Caos parte I

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       “En todo caos hay un cosmos, en todo desorden un orden secreto”. Carl Jung.

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En las mañanas de verano en Wiltshire, había más probabilidades de que la luz del sol entrase por una ventana que en otra estación y era un espectáculo que a casi todos los que residían en esa parte de Inglaterra disfrutaban, aunque los que se alegraban de tener a debo dentro de sus casas probablemente no estarían sufriendo de una intensa resaca como la que Draco padecía en ese momento que la claridad matutina le estaba dando de lleno en la cara.

Se sentó en la cama con los ojos cerrados y se los restregó, le costaba que ellos se acostumbren a la claridad, parpadeó varias veces sintiendo la molestia de aquella luz natural que no dejaba de ensañarse con su presencia imponente en el lugar. ¿Acaso no había cortinas en la habitación? Si él estuviera viéndose como lo hace el alma al cuerpo cuando dormimos, se daría cuenta que estaba lejos de la protección de las cortinas malva de su antiguo cuarto. 

Se le partía la cabeza y tenía la boca pastosa, aunque eso no era el inconveniente ante la irritación que estaba experimentando por entender porqué carajos las cortinas oscuras habían desaparecido de la habitación. Lo raro era escuchar ese sonido que cada vez iba acrecentando más. Un silbido. Alguien estaba silbando "Bohemian Rhapsody" y lo escuchaba tan cerca que era imposible creer que su padre –el único capaz de silbar tan temprano en la mañana– lo estuviera haciendo dentro de su cuarto. Entonces abrió rápidamente los ojos ¿de que se estaba perdiendo? estaba completamente desnudo bajo las suaves sábanas y en…

«¿El bote de mí padre?» ¿Qué hacía ahí? Hizo un movimiento para incorporarse y se dobló de dolor. Apenas gimió, no quería que su padre notara su presencia ahí y lo descubriera sin ropa y con una expresión dolorida en el rostro, le haría preguntas y por supuesto decir que le dolía el culo como si se lo hubiera montado un caballo no era una respuesta adecuada.

Pasó la vista por el bote, su ropa estaba doblada y acomodada en la mesita de noche, se podía ver que el corset lideraba la pila de ropa y como si fuera una ráfaga de viento golpeándole la mente, las imágenes de la madrugada anterior vinieron una a una para recordarle lo ebrio que había estado y lo bien que se lo pasó dentro de aquel bote.

Lo había hecho con Harry, y la prueba era el ardor dentro de su ano y el conocido dolor en su entrada luego de una intensa sesión de sexo. Poco a poco fue asimilando lo que sucedió en esa cama y se ruborizó al pensar que Harry además de verlo borracho e incoherente, atendió su cuerpo con gran profesionalismo.

Eso quería decir que anoche había aceptado pagar por "las atenciones" de Harry y midiendo el dolor que sentía en la zona, lo habían hecho mínimo dos veces. Entonces… ¿Le tendría que pagar el doble?. Seguramente el Servant se lo haría saber, era su negocio y es una obviedad que nadie hace nada gratis y menos cuando el cuerpo está de por medio. Lástima que los $500 no cubren todo el fin de semana, de ser así su repentina erección le agradecería que vaya a buscar a Harry.

El silbido cada vez más alto lo sacó de todas las conjeturas que empezaba a hacerse con respecto a los trabajadores sexuales y se cambió antes de que su padre hiciera una entrada estrambótica en el bote.

Buenos días Draco, ¿has descansado bien?—preguntó, con una ligera curiosidad.

Pero su pregunta provocó que Draco pusiera fugazmente los ojos en blanco y bufara irónico.

—Buenos días papá. El bote todavía es un lugar seguro cuando llegas ebrio y no quieres que tus padres te vean. —en ese momento rememoraba las veces que había vuelto con la cabeza en la mano y el bote era la salvación a cualquier encuentro indeseado con su madre y sus quejas sobre que tenía que dejar de beber así. Que si no se comportaba ¿como Theo iba a querer volver con él?.

The Wedding Date (Harco) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora