Capítulo 2

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Doyoung abrió la botella de vino y se sirvió un poco mientras leía el periódico. Nuevamente se habían perdido algunos hombres del pueblo vecino y las personas estaban paranoicas por un supuesto demonio chupa sangre. La risa del rubio hizo que Jeno entrara a la oficina.

—¿Qué sucede? —en su mano traía un pedazo de manzana, últimamente las manzanas se habían convertido en sus favoritas.

—Somos un demonio chupa sangre, algo así como una garrapata —bebió de su copa—, no me imagino como deben estar los demás vampiros. Estoy seguro que se mueren de envidia por nuestra fama —le sonrió a Jeno mientras enseñaba esos característicos ojos rojos—. ¿Deberíamos hacer una fiesta?

—¿Qué celebramos?

—La vida —se volvió a reír Doyoung—. Ahora, pon un aviso... deberías invitar al profesor, creo que será un gran plato.

—No creo que debamos... —dijo rápidamente, sin darse tiempo a pensar. Doyoung levantó una ceja, borrando la sonrisa que tenía—, ya sabes que tiene un olfato muy agudo y el olor de la sangre no se irá hasta que se muera el último vampiro...

El rubio asintió dejando el periódico en su mesa. —Es un peligro para nosotros...

—No creo, solo no lo invitemos. Así no hace pensar a los idiotas del pueblo —intentó sonreír de manera convincente—. Muero de hambre, ¿tú no?

Doyoung volvió a sonreír y abrió las cortinas, refrescando su cuerpo con vitamina D. —Hagamos esa maldita fiesta...

Jeno repartió volantes por todo el pueblo. Solo los hombres podían asistir, menos los niños menores de 16 años. Él y Doyoung sabían que los niños de hoy en día no eran como antes.

—¿Por qué celebran? —preguntaron detrás de él. Jeno mordió su labio y se volteó—. Estoy aquí abajo —Jeno miró hacia el suelo y Renjun estaba trenzando el cabello de una linda niña mientras otra le ponía algunas flores en el cabello.

—Que lindo —susurró para sí mismo—. Estamos celebrando... a papá le encanta celebrar y nunca ve necesario poner un tema, puedes celebrar la vida, la suerte, el amor...

—¿El amor? —las niñas se rieron mientras se sonrojaban—. ¿Les gusta el señor Jeno? —las pequeñas corrieron avergonzadas, dejando a ambos hombres solos.

—No deberías decir eso... —el pelinegro lucía serio, Renjun se burló.

—Perdón, perdón... —intentó quitar las flores que tenía en su cabello, pero Jeno le detuvo la mano de inmediato—. ¿Qué pasa?

—Te quedan bonitas, deberías dejarlas por un rato más... —Jeno lo miró por más tiempo de lo que creyó.

—Si me haces una pintura durará para toda la vida —se encogió de hombros, sonriéndole de manera coqueta.

Jeno sonrió de la misma forma. Ambos se miraban con deseo mientras Doyoung los miraba desde lejos. —Así que eso es, Lee Jeno. Estás enamorado de ese muchacho...

Por la noche un grupo de hombres entraba a la gran mansión que el doctor Kim poseía, quitándose sus sombreros y abrigos. Había un montón de comida y las bebidas jamás dejaron de aparecer.

Jeno bebía mientras tocaba el piano como su maestro le había enseñado. Encantando a todos los presentes con las melodías que el pelinegro les hacía oír.

—Señor Doyoung, su hijo sin duda alguna es un perfecto hombre... ya va a cumplir veinticinco años... —Doyoung lo miró tratando de lucir interesado—, ¿no le parecería que debería casarlo con alguna de las damas del pueblo? Oí que es bastante popular con las muchachas de su edad.

Te encontré / NorenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora