ᴋɪᴍᴇᴛꜱᴜ ɴᴏ ʏᴀɪʙᴀ-ᴏɴᴇ ꜱʜᴏᴛꜱ

Muzan

—Hay una razón por la que seguiste viviendo en este mundo a pesar de tener ya mil años.

Había un toque seco que siempre sientes por la parte superior de tus brazos, manos que no daban calor ni paz en tu corazón.

" Cariño ", dices, sin siquiera mirar a un lado para ver su figura. aunque no importaba porque ya sabes que él pondría su cabeza junto a la tuya, su voz ondeando a través de tus oídos como una canción rota o el sonido del golpeteo de la lluvia cuando golpea el suelo.

" ¿Cómo está mi palomita hoy, hm? "

sus ojos estaban enfocados fuera de la ventana, la vista del océano y el bosque lo calmaba a pesar de los latidos de su corazón, o mejor dicho, corazones.

" Estoy bien ". dices, vislumbrando su rostro a través del reflejo del vidrio, haciendo contacto visual en el proceso.

"¿Y tú? ¿cualquier cosa interesante? —Preguntas mientras escaneas los ojos color ciruela, como de gato con los tuyos, tratando de leer cualquier expresión que haga.

" Maté el último aliento de los usuarios del sol ". se ve y suena poco impresionado a pesar de su afirmación, lo que te hizo preguntarte y sentir curiosidad, pero elegiste no ahondar en ese tema por mucho tiempo.

Suspiró, cerrando los ojos mientras seguía sintiendo los suyos en su rostro.

" Ubuyashiki. ¿Te está molestando de nuevo, mi amor? —Sonaba tranquilo pero tú lo sabes mejor, sabe cómo ese hombre ansioso dentro de él estaba actuando de nuevo ante la mención del líder del cuerpo de asesinos de demonios, quien aparentemente había sabido de tu existencia y había intentado contactarte una vez.

"Los susurros de los pájaros no son de mi incumbencia ". dices, abriendo los ojos para encontrarte con los suyos de nuevo. "Sabes que soy solo tuyo. sin importar lo que cueste. "

Aparece un brillo en sus ojos, como si fuera de repente bajo el sol brillante que no has visto en tanto tiempo.

muzan no sonríe. pero él te hace saber de su satisfacción inclinando su cabeza sobre la tuya, solo una acción simple que requiere solo un poco de energía para realizarla, sin embargo, ondula por tu interior como un loto carmesí, curándote de la maldición que tú y él infligiste. ustedes mismos, una maldición de la pareja que tenía el poder de hacer cualquier cosa excepto caminar bajo el sol y decirse el nombre del otro.

todo lo que querías era vivir más tiempo con él, pero no esperabas que fuera así.