Capítulo final

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Jeno bajó las escaleras yendo directo a su oficina, Renjun estaba bien y él tenía que curar las profundas heridas que aún no sanaban. Regalo de despedida de Minhyung.

Jaemin apareció minutos más tarde con todos los implementos para ayudarlo.

—Debes lucir presentable para esta noche, Lee Jeno. Hoy por fin perderás la virginidad.

—¿De qué mierda hablas?

—Me llevaré a Haechan a mi departamento y tú quedarás solo con mi querido Renjun, no le hagas mucho daño. Hace poco salió de un episodio traumático.

—No es gracioso, Na Jaemin.

—Lo decía enserio. Ahora, muerde esto y no llores, preocuparás a Renjun.

Media hora después Jeno lucía fantástico, a pesar de que minutos antes había soltado un par de lágrimas con el medicamento natural que su hermano le había puesto por todo el cuerpo.

—Nos vemos en unos días, hermanito.

Jaemin entrelazó su mano con la de Haechan y se marcharon del hogar, dejando a un par de babosos solos.

Jeno no sabía si debía subir o solo esperar que algún milagro sucediera frente a su nariz.

Renjun bajó una hora más tarde con el olor del champú que Jeno utilizaba. El aroma jamás se iba de su cuerpo y eso lo agradecía en demasía el pelinegro. Su corazón latía rápidamente cuando frente a él se quedó de pie Renjun, enseñando sus lindas piernas descubiertas mientras llevaba una de sus remeras más grandes.

—Dios —susurró Jeno viéndolo frente a él—. ¿estoy soñando?

—Que baboso eres —sonrió Renjun—, pero me alagas.

El lindo profesor puso sus piernas a cada lado de Jeno, sentándose en sus piernas con delicadeza. Jeno no sabía donde mirar o donde poner sus manos inquietas.

—Puedes tocarme si deseas.

Renjun se acercó al rostro de Jeno y besó cada parte con ternura jamás tocando los labios del pelinegro. —Hueles delicioso, Jeno —besó el cuello con tanta lentitud que Jeno puso sus manos en los muslos, tratando de no perder la cordura—, deberías... —Renjun sujetó las manos de Jeno e hizo que este las moviera de arriba hacia abajo con suavidad—, me gusta que me toquen las piernas.

Jeno miró hacia arriba preguntándose quien había sido la primera vez de su querido profesor, sin embargo, si quería que algo pasara entre los dos esa misma noche, no debía abrir la boca.

Luego de acariciar por mucho tiempo las piernas de Renjun sintió que quizás era el momento para llevarlo a la cama. Así que con poca fuerza lo sujetó del trasero haciéndolo reír y casi corriendo a su habitación.

—¿Es muy desesperado pedirte que me beses?

—No, pero quería calentar antes de ese paso —lamió sus labios con la mirada de Jeno puesta en él.

El pelinegro lo dejó en la cama y se subió encima de él. —Si es un sueño, espero morir en él.

—Cállate, Lee Jeno.

Renjun lo sujetó del cabello y lo atrajo a sus labios, por fin probando lo que hace siglos había tenido como despedida. Jeno volvió a sentir las mariposas que tuvo la primera y ultima vez que pudo besar esos lindos labios. Lagrimas cayeron hacia el rostro de Renjun quien se espantó de inmediato, alejándolo un poco.

—¿Qué pasó?

—Lo siento —Jeno siguió besándolo, recordándose que ahora estaban bien y que nadie le arrebataría a su lindo profesor de las manos, nunca más.

Te encontré / NorenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora