Capítulo 19.

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Después de aquel pequeño altercado con aquellos Caballeros; Wardes, y una cegada Louise caminaban con calma por las profundidades del la Catedral. Siguiendo de cerca al aparente comandante del lugar, guiándolos atravez de los elegantes pasillos del inmenso monumento.

Pasando por diferentes tipos de cuartos confusos; bibliotecas, cocinas, y salones, un caminó lo suficientemente extravagante como para confundir e irritar al ex-Vizconde.

"(Maldicion, ya pasamos por quién sabe cuantas habitaciones y aún no se detiene este hombre, la catedral no se veía tan grande desde afuera. Supongo que las apariencías engañan. ¿Tu lo sabes muy bien o no Louise?)" Esto último lo pensó mientras observaba a una aparente impasible Louise, cuyos ojos no reflejaban nada más que vacío absoluto.

Una burlona sonrisa no pudo evitar teñir su rostro por un momento, regresando la mirada al soldado cuando esté volvió a hablar.

"Es aquí, entren por favor." Pidió cortés el Caballero, entrando después de que ambos pasaran al interior de la habitación. La cual pese al polvo y el desgaste de los años de abandono, aun poseía un aura pulcro y magnífico que solo una habitación de los mismos nobles podría tener.
"Tengo entendido que tienen una carta para su Majestad." Dijo derrepente el Caballero después de un corto intervalo de silenció entre los presentes.

"Así es." Respondió Wardes, antes de mirar a Louise por un momento y tomarla del hombro." Entrega la carta Louise."

Sin rechistar, la joven Hechicera obedeció, entregándole la carta al soldado sin dudar, pesé a que en el interior de su ser deseaba advertirle a aquel Caballero del monstruo con el que estaba tratando en este momento.

El Caballero por su parte, se encontraba leyendo aquella carta con una notable reflexión. Cada detalle, cada letra, cada mensaje que la Princesa Henrrietta quisiese darle.
"Les agradezco por traerlo hasta aquí, se que fue un gran viaje, y si no es mucha molestia. ¿Podrían darle esto a la Princesa de mi-digo, de parte del príncipe de Albion?" Tartamudeó el Caballero por un momento, cosa que no pasó desapercibida por el hechizero que levantó una ceja ante esto.

"Esta carta iba dirigida exclusivamente al príncipe de Albion, ¿porqué un comandante la leería en su lugar?" Pregunto Wardes suspicaz tomando la nueva carta, sacándole al Caballero un profundo suspiro.

Y este mismo, sin esperar más, tomó su casco por un momento antes de retirarselo, revelando su corta melena rubia y ojos azul cielo a los presentes con un poco de resignación.

"Príncipe Wales, vaya que es una sorpresa." Murmuro Wardes con una imperceptible sonrisa.

"Lamentó no presentarme apropiadamente antes. Soy el príncipe de Albion, Wales Tudor." Habló con serenidad mientras observaba la reacción de ambos embajadores con interés. Notándose casí al instante la extraña falta de emoción por parte de la chica pelirrosa. Levantándo una ceja curioso por esto.

"No es ningún inconveniente Su-Majestad, al contrarío." Dijo con una aparente calma el Ex-Vizconde.
"De hecho, además de la carta que deseábamos traer ante usted, hay otra cosíta que deseamos haga por nosotros." Una ligera e imperceptible sonrisa adornó a un internamente impaciente Wardes, en serio deseaba concretar su misión lo antes posible.

"¿Cuál sería esa petición si puedo preguntar?" Preguntó curioso el príncipe, observando al otro hombre con una extraña sensación en su pecho.

"Es una pequeña petición solamente." Dijo con una sonrisa 'amistosa'.
"¿Podría casarnos aquí y ahora a Louise y a mí?"















Zero No Tsukaima El Nergigante Donde viven las historias. Descúbrelo ahora