masquerade

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donde sokka y zuko se conocen en una fiesta de antifaces y se dan besitos
modern au

apenas llevaba veinte minutos en la fiesta y zuko ya se sentía exhausto de aquel ambiente. odiaba cada detalle de aquella fiesta: no conocer quién se esconde tras las máscaras, el sentimiento de impotencia que eso le causaba, todas las sonrisas que recibía de completos extraños y los gritos de diversión que inundaban el establecimiento en el que todos se habían convertido en hedonistas. 

estar sentado al lado de una mesa con alcohol, completamente solo y enfurruñado no era el plan que le había prometido azula, pero zuko ya estaba acostumbrado a que su hermana no cumpliera las promesas que hacía. no le gustaban para nada las fiestas y aún así ahí estaba, siendo el chico más lamentable de todos y sintiendo que todos se estaban burlando de alguna manera de él.

miró la mesa que tenía a su derecha, la había memorizado de tanto tiempo examinándola. en su mano derecha se encontraba una copa de algo suave, mientras que la otra había decidido recargarla en el mantel blanco de la mesa. las luces caían sobre él, haciendo que el dorado de su antifaz convirtiera sus alrededores en oro. resopló desesperado después de un trago y contempló la idea de marcharse. pero algo llamó su atención, una pequeña coleta castaña con adornos azules se había colado por su vista, casi de reojo. dirigió su mirada hacia donde había visto tal cabellera, y para su mala suerte, tan solo se encontró con un par de personas charlando animadas.

comenzó a darle vueltas a ese pequeño momento. por una parte, se sentía intrigado y curioso por saber quién era aquella persona y por otro le parecía totalmente absurdo. puede que el alcohol le hubiera subido demasiado rápido y por eso quería jugar a buscar a aquel desconocido. suspiró levantándose de la silla, ¿por qué tendría que ser tan cabezota? su tío siempre se lo decía, quizá era el momento de empezar a escucharlo. 
caminó hacia el pasillo donde aquella persona había desaparecido, llegando a otra sala con docenas de personas bailando despreocupadas. buscó y buscó, pero esos lazos azules no aparecían.
entonces, al final de la sala, vio unas escaleras ascendentes adornadas por túnicas de tonos añiles que desaparecieron en segundos. lo había encontrado, estaba seguro.

se abrió paso entre el gentío, recibiendo algún que otro insulto y quejido de los que más habían bebido. un paso más y estaba fuera de aquel cúmulo de personas, pero un repentino tirón hizo que toda su determinación se destrozara. 
la sonrisa socarrona de su hermana se encontraba frente a él.

──¡zuzu! ¿dónde estuviste todo este tiempo? estaba muy preocupada ──zuko la miró desganado, se podía notar que había bebido demasiado alcohol.

──azula, necesito ir al baño. déjame pasar ──azula iba a reclamar cuando una joven pasó por su lado. zuko la conocía bien, puesto que era la chica de la cual azula había estado enamorada por mucho tiempo. ty lee le guiñó el ojo a su hermana y esta la siguió sin siquiera acordarse del pelinegro. si no hubiera aparecido, azula le habría retenido allí toda la noche.

por fin tenía su salida libre, al subir las escaleras se sentía extrañamente inquieto. todo tan inexplorado, alguien misterioso que estaría esperando arriba; parecía el comienzo de una novela de romance en la que él era el protagonista.

al terminar su ascenso se encontró con dos puertas de cristal, una entreabierta. por la ranura se colaba la brisa típica de la madrugada, su piel se erizó, puede que por la emoción o el frío mismo. salió a la terraza y allí lo encontró.
era un chico precioso, más que cualquiera que hubiera visto, seguramente de su edad. se encontraba de lado, exhalando el humo que inspiraba de su cigarro encendido. su tez morena parecía mezclarse con la negrura de la noche. entonces sus ojos se cruzaron con los suyos.
azules, de un azul que solo se podía encontrar en esos ojos. ¿era raro que quisiera levantarse por las mañanas viendo esos ojos frente a él? definitivamente, pero para zuko todos esos pensamientos eran obra del poco alcohol que había tomado.

wasteland, baby!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora