Lavandería y Aloe Vera

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GENIO EMBOTELLADO

Por Torenza

Traducido por Inuhanya

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Capítulo 9

Lavandería y Aloe Vera

NA: Se nota que tuve problemas para pensar en un título, verdad...?

"Como desees."

La barbilla de Onigumo se elevó ligeramente cuando notó la sonrisa más bien siniestra que se extendió por los labios de Inuyasha. "Por qué estás tan feliz? He superado la trampa que querías poner sobre mí."

"Así que no puedes convertirte en un Cumplidor de Deseos." Inuyasha continuó viéndose ligeramente engreído. "Sin embargo. No pediste tener algo peor que la esclavitud eterna..."

"Esclavitud. Así es como ustedes, los niños, lo llaman en estos días." Comentó Onigumo secamente.

"Quieres poder como yo... un Hanyou..." ladeó ligeramente la cabeza, todavía con una mueca. "Bueno, supongo que eso lo dice todo, así que seguiré mi camino." Sin mirar hacia atrás, Inuyasha se giró y se agachó para levantar en sus brazos a Kagome, que se despertaba suavemente.

Onigumo se dirigió hacia él furioso. "A dónde crees que vas?!"

Pero de repente, comenzó a reducir la velocidad de sus pasos cuando todas las ventanas de la pequeña y destartalada edificación se abrieron simultáneamente con un fuerte golpe que lo hizo saltar. Inuyasha ni siquiera parpadeó. La puerta se abrió de golpe unos momentos después, rebotando contra la pared. Onigumo saltó de nuevo para mirar hacia la puerta. Inuyasha aún no se inmutó, pero continuó observando a Onigumo muy de cerca.

"Qué demonios es esto?" Murmuró Onigumo, una furiosa expresión pasó por su rostro, pero la ansiedad era clara en su voz.

Inuyasha se giró sin decir palabra y atravesó la puerta abierta, la mano derecha de Kagome golpeó ligeramente el marco mientras pasaba por la puerta. Murmuró algo malhumorada y se llevó la mano al pecho. Onigumo frunció otra vez. "Adónde demonios crees que vas, imbécil?!" Avanzó enojado, con la intención de seguirlos hasta la puerta—si no se hubiese cerrado de golpe antes de que pudiera alcanzarla.

Afuera, Inuyasha se detuvo al costado del camino y bajó a Kagome en el borde de la carretera, detrás de él escuchaba el furioso traqueteo del pomo mientras Onigumo trataba de abrir la puerta. Después de unos momentos se detuvo—luego la puerta comenzó a saltar en su marco cuando el ocupante de la cabaña comenzó a lanzar su peso contra ella. Inuyasha observaba pasivamente. Ninguna fuerza en el universo podría derribar esa puerta ahora.

El viento comenzó a arreciarse. Débiles susurros de brisa que habían estado murmurando entre las alturas de los árboles se transformaron en fuertes ráfagas. Los árboles en sí mismos ya no se balanceaban suavemente, sino que comenzaron a doblarse y a agitarse. Irritado, Inuyasha se apartó el cabello salvaje del rostro cuando comenzó a azotarle la garganta y a oscurecer su visión.

Nubes de tormenta se cernían sobre sus cabezas, y el discreto aullido del viento fue superado por el profundo retumbar de los truenos en la distancia. Kagome comenzó a moverse de nuevo cuando pequeñas gotas de lluvia comenzaron a golpear su rostro.

Mientras tanto, Inuyasha se estaba impacientando. "No debería tomar tanto tiempo..."

Pero apenas hubo expresado su queja, los cielos sobre él se partieron y miles y miles de demonios comenzaron a abrirse paso a través de la brecha en las nubes. Una pequeña sonrisa tocó a Inuyasha cuando escuchó a Onigumo renovar sus esfuerzos para derribar la puerta con más vigor. Los demonios se estaban acercando... tenía que haber cientos, si no miles de ellos.

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