaba triste, descorazonada.

Entonces empecé a abrir los ojos lentamente. Moví los dedos, asegurándome de que estaba despierto. Me dolían las costillas. Tenía un escozor en la frente pero no era nada comparado con el dolor de los brazos. Le pregunté a Nico dónde estábamos y se emocionó muchísimo de que estuviera despierto. Me abrazó y como me dolía casi todo tuve que esforzarme para no gritar de dolor. Nico se separó y me puso un mechón detrás de la oreja. Estaba extraño.
Un  doctor entró en la sala y nos miró asombrado.

Death Boy (TERMINADA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora