Normalidad

56 7 1
                                    

GENIO EMBOTELLADO

Por Torenza

Traducido por Inuhanya

-.-.-.-.-.-

-.-.-.-.-.-

Capítulo 18

Normalidad

Cuando el dolor atravesó la cabeza de Inuyasha, asumió naturalmente que Miroku le había asestado el golpe mortal. Así que lo confundió cuando Miroku se alejó de él de repente, parpadeando sorprendido y mirando hacia arriba a algo por encima de Inuyasha, y aun más confuso cuando algo cayó en el lodo a su lado.

El dolor se desvaneció rápidamente a un latido sordo y se llevó la mano para frotarse la cabeza mientras miraba hacia el lodo y vio el objeto que acababa de golpearlo en la cabeza.

El despertador de Kagome.

"Déjalo en paz, matón!"

Inuyasha miró hacia arriba como Miroku y vio a Kagome medio colgando de la ventana de su habitación con una expresión furiosa. Todo encajó en su lugar a la vez. "Me pegaste!" Le gritó Inuyasha y señaló el despertador.

"Lo siento—estaba apuntando a Miroku!" Gritó ella de vuelta, sonriendo débilmente a modo de disculpa. Detrás de ella, Hojo miraba con leve confusión.

"Miroku?" Repitió Inuyasha y dirigió una mirada al otro Cumplidor de Deseos. Miroku volvió su mirada suavemente hacia Inuyasha y ambos se miraron por un momento antes de que la frágil atadura de Inuyasha a su paciencia se rompiera. "BASTARDO!"

Con un sonido salvaje en el fondo de su garganta, se lanzó y se derribó a sí mismo y a Miroku en el barro. Inuyasha de inmediato se sentó a horcajadas sobre él y agarró puñados de su ropa para golpearlo repetidamente contra el suelo húmedo. "Cómo—te—atreves!" Gritó Inuyasha, puntuando cada palabra con un golpe en el suelo. "Conoces—a—Kagome—cómo—demonios—"

Miroku cambió sus posiciones y continuó golpeando la cabeza ya dolorida de Inuyasha contra el borde de una losa de concreto que era parte de la plataforma del tanque de aceite. "Cómo—te—atreves—a—romper—tantas—reglas!" Miroku comenzó a golpearlo en la cabeza. "Las tenemos *golpe* por una razón!"

"Las reglas se hicieron para romperlas!" Espetó Inuyasha mientras clavaba dos dedos en los ojos de Miroku.

"Ah! Eso dolió!" Miroku empujó un dedo contra la herida en el pecho de Inuyasha.

"Ow—hahaow!" Inuyasha plantó su pie en el pecho de Miroku y lo pateó rápidamente. Él se agarró su propio pecho adolorido, murmurando varios insultos explícitos en voz baja mientras trataba de recuperar el aliento.

Miroku estaba en un estado similar, con el pecho agitado en un esfuerzo por inhalar más aire, mientras se apartaba unos mechones sueltos de cabello negro de los ojos. No se veía tan inmaculadamente seco ahora. Y estaban un poco sin aliento para reanudar cualquier conversación.

No pasó mucho tiempo antes de que Kagome llegara corriendo por la esquina del edificio, su abrigo sobre su cabeza para proteger su cabello de la lluvia. Cuando llegó al lado del tanque de aceite frente a ellos, les dirigió a ambos una mirada severa. "Este no es el momento ni el lugar para pequeñas disputas!"

Inuyasha luchó por levantarse. "Esto no es insignificante!"

"Es una cuestión de deber y responsabilidad." Dijo Miroku con calma mientras se levantaba de nuevo. "Ahora, si me disculpa, Srta. Kagome, pero tengo un trabajo que hacer." Comenzó a moverse hacia donde Inuyasha estaba medio agachado sobre sus rodillas en el barro. Apenas se había acercado dos pasos cuando Kagome se interpuso en su camino y lo bloqueó con una dura mirada.

GENIO EMBOTELLADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora