~ 3. Flores en el ático ~

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Boun entró a la casa quitándose el saco, iba en dirección a su habitación cuando notó a su esposo sentado en el sofá.

- Prem ¿Estás bebiendo? Deberías tomar una ducha, te vez exhausto. – Boun se sentó frente a su esposo, a la vez que se aflojaba la corbata.

- Seguramente Maya Pimdao también estaba cansada y por eso la llevaste de vacaciones. – Prem bebió un sorbo del vaso. Boun se paralizó, su presión bajo fríamente al oír el diálogo, una terrible seriedad apareció en su rostro.

- ¿Quién te lo dijo? – Interrogó el rubio recargándose en el sofá.

- Gracias ya lo confirme. – Prem tomo un profundo sorbo de la bebida, estaba estresado y tenía un enojo que solo el alcohol podía ahogar.

- Prem, no es nada serio. – Habló Boun con un sentimiento de culpabilidad inundándole la garganta.

Su esposo soltó un suspiro. - ¿No? Y el departamento de Tokyo que ya pagaste por adelantado ¿Tampoco? – Prem le lanzó varias hojas de papel en la cara a Boun, tenía todo un conjunto de pruebas en el mueble junto a él.

Boun bajo la mirada avergonzado por sus acciones, así que torturado por su propia culpa se apretó los labios. Aquella sala estaba infestada de emociones dañinas que emanaban de ambos cuerpos.

- De verdad lo lamento Prem, lo lamento mucho, no merecías esto. – Boun cruzó las piernas y entrelazó las manos. Prem se peinó hacia atrás mientras una lágrima resbalaba por su mejilla.

- ¿Pensabas seguir engañándome así? Después de todo. – Prem sollozo tratando que las lágrimas no alterarán su voz. - ¿Creíste que te irías a vivir con ella, mientras yo cuidaba de tres niños? Boun que. – Prem miró hacia arriba e inhaló. – Que hijo de puta eres.

Boun no quiso ver a los ojos al más bajito, siguió con la postura firme de antes. – No era lo mismo Prem, estabas concentrado en los niños, yo en mi vida profesional, ella estaba todo el tiempo conmigo, solo paso, te necesitaba pero todo el tiempo estás cansado o estresado, no te culpo créeme, pero no sabes cómo me he sentido, la pase mal también, he tenido muchas dificultades, no te importa y ella solo me dió lo que carecía aquí.

Prem se quedó callado, no dijo nada, únicamente movía el pie como sinónimo de ansiedad, posteriormente se terminó la bebida de un sorbo y se levantó abruptamente del sillón.

- ¡Por Dios Boun, es una niña, doce años menor que tú! – Prem trago saliva. – Lo mejor es separarnos por un tiempo, a lo menos hasta que decidamos que vamos a hacer, no me importa si tienes que faltar al trabajo mañana, te llevas todas tus cosas, no quiero verte la cara en cuanto despierte. – Enunció el castaño subiendo las escaleras.

- ¡Pren no huyas, vamos a resolver esto ahora mismo! – Gritó Boun persiguiendo a su esposo.

- Ahora estoy muy molesto, solo diré cosas que no quiero decir y no vamos a llegar a ningún acuerdo. – Respondió Prem entrando a su habitación.

- ¡Entonces dilas! ¡Di todo lo que quieras decirme, me tienes de frente, no seas cobarde! – Contesto Bpun cerrando la puerta del cuarto.

- Largo de aquí Noppanut. – Respondió acostándose en la cama.

- ¡Admítelo Prem, sabes que esto es irremediable, desde hace tiempo que se esta yendo a la mierda, la razón por la que no quieres decirme nada es porque tienes miedo a terminar con esto! – Gritó Boun de repente el pelicafé se levantó para observar enojado a su marido.

- ¡Cierra la puta boca, Noppanut, no te basto con haberme engañado, con verme la cara de estúpido, con haber comprado un maldito departamento para irte a vivir con una mujer con el dinero que era para comprar una casa nueva, con haberme sacado de la universidad, por haberme quitado mis suelos y con haberme arruinado la vida! – Él más bajito lloraba de forma desgarradora mientras gritaba de coraje y odio.

Ocho citas  ~BounPrem~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora