|⳽ⳙⲛ⳨ⳑⲟⲱⲉⲅ⳽| .ʀɪᴠᴀᴍɪᴋᴀ.

🌻𝕆𝟝𝟞

Mikasa estaba en una de las juntas más incómodas de la historia.

Su día anterior, pocos días después de la coronación de Historia, concluyó con una cena amistosa de casi todo el escuadrón Levi, con Hange y Moblit incluidos, en las cocinas del castillo. Ni siquiera había dado un bocado y tanto la mujer caótica como Sasha le habían puesto media ración adicional de vegetales.

No pudo evitar sonrojarse al acabar completamente con su plato, incluso si lo hizo de forma educada y calmada. Su apetito se había desatado a tal nivel que las bromas sobre cómo podría ganarle a Sasha en una competencia de comida no tardaron en surgir. Más encima, las verduras no eran conocidas por saciar la sensación de hambre.

Apenada, se removió un poco incómoda junto a Levi, quien ni siquiera necesitó decir algo para cambiar de tema, una mirada suya y los chicos terminaron hablando sobre lo interesante que era el candelabro del techo bajo la risa ruidosa de Hange.

Dejó algunos pimientos y cebollas que sencillamente le causaban arcadas de solo verlos. Sin embargo, estaba segura de que compensó esas vitaminas con el resto de verduras, de paso, acaparando el puré de papas y los panecillos cubiertos con mantequilla de ajo.

Su gusto por esa comida particular fue tal que el amargado hombre simplemente movió la bandeja llena a su lado, sin recibir ningún comentario o reproche, nada más que una mirada burlona de Hange. Al instante, sintió su rostro calentarse profusamente, pero le agradeció con la mirada.

Sina, esos panecillos sabían a cielo.

Acordarse de eso, mientras se supone que está completamente concentrada en la junta, no fue su idea más brillante. Ahora la reunión sería más pesada porque tenía hambre.

No pudo evitar soltar un suspiro de cansancio bajo, que únicamente Levi y Armin escucharon. A su derecha, el rubio le envió una breve mirada de consuelo, mientras que el enano le brindó un suave apretón a su mano izquierda por debajo de la mesa, aun con su mirada fija en el intercambio de palabras entre los altos mandos y Erwin.

No es que Mikasa se quejase, o que restara importancia al asunto, pero aparentemente, debido a que la Legión tenía pocos veteranos, el escuadrón Levi se encontró asistiendo a la junta que antes habría sido solamente para los altos mandos de la Legión. Esta era la quinta reunión tediosa a la que se vio obligada a asistir, pero la primera para el resto de sus compañeros.

Connie parecía estar a punto de caer dormido, si no fuera porque Sasha lo sacudía sutilmente cada poco tiempo, habría chocado su cabeza contra la mesa hace una hora; Jean, bueno, él no se encontraba mejor, más avergonzado por estar junto a Sasha y Connie que otra cosa. Historia al menos lo disimulaba, ya un poco más acostumbrada al estar en medio de todas estas reuniones. Lastimosamente, a la rubia aún le costaba la política, causando que sus ojos viajaran curiosos por cada rincón de la habitación, tratando de mantener una postura inquebrantable mientras procesaba el funcionamiento de su nuevo gobierno, pero aún demasiado ansiosa por estar sentada durante horas.

Por el bien de su cordura, Mikasa se abstuvo de ver lo que estaba haciendo Eren.

Si el Capitán enano había tenido que pasar todas estas parafernalias por años, bueno, Mikasa entendía por qué estaba un poco (algo) amargado.

Otra cosa que le disgustaba eran las miradas de los mandos de mayor rango.

Si bien su abdomen aún se encontraba creciendo, sin las vendas, sin ropa holgada y con su postura arreglada, era notable, cualquiera con un conocimiento básico de la reproducción se daría cuenta de su situación. Agradeció que Erwin hablase de antemano con Zackley antes de su primera junta, quien evitó que las preguntas se disparasen en cuanto puso un pie en la habitación llena de viejos aburridos, dirigiendo la atención al propósito de la reunión de inmediato. Historia, aún en busca de una voz incuestionable, había respaldado el actuar del generalísimo cuando las preguntas amenazaron con surgir.