wasteland, baby!

the prince, the fool

donde zuko es el príncipe y sokka un guardia real se quieren mucho pero
au medieval ; homofobia presente >:(

¿quién podría tener la osadía de decidir las reglas para su amor? ¿quién podría ser capaz de condicionar a unos amantes como ellos? sokka pensaba que junto a zuko era capaz de sentirse pleno, que por fin podía ser la luz de alguien que le profesaba el mismo amor que él. porque zuko era el negro y sokka el blanco y juntos eran las mezcla perfecta.

dos adolescentes enamorados con mucho que perder, que se repetían a sí mismos que estarían bien. pero las plegarias no funcionan cuando un destino está escrito. y el suyo no quería verlos juntos.

al terminar de los días era cuando los dos jóvenes podían verse sin el temor que experimentaban durante las horas de luz. aunque el riesgo siempre estaba presente, al estar bajo la luna parecía ser casi inexistente. porque el amor que se profesaban era tan ciego y cándido que muchas veces olvidaban el peligro que corrían y que finalmente acabaría sepultándolos.

sokka solía escabullirse a medianoche, asegurándose de que ningún compañero de guardia recorriera los caminos por los que debía ir. ya había memorizado la rutina de cada uno, aunque no supiera el nombre de la mayoría. aang ayudaba en sus pequeñas escapadas nocturnas, era un gran amigo con el que sokka tenía la oportunidad de contar.

la alcoba de zuko se encontraba en una de la parte más altas de castillo, algo que jugaba a favor de ambos. el trayecto hacia el príncipe siempre le era estúpidamente duro; sokka llevaba aguantando durante todo el día las ganas de acariciarlo, de susurrarle sus tonterías típicas al oído y de oír las risitas que solo él tenía el placer de escuchar. extrañaba todo lo que era zuko y aún tenía que esperar más hasta llegar a él.

usualmente zuko siempre lanzaba pequeñas miradas por la puerta durante la espera por su amante, nunca podía controlar los nervios anteriores a ver a sokka. y cuando oía los tres golpes típicos que hacía al llegar a su dormitorio, zuko debía controlar su alegría para no tirar la puerta y lanzarse sobre el moreno. porque verse a cada hora por los pasajes y no poder dirigirse si quiera una palabra era la peor de las torturas a las que los podían someter.

a su encuentro, el tiempo pasaba a segundo plano y ellos se convertían en los protagonistas de la noche. era un espectáculo majestuoso que presenciar, como los dos chicos vivían su amor sin ataduras en la privacidad que les proporcionaba el cuarto del príncipe. pureza en su apogeo era lo que transmitían, quién sabe cuántos minutos podían pasar en los que tan solo se mantenían acurrucados sobre la cama, muchas veces conversando y otras en completo silencio.

aquella noche sokka estaba hablador.

──¿crees que podremos huir de aquí algún día? ──zuko sabía que era uno de esos momentos donde sokka contaba cada pensamiento que pasara por su cabeza.

──¿a dónde quieres ir?

──donde sea, tan solo quiero que vengas conmigo.

──entonces... espero que algún día lo hagamos. me gustaría vivir en el polo sur, de donde eres tú. ──sokka carcajeó, le gustaba la idea que proponía zuko.

──adjudicado al polo sur, viviremos allí, como desea el príncipe.

sus planes futuros les fueron arrebatados esa misma noche, cuando sokka salió de la habitación y su tiempo con el príncipe ya había finalizado. justo al salir del pasillo, le aguardaban dos guardias, acompañados del mismísimo rey. el rey lo miró de arriba a abajo, sokka pensó que nunca había visto una mirada tan penetrante, que de verdad consiguiera hacerte sentir angustiado. aunque tal vez se sentía así porque sabía que sus escapadas al cuarto del príncipe se habían acabado.