3. Un mal día

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Nico

A menos que te hayas despertado igual que voy a describir ahora, dudo que entiendas cómo me sentí al despertar por segunda vez en la enfermería. Te aviso, como te rías mientras lees te las verás conmigo. 

Para empezar, no tuve pesadillas. Al principio me vi asomándome al foso oscuro, pero de repente vi una luz extraña. Brillaba débilmente por la distancia, pero, a medida que me acercaba, se aclaraba aún más. Llegué al lugar de donde provenía hasta que la toqué. La caverna se iluminó y se vieron telarañas por todas partes. 

Y luego me desperté. Estaba junto a algo caliente, que supuse que era la ‘luz’ del sueño. Miré el reloj de la pared. Las cuatro. Seguía adormilado así que no me moví del sitio. 

Unas horas más tarde el ‘cuerpo’ se movió e intentó quitarme el brazo de encima. Gruñí, sin darme cuenta de lo que hacía, y abracé el cuerpo que me había ayudado a dormir bien. El cuerpo se quedó quieto y volvió a intentarlo. Aquella vez me acurruqué un poco y apoyé la cabeza en el hueco de su cuello. Oía los latidos de su corazón aumentando de ritmo y sonreí para mí. 

Él me acarició la cabeza y empecé a abrir los ojos lentamente. Miré hacia arriba y vi una cara sonriente salpicada de pecas. Me fijé en sus ojos, como seguía adormilado todavía solo me sonaban vagamente. Eran azul cielo y brillaban como la luz del sueño. Seguía sonriendo y él me miraba con una mezcla de asombro y felicidad.

De repente caí en la cuenta. La persona a la que estaba abrazando era Will. Abrí los ojos como platos e intenté apartarme de él. Pero con tan mala suerte que me caí de la cama y las mantas se cayeron encima de mí con un sonoro ‘Plof’. 

Notaba mis mejillas ardiendo más que cuando Eros me hizo confesar delante de Jason que me gustaba Percy. Cuando conseguí quitarme las mantas de encima vi a Will levantado ofreciéndome la mano. Me levanté con su ayuda y se disculpó. 

─Lo siento, Nico. No es lo que parece, te lo juro.

─Vale. ¿Puedo sentarme?─ Pregunté, todavía rojo. 

─Por supuesto.─ Dijo él, todavía  nervioso. Me ayudó a sentarme y recogió la habitación.─ Lo siento de verdad, Nico. Ha sido un accidente.

─Que sí, Will, te perdono. No pasa nada, pero me gustaría saber qué hacías en mi cama.

─Bueno, verás, Nico. Em, es gracioso. Anoche estaba agotado y me senté en la silla.─ Dijo señalando la silla de al lado. ─ Y, supongo que me dormí y me caí en tu cama por la noche.─ Asentí.─ Y, me desperté y traté de apartarme, porque sé que no te gustan los abrazos, pero, em... En el intento, tú… tú me abrazaste y no quería despertarte así que, me quedé quieto.

Noté mi cara calentándose otra vez.─ Lo siento.─ Murmuré. No esperaba que Will me oyera pero tiene los oídos más grandes que un elefante. 

─¿Acabas de disculparte?─ Dijo burlonamente. Yo lo miré arrepentido.─ Oh, venga ya Nico, no pongas esa cara. Solo ha sido un incidente. Nadie nos ha visto. 

─Supongo.─ Aunque me entristecía un poco saber que se lo tomaba en broma. 

─Necesitas un abrazo.─ Dijo muy serio. Yo me iba a negar pero él fue más veloz. Me rodeó con sus brazos y aprovechó ser más alto que yo para apoyar su cabeza en mi cabello. Yo apoyé la mía en su cuello, como cuando me desperté. 

Si no has abrazado nunca a Will, no sabes lo que te pierdes. Para empezar, si tienes frío te calienta en un segundo, después de todo, su padre es Apolo, dios del sol, aparte de unas cuantas cosas más. Su abrazo era reconfortante y me gustaba la forma en que me consolaba. Y luego estaba su pícara sonrisa que hacía sonreír a cualquiera. 

Death Boy (TERMINADA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora