ᴋɪᴍᴇᴛꜱᴜ ɴᴏ ʏᴀɪʙᴀ-ᴏɴᴇ ꜱʜᴏᴛꜱ

Tomioka

Era un hermoso día para dar un paseo por el jardín. Giyuu siempre se aseguraba de que salieras a caminar tres veces al día y siempre te acompañaba. Casi siempre, los paseos eran silenciosos pero disfrutabas estar en compañía de tu marido.

Creciste con Giyuu, siendo los dos prácticamente inseparables desde el nacimiento. Sin embargo, recuerdas el día en que llegó a casa después de la selección final; él era una persona completamente diferente. Estaba más encerrado y escondía sus sentimientos, pero tú siempre permaneciste a su lado. Incluso cuando perdiste a tus dos últimos hijos, ninguno de los dos se alejó el uno del otro.

Colocaste una mano sobre tu estómago hinchado con una pequeña sonrisa en tus labios. Fue un milagro estar embarazada de nuevo. Perdiste a tu primer hijo al principio y dolió, pero el segundo fue peor. Tu hija era la viva imagen de Giyuu; ella tenía dos años en ese momento. Te habías ido por un momento, tratando de apresurarte a reunir todo para regresar a casa antes de que se pusiera el sol. Cuando regresaste, tu hija no estaba y siguiendo un rastro de sangre, todo lo que pudiste encontrar fue su kimono roto.

Giyuu no estaba en casa en ese momento; estaba en otra región. Eso fue hace dos años, pero tan pronto como se enteró, derrotó al demonio que te robó a tu hija.

"Voy a llegar tarde a mi cita", te diste cuenta de repente después de un momento. El insecto hashira, Shinobu, te ha ayudado durante este embarazo y, aunque la conoces y tu amor nunca estuvo de acuerdo, todavía estabas agradecida por ella.

Giyuu redujo la velocidad hasta detenerse y asintió, mirándote. "Adelante, ve, iré a preparar un poco de té para nosotros", respondió suavemente y besó la parte superior de tu cabeza antes de irse.