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No pasaron ni dos minutos y de alguna forma, terminaron peleando en el río mientras la pelinegra buscaba una forma de detener esto sin intervenir directamente... no creía que ninguno sea capaz de atacarla intencionalmente, pero en medio de su rabieta un golpe mal dirigido no sería una extrañeza. Y a este paso, uno de los dos terminaría noqueado bajo el agua.

Finalmente, tuvo una idea.

Mikasa tomó una piedra de buen tamaño con su mano derecha, calculando el tiempo entre los puñetazos que iban y venían mientras se lanzaban de un lado a otro, creando un desastre de tierra y agua. Cuando Eren sumergió la cabeza de Jean por completo, ella tomó impulso rápidamente y lanzó la piedra a su cabeza con fuerza, sintiendo como su corazón dolía un poco al hacerle daño. El sonido que hizo al romper parte del hueso fue escalofriante, pero su táctica fue efectiva, observando el cuerpo del Jaeger caer de inmediato al agua, la herida humeante en su nuca sobresalía como un frijol en el arroz.

Lo siento, Eren...

Pensó con tristeza, ¿Por qué su última familia no podía entender...?

Se apresuró a adentrarse al río, sin importar si su falda rosa pálida se arruinaba con el lodo que se levantó en el cuerpo de agua por la pelea. Sintió como el alivio recorría su cuerpo cuando Jean se sentó bruscamente, tosiendo de forma violenta mientras se daba golpes en el pecho para expulsar el agua de sus pulmones. Ella corrió a socorrerlo, sin dudar al arrodillarse sobre la superficie terrosa, dándole palmadas en la espalda para facilitar el tortuoso proceso de respirar con agua atascada en los pulmones.

—... Pudiste... matarlo... —Soltó Jean con voz entrecortada y ronca mientras observaba la herida humeante de Eren. Mikasa se relajó al ver que no sufría de alguna conmoción o desorientación, frotando su espalda para calmarlo.

—Es un titán cambiante... —Le recordó, girándose hacia el cuerpo de Eren para darle vuelta y que no se quedase sin aire. Insegura sobre si los titanes cambiantes necesitaban oxígeno tanto como ellos. No se detuvo ni un segundo a ver su rostro inconsciente.

Ambos se levantaron en silencio, aunque Mikasa quiso llevar al castaño inconsciente por las heridas de Jean, este último insistió en que no había problema. Al final ambos caminaron de regreso al cuartel, ella con su falda completamente calada mientras cargaba el cesto de ropa mojada y él completamente empapado con un par de moretones y un ojo morado... cargando en su espalda un inconsciente Eren Jaeger que también poseía cardenales humeantes como una bengala. La Ackerman solo traía restos de la suciedad marrón en la parte baja de su falda, Jean tuvo la decencia de limpiarse el barro de su rostro para no parecer un completo salvaje.

El silencio era un poco tenso, pero no fue ningún impedimento para que Mikasa le agradeciera por su oportuna aparición.

—Gracias por alejarlo, normalmente no sería un problema, pero... bueno, no quería arriesgarme y... me disculpo por cómo terminó —Dijo ella con sinceridad, manteniendo su rostro estoico, pero mirándolo de reojo, preocupada porque su brazo tambaleante flaquease y el peso de Eren le ganase a su cansado cuerpo.

—No hay de que, en serio, cualquiera con medio cerebro sabría que no debes pelear en tu condición... Además, siempre es un placer bajarle los humos a ese bastardo, aunque Jaeger realmente estaba siendo un idiota, mucho más de lo normal —Señaló él con una voz menos grave, tratando de relajarla con esa actitud despreocupada que solía adoptar cuando no estaban en peligro inminente de muerte. Sin embargo, preguntó con seriedad—: ... ¿Esto sucede a menudo?

La pelinegra dudó en responder por un momento, insegura al no ser la clase de temas que habla con Jean, pero sentía que al menos podría darle una razón de ser a tantas heridas que no sanarán tan rápido como las del titán cambiante.

|⳽ⳙⲛ⳨ⳑⲟⲱⲉⲅ⳽| .ʀɪᴠᴀᴍɪᴋᴀ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora