~ 7. Segunda cita: El primer recuerdo. ~

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-Señor Guntachai, es por aquí. – comentó el médico guiando a Prem hacia la habitación de Boun.

- ¿Qué sucedió? – interrogó el pelirosa inquieto y desesperado por ver a su marido.

- El mismo se lo explicará, no es grave, estará bien, su esposo fue quien insistió en que lo llamáramos. – Habló el médico abriéndole la puerta. Prem observó al rubio acostado en la cama totalmente despierto.

- ¡Boun! – gritó alterado mientras se lanzaba a darle un abrazos a Boun, después le dio un rápido análisis asegurándose de que estuviera bien. El doctor volvió a cerrar la puerta para dejarlos a solas.

- Perdóname, choque el auto de camino a la cita, iba más velocidad de la permitida, así que me estampe con un camión de carga, tuve que pagar la multa y los daños, respecto a mi solo tengo fuertes contusiones en el tórax, podré salir mañana temprano. – Hablo débilmente, ya que sentía dolor en el pecho al dialogar.

Prem suspiro y cerró los ojos. - ¡Por Dios Boun te he dicho tantas veces que no conduzca rápido, te pudo haber pasado algo peor, tienes que tener más cuidado! Casi me da un infarto. – soltó en un tono enojado pero a la vez con un gran alivio en su voz.

- Lo lamentó tanto Prem seguramente estuviste esperando, entiendo si estás molesto no estaba seguro se debía llamarte pero fuiste la primera persona en la que pensé, disculpa si te hice correr hasta aquí. – argumentó el mayor mirando a su esposo, sintiéndose un tanto más por haber preocupado a Pre de esa forma, el susodicho miro al rubio sin más cólera.

- Esta bien, no te disculpes lo entiendo. – El menor tomo la mano de su acompañante y la apretó con fuerza. – De verdad, me alegra que estés bien, estaba desesperado temía que te hubiera sucedido algo peor, vende ese auto por favor. – Exigió el pelirosa recuperando su estabilidad.

- Lo se, gracias por haber venido.- Boun también estrechó la mano del menor, sintiendo por un ligero momento un amor cálido, de ese que sana heridas y acaricia la tristeza. – Siempre te has preocupado demasiado. – Manifestó Boun repentinamente con media sonrisa, a la vez que acariciaba con el pulgar el rostro de su marido como sinónimo de agradecimiento.

Prem estuvo a punto de caer ante el dócil tacto del rubio hasta que la puerta siendo abierta le hizo distraerse.

- Oh lo siento no quería interrumpir. – Soltó la chica avergonzada.

- No se preocupe, no interrumpió nada. – Aseguró el menor.

- ¿Pasa algo? – Boun observo un poco molesto a la enfermera, quería seguir hablando con Prem.

- Hay una joven a fuera diciendo que quiere pasar a visitarlo, pero, no podemos dejarla pasar a menos que el paciente o un familiar lo autorice. – Comentó la mujer un tanto nerviosa, dado que "aquella visita" sonaba más como a una amante y probablemente ya era acreedora de comunicar una infidelidad.

Prem trago saliva, Boun lo miró avergonzado. Ninguno dijo nada hasta que la señorita se sintió en suma incomodidad y tuvo que volver a tomar la palabra. - ¿Le dijo que espere? – Soltó repentinamente.

- Dile que es libre de pasar, yo ya me voy. – Espeto el pelirosa levantándose abruptamente de la silla.

- Prem espera. – El rubio tomo la muñeca del menor.

- Nos vemos el miércoles, misma hora y mismo lugar. – Habló por última vez; posteriormente camino en dirección a la salida, al encontrarse en el primer piso y al pasar por la sala de espera vio de reojo a una joven sentado con las piernas cruzadas.

Era joven, hermosa, esbelta, con un cabello sedoso y piernas torneadas, un porte de elegancia único, sencillamente todo en esa mujer lucía bien, no parecía tener defecto algún; ella se encontraba revisando sonriente su teléfono en espera de que le permitieran en paso. 

Ocho citas  ~BounPrem~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora