9. Los poderes

663 48 183
                                    

Will

No podía dormir. No había pasado ni un día sin Nico y ya estaba nervioso. Sabía que él podía sobrevivir solo pero, aún así seguía nervioso. Me levanté. La luna iluminaba la cabaña. Me senté en la cama y empecé a rezar.

─Dioses, me gustaría que me ayudaseis. Llevo toda la tarde intentando contactar con Apolo y no puedo, así que os pido a vosotros que me ayudéis. Por favor, mantened a Nico a salvo. Es lo único que pido. Si hace falta, mañana os daré el doble de sacrificio pero mantenedlo a salvo, necesito saber que está bien.

Ni una respuesta. Suspiré y me tumbé mirando hacia la ventana. Entonces oí un crujido en el suelo. Mis hermanos no podían ser, y no había nadie más en la cabaña. Seguí callado y volví a oír otro crujido. Me di la vuelta despacio y vi la silueta de alguien de altura baja, ropa oscura y una chaqueta.

─¿Nico?─ Pregunté asustado.─ ¿Eres tú?─ La persona se dio la vuelta y vi unos ojos brillantes de color chocolate. Sabía quién era, pero no me atrevía a admitirlo. Encendí una linterna y apunté a su cara para verla mejor. Sí, era él. Su rostro era una mezcla de vergüenza y miedo. 

─Hola.─ Esa simple palabra me puso de los nervios. No podía creerme que había estado un día entero esperando a que Nico llegase y se explicase y que solamente me había dicho ‘hola’. Me puse a medio gritar, para no despertar a mis hermanos y Nico me lo explicó todo. Todavía estaba alterado, pero no iba a dejar pasar el asunto así como así. 

⬹⬹⬹⤔⤔⤔

Cuando subimos y vimos a la arpía Natasha, supe que teníamos que matarla. No era porque me guste matar a los monstruos como si nada, a mí me gusta lo contrario, sino que sabía que las arpías de la limpieza nos devorarían por cualquier cosa. Nico cayó al suelo y noté un calor repentino. Le dije que cerrara los ojos y me remangué el pijama. Al instante, empecé a brillar como una lámpara de aceite. La arpía se desintegró y me tapé los brazos. Dejé de brillar y bajamos a la cabaña de nuevo.

Más adelante, cuando Nico me dijo que había tenido sueños conmigo, noté que se me iluminaba el cuerpo en general, y que irradiaba calor. Pensé que no pasaba nada, y que sólo era mi imaginación. Al fin y al cabo, si Nico no decía nada, es que no ocurría nada raro.

Pero mis sospechas comenzaron cuando Nico dijo que yo era lo mejor que le había pasado. Mis manos empezaron a brillar. Procuré que Nico no las viera. No las vió y se durmió en mi hombro. Sonreí y lo tumbé en la cama. Intenté dormir, pero no pude, así que me pasé la noche entera pensando en cómo decirle a Nico mi enamoramiento. No me quedé con nada, pero justo Nico se despertó y dejé de pensar. 

Saqué el tema del beso en la mejilla del día anterior. Le expliqué que no había nada de lo que avergonzarse. Sonrió y miró hacia abajo, donde estaban nuestras manos. Sin darme cuenta, había acercado mi mano a la suya para tocarla. Toqué su mano suavemente y vi cómo se le ponían los pelos de punta. Aparté la mano, no quería que se sintiera incómodo. Cogí aire y lo solté, intentando relajarme.

Me dijo que no pasaba nada y me sostuvo la mano delicadamente. Le acaricié la mano. Eso me tranquilizaba, era relajante saber que Nico estaba vivo. Entonces me iba a decir algo pero al mirarme a los ojos se dio cuenta de que estábamos a dos centímetros. Apartó la cara, sonrojado. Entonces aproveché mi oportunidad. Le cogí de la barbilla, y poco a poco, me fui acercando a él. Cuando sólo nos separaban unos milímetros, oí que Kayla se despertaba y me aparté más rojo que un tomate. 

Le metí prisa a Nico, porque nos iban a pillar, y viajó por las sombras. Me senté, intentando aparentar tranquilidad, algo muy difícil, teniendo en cuenta que estaba muy nervioso, Kayla me vio y se frotó los ojos.

Death Boy (TERMINADA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora