Tras casi una hora después, se encontraba guardando las pocas pertenencias que había desempacado en su mochila.
Extrañaría la comida del palacio, sí, pero al menos no volvería a vivir de comidas mal hechas, ni volvería a dormir sobre una colcha en el piso frío de un granero.
Aunque ahora tendría que trabajar en el área administrativa donde se solicitase apoyo adicional (dígase en casi todos lados) para volver a poner en funcionamiento a toda la rama militar, ayudando en la limpieza o las cocinas también. Si el tiempo se prestaba, evaluaría a los jóvenes que ingresaban en este año a la Legión, asignándoles puestos y labores.
Con la fecha de la expedición fijada, venía el tema de mayor interés para su persona.
Su matrimonio.
El cual tendría que concretarse antes del retorno a Shiganshina. No le gustaba la idea, ya que las cosas marchaban con relativa rapidez, entonces, ese momento sería principalmente una especie de seguro económico, sin embargo, entendía que su pronta boda era precisamente por ello. No podía creer ingenuamente que Levi era indestructible, por mucho que lo pareciese. Ni podía rechazar cualquier apoyo económico para su pequeño en caso de alguna tragedia.
Solo esperaba poder conseguir un vestido decente, en última instancia, podía casarse con su uniforme al ser un atuendo oficial.
Se vio por última vez en el espejo del tocador, observando su cabello largo, bueno, más largo de lo que lo ha tenido desde que entró al grupo de cadetes. Que sobrepase un poco los hombros ya era largo para ella. Entre tantas cosas que hacer y tanto en lo que pensar, su apariencia había dejado de ser prioridad, demasiado ofuscada por sus propias crisis como para reparar en algo que no le impedía funcionar correctamente como soldado. Viendo que no maniobrará el equipo en al menos cinco o seis meses, puede disfrutar de dejarlo crecer por una vez.
Entonces, tocaron la puerta.
Mikasa se volvió a la cama para terminar de guardar su ropa, mientras soltaba un simple “adelante”
—Llegaste un poco antes de lo que esperaba —Comentó, creyendo que era Levi quien había ingresado a la habitación. Grande fue su sorpresa al darse la vuelta tras terminar de cerrar su mochila y encontrarse cara a cara con un conflictuado Eren.
Oh…
—Eren —Saludó con voz neutra.
—Mikasa —Respondió él.
No fue sorpresa que el silencio inundase la habitación, dejando un aire incómodo y tenso entre ambos. Ella lo veía directamente a los ojos, aguardando por una respuesta a su llegada, pero el joven parecía encontrar más interesante sus botas. Mikasa no iba a hacer nada, él fue el que la buscó tras haberla ignorado olímpicamente por casi una semana.
—Yo… ¿Cuándo va a ser la ceremonia? —Preguntó el Jaeger.
—Aún no hay fecha —Se limitó a responder. No estaba del todo segura de si Armin no le había dicho eso al castaño o, por el contrario, su hermano adoptivo buscaba una forma menos directa de iniciar la conversación.
El silencio se hizo presente de nuevo.
A Mikasa no le gustaba que su relación con Eren se viera afectada de esta manera, no quería perder la única conexión que le quedaba con su infancia, con su segunda familia. Incluso si las cosas estaban tensas ahora, el castaño siempre sería alguien importante para ella, era su última familia. Quería que viviese con todo su corazón.
Pero eso no era una excusa para aceptar cualquier cosa hiriente que dijera el castaño. Ella estaba reconstruyendo su seguridad y orgullo tras todos sus cuestionamientos internos.
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|⳽ⳙⲛ⳨ⳑⲟⲱⲉⲅ⳽| .ʀɪᴠᴀᴍɪᴋᴀ.
Fiksi Penggemar(Lo que empezó como una serie de drabbles rivamika, que dejaron de ser drabbles y adquirieron una trama) En su primer año nuevo dentro de la Legión de Reconocimiento, Mikasa Ackerman, tras pasarse de copas, termina teniendo una noche que quiere borr...