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Segundo día en el que Ran estaba encerrado y ya lo sentía una eternidad

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Segundo día en el que Ran estaba encerrado y ya lo sentía una eternidad.

Pero a ti, ya te habían dicho que al día siguiente volverías a cuidar la aldea, no ibas a poder estar mucho tiempo junto a Ran.

Eso te entristeció teniendo en cuenta que le habías dicho que estarías con el un tiempo.

Bajaste a lo más profundo del lugar, donde todos los demonios estaban encerrados, pasabas por los pasillos escuchando como aquellos demonios te hablaban obscenidades o golpeando las mismas celdas.

Hasta que llegaste a la de Ran.

— Hola... — saludas colocando enfrente de la celda

— Angelito, no, mejor dicho _____ — te dice el con una sonrisa.

— Tengo una noticia que darte...

— ¿Buena o mala? — pregunta Ran.

Apartas la mirada mordiéndote el labio inferior, no quería decirle.

— _____ no te muerdas el labio, si tanto quieres lastimartelo, dejalo a mi — canturrea el

— Verás... — dices nerviosa — No podré visitarte mas, mañana volveré a la tierra...

Ran guardo total silencio, para después escuchar como una risa sale de sus labios.

No sabia como reaccionar ante ello, todas sus oportunidades se habían ido a la mierda.

— Joder... — murmura el.

— Lo siento...

— Angelito acércate... — dice el mientras sacaba una de sus manos por los barrotes de la celda.

Dudas por un momento para luego acercarte a él, el demonio acariciar tu mejilla con su mano.

Ya no podré tocarte... — piensa el

— Acercarte más... — vuelve a susurrar.

Sin decir nada más te acercas a él, el demonios une sus labios en un beso necesitado.

Saca su otra mano para llevarla a tu mejilla y acercar más su rostro al tuyo profundizando el beso.

Sus lenguas jugaban una con la otra, en ese instante no querías parar de besarlo, pero tuvieron que hacerlo.

— N-no es correcto — te alejas tratando de recuperar el aliento.

— ¿Es por el ángel que te tomaba de la cintura como si fueras suya? — te pregunta el

— ¿Raziel?

— Qué nombre más asqueroso — escupe con asco.

— El... Es mi prometido... — murmuras casi audible

Ran guarda totalmente silencio, a pesar de que tus palabras casi no fueron escuchadas, al escuchar en un lugar silencioso hasta el más mínimo ruido se lograba escuchar.

— Yo podría ser un mejor esposo que el — oyes decir de él

— No entiendes...

— Entonces explicame... — su tono de voz cambió a uno demandante

— Pero...

— Ahora — te exige con autoridad

— D-desde antes que yo naciera, se nos crea un marido con el cual a cierta edad tendremos que procrear para tener descendencia, claro todo esto se decide conforme a la actitud de los ángeles y puestos para que cada vez los ángeles niños sean más inteligentes, Raziel es mi prometido, hasta hace poco me enteré... — explicas tranquila

— ¿Cuanto tiempo? — su tono de voz frío no desaparecía

— Un año más o menos... Raziel me dobla la edad, así que no puedo negarme ya que no es decisión mía, si no de Dios

Ran vuelve a guardar silencio y una sonora carcajada sale de sus labios que hace que se escuche por todo el lugar.

— Qué clase de vida de mierda tiene los ángeles — dice el entre risas

— Lamento si nuestras razas no son parecidos o costumbres, pero no había necesidad de decirlo así — dices firme

— _____~ estoy seguro que yo puedo satisfacerte mejor que el — te dice con un tono juguetón

— Me tengo que ir... — dices tratando de huir.

— _____, das un paso más y haré lo que sea para mantenerte atada y no puedas huir — amenaza el

Ahora tu soltaste una risa al escuchar sus palabras, hizo que el frunciera el ceño.

— ¿Qué es tan divertido?

— Si mal no recuerdo los demonios no pueden abrir las celdas, solo los ángeles — dices burlona

— ¿Entonces puedes abrir esto?

Guardas silencio al ver cómo habías dicho algo que no debías.

— Vuelve aquí angelito, necesitamos hablar... — dice el e hiciste caso

Aunque sabias que nada de lo que te dijera haría que cambiarías de opinión.

En cuanto te acercaste el saca una mano de entre los barrotes para tomar tu cintura y acercarte a él.

De no ser por los barrotes que no lograba destruir sus cuerpos estarían totalmente pegados.

Pasa la yema de sus dedos por tu clavícula y subir por tu cuello hasta tu mejilla, llevando la misma mano hacia tu nuca y acercar su rostro a tuyo.

Podías sentir su respiración contra la tuya, el acerca sus labios a tu oído para susurrate.

— Me encantaría probar que tan fuerte es el alma de un ángel, angelito abre esta celda y dejame descubrirlo...

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❝𝗣𝗿𝗼𝗵𝗶𝗯𝗶𝗱𝗮❞ 【Ran Haitani】-Yandere-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora