Capítulo 11

295 47 1
                                    

—¿Qué?

—Vengo a presentarme para destronarte y convertirme en el rey.

Jeno sonrió divertido, casi burlándose de lo dicho. —En tus sueños más amados, Lee Minhyung.

La pelea fue eterna, la tormenta de nieve se avecinó y Jeno pensó en lo peor. Siempre que había una algo malo sucedía en su vida, esperaba que a eso dos no les pasara nada, si alguien debía morir prefería ser él y encontrarse en otra vida con Renjun. Quizás esta tampoco sería la vida donde la pasarían juntos, pero realmente esperaba que en otro tiempo si pudiesen ser felices.

Las garras de Minhyung eran afiladas como las de él, Taeyong le había enseñado bastante bien, pero ese hombre no tenía lo que Jeno tenía y si lo provocaban saldría a la luz porque era el rey vampiro.

Uno de los vampiros de Minhyung se le acercó a Renjun olfateando con perversión, Jeno sintió como temblaba todo su cuerpo.

—No te atrevas a ponerle un dedo encima.

—Estás peleando conmigo, imbécil.

Jeno miró de nuevo a Minhyung y sus ojos se volvieron completamente rojos, no dejaría que algún mierdecilla tocara a su lindo profesor.

Le dio con poca fuerza dejándole profundas marcas en el rostro. —Te advierto que si tocas a cualquiera de ellos van a morir todos en un segundo —les dijo a todos con poco aliento.

—Estás viejo, te cansas rápido. Morirás y nosotros haremos muchas cosas con esos lindos hombres... —Minhyung sonrió y levantó sus cejas con burla—, no podrás defenderlos si estás muerto, Jeno.

La oscura sangre de Minhyung dejó de salir y su rostro se recuperó de inmediato. —Si no quieres que te arranque la cabeza vas a escucharme.

—¿Qué harás si de casualidad uno de mis amigos le rompe el cuello a ese lindo hombre? Huele delicioso, podría convertirlo en mi esposo.

Jeno sintió lo que en siglos no había tenido. Su corazón comenzó a latir rápidamente y de su boca salía vaho. Todos estarían muertos en menos de un segundo.

Como el idiota secuaz de Minhyung estaba impaciente, acarició el rostro de Renjun y luego le dio una cachetada sacándole un poco de sangre de sus lindos labios.

—¿Qué harás, Jeno? —Minhyung dejó de sonreír en cuanto Jeno se transformó en su forma menos humana.

Con rapidez sujetó su cuello y lo quebró. —Quédate ahí, volveré por ti.

Caminó hacia el idiota con pensamientos suicidas y le arrancó la cabeza con facilidad, aventándola hacia los demás. —Les advertí que no lo tocaran.

Renjun despertó exaltado, con miedo de ser asesinado por alguno de los que lo perseguían, pero la cama en la que estaba recostado era cómoda y la habitación lucía pulcra.

—Oh mierda, ¿dónde estoy? —con suavidad se levantó de la cama y trató de caminar, pero sus piernas estaban algo dormidas.

Jeno apareció en la habitación casi de inmediato, preocupado de las quejas que hacía Renjun. —¿Estás bien, Injunnie?

—¿Jeno? Oh por dios —Jeno se acercó a él y lo abrazó con suavidad—. Tenía tanto miedo, lamento haberte molestado mientras trabajabas, yo no sabía a quien más llamar...

—Tranquilo, ahora estás bien. No te muevas, Jaemin vendrá en unos minutos, ahora está con Haechan y lo más seguro es que tarde un poco.

—¿Jaemin regresó?

—Le conté sobre lo que había sucedido y tardo tres días en regresar, estaba muy preocupado por ustedes. Menos mal que no pasó nada.

—¿No pasó nada? —Jeno comenzó a acariciarle el cabello con suavidad, negando.

—Cuando los encontré estaban amordazados en un lugar lejos de aquí, Haechan tenía un pequeño corte en la ceja... —por descuido de él un pedazo de vidrio cortó al lindo moreno, pero no fue algo profundo y se curó de inmediato—. Y tú tenías un hematoma en una mejilla, pero se fue rápidamente.

—¿Cuánto tiempo estuvimos inconscientes?

—Creo que, agregándole el cansancio, estuvieron una semana sin reaccionar. Estuve asustado, pero al menos pude traerlos a mi casa.

—Gracias por salvarnos, Jeno —Renjun se acomodó en el cuello de Jeno, respirando el delicioso aroma que su amigo tenía—. Hueles bien, yo debo oler muy mal.

Jeno se mordió los labios sin decir nada, no quería que Renjun se alejara de su cuello.

—Para mí hueles delicioso, Renjun —el profesor rió chocando sus labios con el pálido cuello de Jeno. Jeno no pudo evitarlo, pero sintió cosquillas en el estomago y tal vez otra cosa había pasado en su cuerpo.

—Siempre nos salvas, no sé como agradecerte todo lo que has hecho por nosotros.

—No tienes que hacerlo, estoy feliz de que estén a salvo.

Renjun comenzó a llorar y lo abrazó más apretado buscando calor. —Tenía tanto miedo, pensé que no volvería a verte... —se alejó un poco mirándolo a la cara—, tú realmente supiste pasar por todos los muros, Lee Jeno.

Jaemin apareció justo en el momento que sus rostros se acercaban para sellar todo con un beso. —Oh mierda, lo siento. Tengo que inspeccionar a Renjun. Luego pueden besarse.

Jeno mordió sus labios y le guiñó un ojo a Renjun, saliendo de la habitación.

—Muy bien rival, veamos cómo te encuentras.

—¿Cómo que rival? Jeno es tu hermano.

—Lo decía por Haechan, que asco.

Renjun sonrió. —Así que sí te gusta mi amigo.

—Cállate y déjame revisarte, así besas a mi hermano y te casas con él.

—Lo haré.

—Así se habla.

Jaemin lo revisó por todas partes sin encontrar nada que volviera a enojar a su querido "hermano". Le dio unas pequeñas palmadas en la cabeza y asintió. —Estás como nuevo, casi pensaría que lo que sucedió nunca pasó.

—Me alegra oírlo, realmente fue aterrador. Haechan trató de hacerles frente, pero uno de ellos le dio un golpe en el estómago, yo también les di su merecido... aunque eran mucho más fuertes y nos dejaron inconscientes.

—Lo sé. El hematoma en el estómago de Haechan desapareció por completo hace unos días —gracias a la milagrosa planta que había traído de algún lugar lejano de Corea.

—Gracias a ti y a Jeno, no sé que habríamos hecho sin ustedes.

—Yo no hice nada, debes agradecerle a Jeno... —Jaemin sonrió—. ¿Qué tal si me llevo a Haechan a mi departamento de soltero y tú le agradeces a Jeno como se debe?

Renjun se sonrojó un poco, no lo conocía demasiado, a penas llevaban unos días viéndose, pero algo dentro de él le decía que Jeno era su lugar seguro, que ese alto hombre era su otra mitad y si debía morir por él, lo haría feliz.

—De acuerdo.

Te encontré / NorenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora