En el Fuego cruzado

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Sasuke, o mejor dicho Saori, había pasado al baño a refrescarse, se arregló el cabello y acomodó mejor el vestido. Que bueno que Shikamaru había llegado en ese momento y no luego de haber cambiado a Sasuke. La explicación era más rápida. Sintió ruidos de balas y armas de fuego, se asomó hacia el salón y vió como sus amigas eran encañonadas por unos idiotas con un tatuaje de trébol en la muñeca. Los Kages, y sus amigos ninja, todos estaban amenazados con un arma. Incluso el idiota del Kazekage.

Puto Gaara, siempre deseando a Naruto.

Se subió a un inodoro y esperó que la chica que había entrado a revisar el baño entrara a su cubículo para noquearla. Un certero golpe en la nuca y la chica estaba inconsciente. La amarró a una de las puertas del baño. Benditos pergaminos de invocación tenía un arsenal completo en la pequeña cartera de Saori.

Necesitaba salir de ahí y rápido. Ser Saori era más operativo en este momento, si se transformaba en Sasuke iba causar un ataque e iba a morir gente en el fuego cruzado.

Se asomó nuevamente. No había nadie cerca, solo estaba el que hacía guardia del otro baño. Pan comido, con su sharingan, no tuvo idea quien lo dejó inconsciente.

Sayaka-san vio a Saori arrastrar al guardia de los baños dentro hacia adentro y se alertó.
— ¿Esta no es la vieja que bailó con el Hokage? — dijo uno de los tipos de Clover que la encañonaba.
— Si es ella — dijo otro de los matones — y la otra chica, ¿la joven?
— ¡Oh! quizás el Hokage se la llevó por eso no está ninguno de los dos — rió otro.
— Se lo debe estar metiendo el Hokage, por eso no ha aparecido. Ves vieja, tu Hokage prefiere acostarse con jovencitas que aparecer a salvarte. Pero tú tienes valor para él así que, andando.
— ¿Qué? — chilló Sayaka.
— Tu y las otras dos chicas, se van con nosotros, tu viejo, vete con la gente de esa mesa — dijo uno de los matones apuntando al esposo de Sayaka, quien se movió con intranquilidad.
— El Hokage acabará con ustedes — dijo Sayaka — si él estuviera en el salón no estarían haciendo esto. Y menos si estuviera Uchiha-sama.
— Tu Hokage se debe estar encamando con una jovencita. Además, por lo que sé Uchiha no está aquí y mandamos gente a esperarlo cuando llegue a la aldea, para recibirlo como se merece — respondió el muchacho, al que los otros llamaban Takara, quien no debía tener más de 25 años, pero al parecer era alguien importante en la organización ya que los otros le celebraban sus comentarios.

— Atención todos, como el Hokage no quiere aparecer por aquí, iremos matando a uno de ustedes por cada minuto que se demore en venir. ¿Te parece si partimos contigo cariño? — gritó el Líder de Clover y se acercó a una ninja de Suna.

Y diciendo esto le disparó en una pierna.

Todo fue caos y gritos. Los más grandes ninjas de las naciones habían sido doblegados por un grupo de mafiosos. Sasuke sabía que no iba a ser difícil dominarlos si contaba con el apoyo de los Anbu en la protección del evento. Probablemente los más peligrosos eran el Líder y los mafiosos más cercanos a él, y ese tipo que lideraba a los matones a cargo de la mesa de Sayaka-san y sus amigas.

Necesitaba apagar las luces del salón para que entrara el equipo Anbu. Volvió a hacer contacto ocular con Sayaka, le hizo un gesto para que se escondiera. Gateó hasta un lugar cercano a donde había un enchufe y le lanzó un Kunai.

El cortocircuito hizo que las luces se apagaran por un segundo y mientras se encendían las luces de emergencia logró derrotar a un par de mafiosos que encañonaban a sus amigas. Cuando había logrado rescatarlas, el chico a cargo de ese grupo, Takara, la golpeó por detrás y la arrastró hacia él jalandola desde el brazo y lanzándola al suelo.

Alrededor todo era ruido y caos, los jutsus y las armas sonaban y enceguecían, Saori necesitaba estar segura de que sus amigas estaban vivas y a salvo, por lo que si tenía que dejar que la maltrataran un poco, lo iba a aguantar.

La AsistenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora