The Wedding Date (Harco)

Severus

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Aeropuerto de Londres 23:35 PM

Sin esperar un minuto más, Harry fue hasta la mesa de informes del aeropuerto. En el mostrador, –dónde estaban las dos empleadas de la aerolínea– había una cola de más de 20 personas, todas quejándose por la repentina cancelación del vuelo.
Harry observó el nerviosismo histérico de algunos hombres y mujeres reprochando la inoperancia de la empresa y entendió que sería inútil esperar a toda esa gente para preguntar por lo mismo, ya que podía oír a los demás pasajeros decir que por razones climáticas no podrían viajar hasta nuevo aviso. Y no solo la aerolínea que partía a los Estados Unidos cancelaba, las demás ya habían empezado a hacer lo mismo con sus vuelos.

Señores pasajeros, la aerolínea [...] pedimos que todos guarden sus pasajes y mantengan la calma.

«Debe ser una tormenta brava, aunque no se compara con la tempestad en mí interior»

A Harry no le quedó más remedio que sentarse a esperar –cual potus– en algún asiento del aeropuerto y rezar para que la tormenta pase pronto.
Sonrió desanimado al escuchar nuevamente el altoparlante y llegó a la conclusión de que esto parecía extraído de una tonta película de drama romántico. Nunca había odiado tanto como en ese momento a las personas que amaban el cliché, porque verlo en el cine es una cosa, pero vivirlo era una putada.  

Se sentía molesto consigo mismo porque estaba actuando como el protagonista que huye al mínimo contratiempo, y por supuesto que ese no era su estilo, pero las cosas con Draco no salieron nada bien, y en esos casos, donde el otro deja en claro que no quiere saber de ti, lo mejor es alejarse. Insistir sobre lo obtuso, si que no era su modus operandi. Aunque se le quemara el alma por hacerlo.

«Quizás todo esto tenía que pasar por algo» pensó con tristeza. Y es que esta vez parecía tan real, tan al alcance, que ver cómo se desvanecía le estrujaba el estómago.

Los asientos de la terminal no eran lo más cómodo del mundo, sin embargo dejó caer la cabeza en el respaldo. Teniendo en cuenta que no sabía cuánto tiempo estaría allí, busco el móvil para leer los mensajes que había dejado pendientes desde que llegó a Inglaterra. Al menos leyendo y contestando, la espera sería menos agobiante.

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—¿Estás seguro Draco? —preguntó su padrino mientras se alejaban de la casa de los Lovegood.

Draco asintió decidido. —Si padrino, hasta que vuelva a América preferiría quedarme en tu casa si no les molesta —dijo mientras miraba por la ventanilla la oscuridad de la carretera.

—¡Claro que no nos molesta! ¿Verdad cariño? —expresó Sirius animado.

Severus miró a su esposo con gesto reprobatorio, ¿siempre tenía que tomarse todo tan a la ligera?

—Claro que no me molesta, solo que me gustaría tener una charla contigo Draco cuando lleguemos. —dijo mirando a su ahijado por el espejo retrovisor.

Draco respondió con un débil monosílabo, imaginaba lo que su padrino podía querer preguntar y eso le generaba ansiedad.

El camino de vuelta lo atravesaron casi en silencio, el único sonido dentro del auto era la tortuosa playlist de música romántica de los 80' que Sirius puso en el stereo y que Draco maldijo porque cada puñetera letra le recordaban a Harry.

Agradeció por dentro cuando el viaje finalizó y el auto paró frente a la casa de su padrino, eran casi la una de la mañana y solo pensaba en dormir y olvidar todo el asunto del día. Pero tenía una charla pendiente y su padrino no se lo dejaría pasar.