La despedida de Neville

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"No te esperaba, de hecho, estaba siendo muy feliz conmigo mismo, pero te vi, y me sentí como quien llevaba esperando un milagro hace mucho tiempo".

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POV HARRY

No me considero un hombre religioso, es más, creo que después de salir del último hogar transitorio dónde la señora Petunia Dursley me obligó a tomar la comunión, jamás volví a poner un pie en alguna institución de doctrinas dogmáticas. A lo que me aferró es a la espiritualidad del hombre. Aquella que no busca agradar constantemente a Dios para obtener un pase libre al paraíso, si no la que finge no darse cuenta de que sus actos y pensamientos atraen consecuencias que a veces uno no está preparado para recibir.

Y con este trabajo que llevo haciendo desde los 17 años, el universo me ha plagado de advertencias y consecuencias. Porque... ¿a quién quiero engañar? La sociedad podrá decir que lo que hago tiene carácter profesional, que se trata de algo legal, los papeles y firmas de por medio respaldan la honestidad de la tarea a la que me dedico. El capitalismo dirá que no hay nada malo mientras dichas ganancias provengan del esfuerzo y sean utilizadas para el consumo directo. La moralidad escupirá que soy un ser aborrecible que le saca el dinero a las personas a cambio de aparentar lo que no tienen.

Pero ¿y la espiritualidad? ¿qué pensaría ella?

Preguntas que comencé a hacerme hace un tiempo cada vez que salía al ruedo y veía a esa persona que pagaba por mi compañía, el interior de mi mente no paraba de repetir: ¿qué piensa tu espíritu de todo esto? y a grandes rasgos se que no le estaba haciendo ningún daño a nadie porque procure ser siempre transparente en mis comunicados. Pero bastaba solo con mirar a los ojos de esa persona y ver lo desesperado o desesperada que estaba por querer pertenecer a ese mundo que distorsiona la mirada del amor y la convierte en etiquetas que si o si deben encajar en los parámetros de una pareja ideal. Claro que la sensación de dicha les iba a durar lo que el contrato durara, entonces ¿que pasaba luego con ellos? ¿cómo explicaban a los demás que Harry no iría el año siguiente al cumpleaños de la abuela? No era mi problema, pero me afectaba y en ocasiones volvía al departamento con el estómago revuelto por la culpa.

Después de reflexionar y llegar a la conclusión de que no quería seguir sintiéndome más mierda. Porque una cosa es pensar en esas personas como clientes y otra muy distinta verlos como humanos con sentimientos que pagan para pretender mostrarse felices unas horas. Por todas esas sensaciones es que iba a generar un cambio mi cambio ¿cómo? bueno para empezar y poder deshacerme de la única entrada económica que tenía, debía buscar una alternativa.

Estudiar el profesorado de letras, literatura y lenguas vivas no fue un problema para mí, siempre fui adicto a la lectura y en la corta estancia que pase en mans Servant, aprendí mucho. Me faltaba poco para terminar los estudios, luego podría hacer una maestría o un postgrado, dejar el trabajo como acompañante y dedicarme a enseñar.

Ese era el plan o al menos lo era hasta que llegó Draco a mi vida. No buscaba nada, mis prioridades en ese momento eran otras. Conocer a alguien en esa etapa era complicado, yo estaba intentando arreglar mi vida, quizás más adelante sí, nadie puede negar que enamorarse es hermoso, más cuando eres correspondido.

Pero fue inevitable y sucedió más rápido de lo que imaginé. Draco tenía un magnetismo idílico y me atrajo como el polen a la abeja. Desde esa noche en el bar de Manhattan cuando coincidimos por primera vez, enseguida supe que lo quería volver a ver.

Jamás se me hubiera cruzado por el imaginario que sería él quién diera el primer paso y que de forma discreta hiciera deslizar su número de teléfono escrito en una servilleta de papel sobre la barra en la que yo esa noche estaba con un cliente. Lamentablemente o por causa y efecto del universo, perdí esa misma noche la servilleta. Sin embargo el destino lo ponía nuevamente en mi camino, no era el mejor escenario para reencontrarnos, aun así estaba y está vez no podía dejar escapar. Está claro que hay que aprovechar el tiempo carpe diem y todo eso.

The Wedding Date (Harco) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora