La Asistente

Usuratonkachi

Frente a ellos apareció un portal y en un segundo ambos aparecieron en el departamento de Naruto.

— Sasuke, necesito verte a ti y no a Saori - chan.

El Uchiha cambió y miró al Hokage. El también quería ser Sasuke cuando tuviera esta conversación con Naruto.

— ¿Por qué me evitaste hoy? — preguntó Naruto acercándose a Sasuke. Se le olvidaba que el Teme era un par de centímetros más alto que él, no como Saori, que era más baja que él.
— No quería que hablaras con una transformación, Naruto.
— Estamos de acuerdo en eso — sonrió el rubio.

Sasuke lo miró fijamente a los ojos. Naruto sintió el peso de esa mirada, esa mirada que podía quemar una ciudad si lo deseaba. Había sido más fácil hablar al tener a Saori al frente, porque claro, no era físicamente el hombre que amaba, pero al tenerlo ahí, con su presencia potente, su rostro masculino, sus pestañas tupidas y largas, esos hombros anchos, su espalda hecha a mano, era más difícil.

— Estabas muy hablador con Saori — rió Uchiha — intenta pegarme a la puerta como a ella.

Sasuke se acercó a Naruto y dejó al rubio pegado a la puerta, luego rió suavemente, con su clásica sonrisa de lado.

— Ja! ¿Estás asustado? Miedosi...

No pudo terminar la frase, Naruto lo atrajo hacia él y le estampó un beso en los labios.

— No vuelvas a decir eso nunca más, tu si que sabes sacarme de quicio, Teme idiota — sonrió Naruto al separarse brevemente — Mirame bien, Sasuke Uchiha, te amo. Lo escuchaste bien. Siempre te he amado, desde que éramos niños, hemos sido bien idiotas ambos, debimos estar juntos desde siempre, desde que éramos adolescentes.
— Espera un momento, Usuratonkachi, ¿no vas a escuchar que pienso yo?
— Tu también me amas.
— Espera... ¿que?
— Si no me amaras, me habrías apartado ayer, hoy en la oficina o ahora mismo. Tampoco habrías permitido que tocara a Saori de la forma en que la toqué. A Konohamaru no le aguantaste ni que estuviera cerca, pero yo, podría haber seguido subiendo tu vestido...
— ¡¡CÁLLATE NARUTO!! — dijo Sasuke avergonzado.

— Pero tienes razón, Sasuke ¿dime, que sientes por mi?
— Creo que yo siempre he sido bien explícito en lo que siento, eres quien me salvó de una vida de oscuridad. Quiero apoyarte a crear el mundo que quieres hacer, pero nunca me di cuenta que todo este cariño y esta necesidad de estar caminando junto a ti, no era un amor  de amigo o de hermano, era algo más especial...
— Eres mi alma gemela, Sasuke — dijo Naruto — quizás eso es lo que nos arrastra el uno al otro. Pero al menos, desde mi parte, yo si tengo un interés amoroso en tí. Cuando te vi junto a Konohamaru...
— Eres idiota Naruto... no iba a pasar nada con Konohamaru. Pero comprendo a lo que te refieres.
— Como te dije, te amo, Teme. Eso es lo que siento por ti.

Naruto sonrió, con esa sonrisa se podía iluminar una ciudad. Acarició el rostro de Sasuke, quien tenía las mejillas rojas.

— ¿Que? ¿Te incomoda que te acaricie, Sasuke?
— No, es eso mismo... no se siente raro. Pero si fuera otra persona...
— Si fuera otra persona le habrías partido la cara antes de que llegara a tocarte. Dios, efectivamente eres guapo.
— ¿Qué dices, Usuratonkachi?
— Que si eres guapo, pese a haber vivido casi como un vagabundo todos estos años.

Sasuke sonrió, Naruto acercó su rostro a él y esta vez le dió un beso menos impetuoso, pero más largo y dulce. Rodeó con sus manos la cintura de Sasuke, quien se mantenía muy derecho y tenso.

— ¿Qué te pasa? — murmuró Naruto.
— Nada — dijo Sasuke, con su rostro hacia un lado — solo que...
— ¿Solo que?
— No me hagas decir cosas vergonzosas, Usuratonkachi. Es que nunca había sentido lo que siento al estar así, junto a ti— las mejillas de Sasuke estaban rojas y Naruto se derritió ante tal ternura.