Cap7: Rey contra Dragón

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Saber, en respuesta a las palabras de Berserker, dejó escapar un leve gruñido de entre sus dientes. Tras ello, cargó tan rápido como podía.

A diferencia de antes, tardó un par de segundos en alcanzar al servant enemigo, en lugar de alcanzarlo en un parpadeo, por lo que vio que varias armas pasaron a su alrededor en dirección de su oponente, cortesía de Archer detrás suya.

Mientras ella se acercaba, Berserker se tambaleó de un lado a otro, dejando que las espadas y lanzas lo pasasen de largo. Agachándose, saltando torpemente a un lado, lanzando golpes cansados y descuidados, el servant con la armadura carmesí evitó que las armas le diesen impactos directos, aunque no pudo evitar que algunas de ellas rozasen o impactasen su armadura de lleno, agrietándola levemente en los puntos de colisión. A diferencia de antes, su armadura no se reparó.

Llegando frente al servant, Saber disparó una estocada tan fuerte como podía permitirse en dirección al centro de su pecho. Sin energía para siquiera esconder el filo de su arma, el expuesto filo plateado fue interceptado por un antebrazo carmesí que desvió el ataque. Saber tropezó hacia adelante, desequilibrada por el movimiento, mientras que Berserker pasaba a su lado torpemente.

Sin embargo, su oponente no tuvo descanso cuando una espada dorada se dirigió girando por el aire en su dirección, forzándolo a saltar hacia atrás rápidamente. Saber agradeció silenciosamente a Archer por evitar que el Berserker la golpease en su estado expuesto, mientras que recomponía su guardia con un fuerte pisotón en el suelo que empujó algo de arena.

Inmediatamente después, se arrojó nuevamente en dirección del Berserker carmesí, lanzando un tajo ascendente desde su costado derecho para aprovechar la herida del servant en contra del mismo. A su vez, percibió varias espadas y armas diversas, cortesía de Archer, rodeando a ambos, listas para dispararse de ser necesarias.

Issei apretó los dientes con frustración debajo de su casco. Aún sentía el abrumador dolor del poder sacro en bruto recorriendo su cuerpo y torturándolo. Se mordió la lengua para ahogar la sensación mientras que Saber se acercaba a él con otro ataque, ésta vez desde su derecha. Contuvo un gruñido enfadado también al notar las armas de Archer rodearlo.

Era hora de empezar a forzar su cuerpo más allá de puntos saludables, otra vez.

[BOOST]

La voz brotó de su armadura, recordándole a su viejo compañero, y sonrió al ver que Saber, habiéndose arrojado a un ataque entregado con todo su peso, abría sus ojos como platos. En un borrón carmesí, Issei pisó el filo de Saber con uno de sus pies, empujando el arma hacia abajo mientras que se impulsaba, estrellando un rodillazo nuevamente en el perfecto rostro de la espadachín de cabellos dorados. Nuevamente sintió el crujir de sus huesos y su sangre mancharlo ante el ataque, y también sintió las armas que se dispararon hacia el como balas.

Cayendo al suelo encima de Saber, apoyandose pesadamente en el mismo con su único brazo, apretó los dientes por el esfuerzo mientras que aprovechaba el poder que lo llenaba en esos breves instantes para tirar su cuerpo a un lado, rodando por la arena. Las armas se clavaron en el suelo detrás de él, y pudo empujarse hacia arriba con su brazo a tiempo cuando más armas aún se sumaron a la carga, acercándose peligrosamente a alcanzarlo.

Una vez más de pie, pudo patear la primer arma a un lado y atrapar la segunda, antes de romperla. Luego, siguió moviéndose. Sin frenar, corrió entre las armas como pudo, saltando siempre que no podía ser más rápido que ellas, y desviándolas o pateándolas cuando atacaban bajo. No podía volver a tirarse al suelo, no quería arriesgarse.

Saltando hacia atrás, varias armas se clavaron donde hacía un segundo el estaba de pie, cuando, bajo su armadura, abrió los ojos como platos. Con un giro de 180° casi instantáneo, su antebrazo se alzó y chocó con algo metálico por el ruido de la colisión si debía adivinar, mientras que lanzaba un cabezazo de puro instinto. Sintió huesos crujir por la fuerza y por un instante la sangre cubrió su visor, pero no tardó en limpiarla mientras volvía a retroceder con pasos torpes, hasta que uno de sus talones rozó un arma detrás suya, clavada en el suelo.

El Emperador Dragón Carmesí y la Homúnculo de Cabello BlancoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora