« ¿Y quien dice que los diablos no nos enamoramos?»
Cassie:
¿Qué somos capaces de hacer por amor?
Esa era la misma pregunta que llevaba preguntándome desde hace dos horas acostada en mi cama, era esencial pensar en algo ya que estaba prohibido usar el Internet, debía ser algo de nuestra propia experiencia.
Pero si lo pensaba bien el amor era sacrificio, y el sacrificio era dolor.
El amor es caminar por un sendero de espinas que lastiman tus pies mientras que tus ojos están embelesados por la belleza de una rosa.
¿Sería capaz de soportar todo el dolor del mundo por una persona? Lo dudo, pero entrando en contexto de la situación, ya había pasado dos horas de haber debatido con Christian del proyecto a lo que solo el aporto con cosas trilladas ya que estaba igual de cerrado que yo.
La puerta de la habitación se abrió mostrando a una Laura muy emocionada seguramente porque el sol le pego en la cara.
¿Cómo alguien podía sonreír todo el tiempo?
Yo me había cansado hace tiempo de eso.
― ¡Cassie! ―chilló― levanta tu bonito trasero de ahí y ven conmigo.
―No quiero ir a ningún lado―proteste poniéndome la almohada en la cara.
Sentí a Laura acercase a paso rápido y quitarme la almohada del rostro furiosa.
― ¡No es justo Cassie! ―frunció los labios―me prometiste que irías y ya lo has postergado en varias ocasiones.
―Nunca creas en las promesas Laura, son horribles ataduras que cuando se sueltan lastiman mucho.
La morena profundizo más su entrecejo cuando no entendió a lo que me refería.
Si. Era cierto que le había prometido que conocerías a sus amigos que hace días cuando me dijo que los presentaría y por falta de interés no he querido conocer.
No soy sociable pero tampoco me quejo por no tener a nadie.
No lo necesito.
A duras penas me levante del colchón mareada y un sonido distante, la mire y con una sonrisa tambaleante le dije:
―okey Laura conozcamos a tus amigos.
Los ojos de Laura chispearon alegría y tomándome ligeramente de la mano llevándome consigo hacia los pasillos terminando en el patio a una de las mesas donde se encontraban dos chicas y un chico.
―Chicos quiero presentarle a la nueva integrante de un grupo―dijo Laura― Cassie, mi compañera de cuarto.
Los tres asintieron y una de las chicas comenzó a hablar.
―Yo me llamo Penélope―dijo la chica de cabello negro y piel clara, extremadamente delgada.
―Yo soy Luisa―dijo la otra chica que era rubia pero a simple vista se veía normal.
―Y yo soy Benji―dijo por último el chico de cabello negro, rasgos japoneses y lentes que leía un libro verde.
Hice un asentimiento y se senté a su lado callada.
― ¿Y bien? ― hablo Luisa― ¿Por qué te hospedas en este lujoso hotel? ―sonrió.
Laura la fulmino con la mirada a lo que yo negué divertida.
―Soy adicta a las drogas―respondí encogiéndome de hombros.
―Oh una adicta― dijo Benji apartando la mirada de su libro y viéndome a mi―quiero saber ¿Cómo se siente estar dentro de ese efecto?
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Cassie
Teen Fiction"¿Comó se puede sentir tantas cosas en tan poco tiempo y no morir?" Borrador Faltas ortográficas No se aceptan adaptaciones- copias Obra registrada en Safe Creative