Capítulo 5

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Los años pasaron a la espera de que Renjun volviera al pueblo y esta vez se quedara para siempre. Jeno esperaba en la estación de trenes todos los días como un perro guardián hasta que el último tren llegara.

—¿Otra vez está esperando? —preguntó Doyoung mientras se sentaba junto a Jaemin cerca de la estación.

—Está ahí todos los días. Después de hacer una limpieza completa al pueblo y quitar cualquier olor a sangre que hubiese en casa, él viene aquí a esperar por su profesor.

—¿Pasó algo más entre ellos dos?

—No lo sé, él no me dijo demasiado... solo sé que escribió un sinfín de canciones para él...

El rubio estaba cansado de la actitud de Jeno. No debía actuar así cuando era el actual rey vampiro, eso era prácticamente un insulto a todos los antecesores que lucharon por convertirse en un rey.

—No lo molestes, Doyoung. No están muy bien amistosamente y si lo buscas acabarás como Taeyong.

El nombre del pelirrojo le dolió más de lo que debía, así que se marcho directo al hospital terminado. La farsa de la familia perfecta debía seguir en pie.

Jeno miró la hora y suspiró, otro día sin ver a su querido Renjun. Se levantó del asiento y caminó al hospital para realizar las rondas.

—Te ves como la mierda —le habló Jaemin entrando a su habitación—, ¿Por qué no consigues alguna chica o chico y lo olvidas?

Jeno lo miró sin expresión alguna. —Ahora mismo no tengo ánimos de pelear, Jaemin.

—Lo decía enserio, pero de acuerdo.

Al día siguiente Doyoung desapareció todo el día con la excusa de que debía ir al pueblo vecino a examinar un paciente muy enfermo. Jeno y Jaemin no le prestaron atención ya que usualmente hacía eso, pero cuando la noche llegó y el rubio apareció con una esencia que Jeno jamás olvidaría, algo dentro del pelinegro se activó.

—¿Qué mierda hiciste? —los ojos del pelinegro se volvieron rojos y sus dientes salieron a la luz. No había gente merodeando y aunque la hubiera, sus instintos saldrían igual.

Doyoung se hizo el desentendido y Jeno lo sujetó del cuello sin querer soltarlo. —Podrás ser el puto rey vampiro, pero quítame las manos de encima —trató de quitar la mano que lo asfixiaba, sin embargo, era inútil.

—No voy a preguntar por segunda vez.

—Traje a tu noviecito, Lee. Deberías estar agrade... —Jeno apretó más el agarre quitándole todo el aire que poseía en sus pulmones. Doyoung le golpeo la mano con fuerza.

—¡Jeno suéltalo! —gritó Jaemin mientras corría hacia él.

—¡Huele a Renjun! —miró a su amigo, Jaemin se detuvo—, huele a su sangre, tiene la esencia de Renjun por todo su cuerpo... —Jeno miró a Doyoung con furia, le arrancaría la cabeza con la boca.

El rubio recuperó la conciencia y se soltó del agarre. —No hice nada. Él está esperándote en la habitación que alguna vez fue suya... ve por él y no me agradezcas.

Jeno corrió hacia el hostal y entró con cuidado, yendo directo al aroma que desprendía su querido Renjun. Cuando abrió la puerta su cuerpo cayó al suelo y con dificultad se acercó al castaño; sus manos le temblaban y la sangre que caía del cuerpo inerte de aquel hombre lo hizo perder la conciencia por unos minutos.

—Renjun... por favor... Renjun... —Jeno lloraba mientras mecía el cuerpo de adelante hacia atrás. Doyoung sufriría las consecuencias de meterse con las cosas de Jeno y no se lo dejaría fácil, lo mataría de la manera más dolorosa.

Te encontré / NorenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora