ᴋɪᴍᴇᴛꜱᴜ ɴᴏ ʏᴀɪʙᴀ-ᴏɴᴇ ꜱʜᴏᴛꜱ

Daki

"¿Podemos tomarnos un descanso ya?" Daki se queja. Ella patea la tierra a sus pies, nubes de polvo se elevan y se adhieren a su yukata. Su rostro se arruga ante la suciedad que se adhiere a la tela, una línea ordenada formándose en su rostro por lo demás suave.

"Daki", suspiras, "apenas hemos caminado durante quince minutos".

"¡Sí, y eso es demasiado! Estoy acostumbrada a que la gente se incline ante mí y me bese los pies; ahora solo hay rocas y bichos. Anoche también me bañé. Voy a sudar todo por tu culpa ".

"Sudorosa por las razones equivocadas, ¿verdad?" le devuelves la mirada, una sonrisa fácil curvándose en las comisuras de la boca.

Con un bufido, Daki te golpea el brazo, pero el leve rubor que aparece en su rostro te dice lo contrario. Simplemente ríe y ralentiza el paso. La montaña no es empinada, en lo más mínimo, pero puedes ver la incomodidad en los ojos de Daki cuando las suaves plantas de sus pies pisan una roca afilada o algo por el estilo.

"Aquí", dices, dejando caer su mano. Al detenerte por completo, te agachas ante ella y le lanzas una brillante sonrisa en su dirección. "Subete."

Por un momento, Daki parece aturdida, completamente inconsciente de lo que estás tratando de hacer. Prácticamente ves los engranajes girando en su cabeza mientras sus ojos se iluminan y una sonrisa de gatita se forma en su rostro. Tu corazón salta de alegría mientras ella trepa sobre tu espalda, sus brazos alrededor de tu cuello.

"Agárrate fuerte o podrías caerte", bromeas, agachándote y agarrándola por los muslos. Cuando la subes: "La próxima vez, cariño", le dices con voz cálida, "usa zapatos".