Todo habría comenzado durante la cena, un día dónde ambos adultos no habían llegado con muy buen humor a la noche. El castaño se quejaría del ambiente y compañeros de su oficina, mientras que la pelirroja de varias plantas marchitas en el jardín, además de ciertos comentarios de un grupo de vecinas sobre ella; claro que hasta aquí no parece la gran cosa, pero el detonante fue la minimización y el desprecio de George hacía los problemas de Michelle, refiriéndose a estos cómo basura de imbéciles cómo ella.
La mujer (quien claramente no pensaba quedarse callada) alzaria la voz oponiéndose a sus palabras, recibiendo una fuerte bofetada a cambio. Sin embargo, no cerraría su boca, desquitándose de varias cosas que le venían molestando sobre él hacía bastante tiempo, recibiendo más y más golpes con cada palabra pronunciada.El niño, observando aquel escenario tan atroz con el que ya era costumbre convivir bajaría la cabeza y cubriría sus oídos, tarareando aquella dulce canción que solía cantar su madre para calmar los monstruos que había en él.
Una, dos, diez...había perdido la cuenta de la cantidad de veces que la repitió, ya lo único que se escuchaba era el llanto de aquella mujer ahogada en lágrimas y sangre, los gritos de aquella bestia y el reloj, el cuál anunciaba el pasar de otra hora.Ella, arrastrándose hasta el niño tomaría su mano débilmente, mirándolo con una sonrisa para intentar calmarlo, intentar hacerle entender que estaba bien.
Aquellos dientes tan hermosos, aquellas perlas brillantes que caracterizaban la sonrisa de su madre ahora apenas eran visibles entre tanto rojo, generando la valentía en su interior. Rápidamente se levantaría de su asiento y saltaría sobre la espalda del hombre, arañando, mordiendo, gritando y haciendo cada cosa de la que fue capaz antes de ser arrojado con total desprecio contra una de las paredes, algo que no le permitiría hacer ningún movimiento por unos segundos.Tratando de huir comenzaría a gatear lo más rápido que podía, sintiendo su cuerpo tensarse al oír los pasos a sus espaldas.
Siendo tomado desde el cabello sería alzado del suelo, acabando atado desde sus muñecas a una de las patas de la mesa en la que comían hacía poco más de una hora.Al ver cómo se volvía a acercar a la mujer comenzaría a tironear, ajustando aún más las sogas y lastimándose en cada intento. La desesperación lo consumía al no ser capaz de hacer absolutamente nada.
Aquel mounstro arrastraría su cuerpo hasta dejarlo justo al lado del niño, pasando sus rodillas a cada lado y envolviendo su cuello con sus manos.No podía evitar sentirse miserable al ver cómo su madre luchaba cómo podía, gritando, golpeando y retorciéndose...pero nada lograba salvarla.
De pronto, el silencio reinó la habitación, dónde el único sonido era el de las agujas del reloj. Su madre estaba dormida, su padre se había ido y él estaba allí, totalmente solo sin saber qué hacer.
Entre lágrimas intentaría acercar el cuerpo, sujetándolo con sus piernas y dejándolo pegado a su costado. Luego, le desearía las buenas noches, asegurándole que mañana sería un mejor día, y cerrando sus ojos para dormir en su compañía.
ESTÁS LEYENDO
Jayden.
Cerita PendekEscritos sobre Jayden e ideas a tener en cuenta. [Ignorar, por favor].